Cap. 40 ꕥ

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Hice un pequeñísimo cambio en la edades, pero tranquilos eso no afecta nada en la historia.


. . . .


—T-tú...

La vista de Luz empezaba a ponerse borrosa y su cuerpo sentía debilidad causándole un desmayo.

—Luz, ¿Quién es?.– La mujer mayor salió y vió en la puerta a quien tenía en su frente.– ¿Amity?

Extrañamente se acercó un poco a la nombrada.– Ya veo porque Luz se desplomó en el suelo.– Dió una leve risa.– Aunque poniéndome en su lugar también estaría igual de asombrada, que hayas vuelto de tantos años luego de haberte ido sin decirle.

La ojiambar solo miraba a Luz tirada en el piso sin decir nada, no porque no tenga nada que decir para defenderse, sino porque sentía que era necesario hablar con Eda.

—No digas nada, mandona. Estoy a tu favor y sé porqué te fuiste. No te culpo.

Esto estaba empezando a ser demasiado incómodo para la menor.

Haciendo que lo único que quiera hacer en este preciso momento es en darse la vuelta en irse.

Pero no lo haría, ella no era ninguna cobarde.

—Sabes.– Volvió a hablar.– Ahora que te veo luces diferente.– Me miró de pies a cabeza.– ¡Exacto! Tu cuerpo y tu pelo.

Amity había vuelto a su antiguo color de cabello y su cuerpo había cambiado debido a que ya no estaba en estado de gestación y sin decir que ya no era una adolescente de dieciocho años.

—La última vez que me viste estaba embarazada.

—Ah si, ¿Y el-

—Sé lo que dirás, y ese es un tema es algo que debo hablar únicamente con Luz.– La interrumpió.
—Te pido que la levantes para poder hacerlo.

Eda alzó los hombros virando los ojos y tomó los brazos de la chica desvanecida para arrastrarla hasta llevarla dentro de la casa y echarla sobre el sofá.

La pelimenta se sentía aún más incómoda que antes al entrar luego de tantos años a la casa.

Ella realmente no quería estar allí.

—¿Y el bebé? Bueno, ahora que han pasado unos años ya no debe serlo, ¿y el niño?

—Está en la casa donde estoy quedándome, junto con mi asistente.

—¿Asistente?

Amity ya no quiso responderle y su vista se fue a Luz al ver que empezaba a reaccionar.

La ojicafé al abrir los ojos vió en su frente solo a Eda, por lo que al verla tocó su pecho y se mostró exaltada.

—Eda, tuve ese sueño otra vez.– Se acomodó para sentarse en el mismo sillón.

—¿Que sueño?.

—Ese en el que Amity regresa y...- Volteó a ver a su costado.– ¿¡Amity?! ¿¿Volviste?? No, no es cierto. Debo estar soñando. Eda pellízcame.

Eda hizo caso y la agarró del brazo con sus uñas y por lo visto las introdujo muy fuerte ya que la cara de Luz mostraba dolor.

—¡Auch!.– Se quejó.– ¡No tan fuerte!

—No perdamos tiempo, quiero hablar contigo.

—S-si, está bien. Por favor, déjanos solas.– Miró a la mayor y esta obedeció, marchándose al segundo piso.– ¿Y nuestro hijo?.– Veía a los lados buscándolo con la mirada.– ¿¿Dónde está??

 MY DEAR DESTINY LUZ - LUMITY -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora