MY DEAR DESTINY LUZ - LUMITY -

Cap. 62 ☽

1 semana después.

—Por favor.

—No.

—Amity, por favoooooor.

—No, Luz.

—Por favor, por favor.

—No entiendo a que te refieres con que quieres mandarme mensajes cuando ya lo haces.

—Si lo hago, pero tú dijiste que únicamente te envíe uno cuando sea importante.

—Ajá. Solo cuando sea importante, de otro caso no puedes.

—¿Lo ves? Déjame mandarte mensajes cuando esté en el trabajo para preguntarte cómo va tu día. No te vas a arrepentir, lo prometo.

—No.— La contraria siguió negándose.— Y por si lo olvidaste, aún sigo indignada por haberle dado mi número a Willow y Gus.

La castaña rió muy sutil mientras tenía la vista en el volante y en frente.

—Vamos, Am. Lo hice para que establezcas más confianza con ellos y empiecen a acercarse mas. Ellos son geniales, ¿no te parece?

—No cuando Gus me dice "Y soporta" con un emoji de beso y Willow le sigue la corriente diciendo "No soportó" con otro emoji de esos.

Luz volvió a reír, pero esta vez sin mucho disimulo al ver la cara de indignación que tenía la ojiamabar en este momento.

—¿Lo ves? ¡Ellos son divertidos!

—De una extraña y única forma al parecer.

—¿Tú también les mandas emojis?

—No hay emoji que describa mi cara en esos momentos.

Rió aún más.— Yo se que te agradaan, si no fuera así no te estaría llevando a su departamento para que los visites.— Una sonrisa convincente aprecio en su rostro.

—Estamos yendo porque perdí una apuesta con ellos y tengo que cumplir porque siempre cumplo lo que digo.

—Oh mi Dios, ¿perdiste una apuesta?.— Giró su cabeza por unos mili segundos a ver a la ojiambar y ver como esta misma asentía.— ¿De que era la apuesta para que perdieras? Debió ser algo muy muy muy extremo para que lo hicieras.

—Bueno...

La empresaria se puso a recordar el motivo de su sorprendente perdida en una apuesta con esos dos chicos quienes le hablaban por mensaje cada que tenían tiempo.

La apuesta que la joven perdió fue evitar sonrojarse cuando Willow y Gus la empezaron a molestar de manera romántica con la ojicafe.

Sin duda alguna una apuesta muy fácil de ganar para las personas que propusieron el juego, aunque la pelimora se defendiera profundamente diciendo que el juego era absurdo y que ella se sonrojaba por todo.

Además de que no se lo contaran a Luz, porque si lo hacían estarían amenazador por ella de por vida.

—No lo recuerdo muy bien.— Era evidente que no se lo diría a la castaña.

—No te preocupes, me lo puedes decir cuando lo hagas.— Lo entendió.— Entonces, ¿puedo enviarte mensajes?

—No.

—Está bien, entiendo.

—Gracia-

—Entiendo que quieres que te ruegue hasta que digas que si y lo haré porque en verdad quiero hacerlo.

La ojiambar rodó los ojos.— Dije que no.

—¿Y si me lo gano?.— Buscó otra forma.

—Puedes intentar, pero no creo que lo logres.