Navegué en silencio por varias horas, sin hacer o decir nada. Limitándome a mirar el cielo y respirar profundamente para calmar mis nervios.
—¿Podemos hablar?—dije al aire, esperando ser escuchado.
Durante unos minutos sólo hubo silencio. Luego, la brillante figura de Zoë se manifestó junto a mí, sentada en la balsa abrazándose las rodillas.
"No hay nada de qué hablar"—murmuró.
Inhalé a conciencia, tratando de atenuar mi inquietud.
—Lo siento mucho—seguí de cualquier modo—. Dije cosas que no debí. Cosas que no creo. Estaba furioso, pero eso no justifica el haberte tratado como lo hice.
Ella miró al horizonte, sus pensamientos eran tan confusos como los míos.
"Yo también me disculpo"—dijo, finalmente—. "De igual forma, me arrepiento de mis palabras. Realmente creo que tu hambre de justicia es genuina, y deseo permanecer a tu lado para ayudarte a cumplir con tu objetivo"
Saqué a Contracorriente de mi bolsillo y me le quedé viendo en su forma de bolígrafo.
—Estabas sensible por lo de tu hermana—entendí—. No debí seguir empujando...
"Y yo debí haberos contado lo que sucedía, en lugar de arremeter en contra por tu ignorancia"
—Así pues, ¿amigos?
Me sonrió con cansancio.
"Por supuesto"
—Y... ¿no tenemos que volver a mencionar jamas el...?
"Definitivamente no"
—Sólo fue fruto del momento.
"Una liberación de estrés acumulado por medio del contacto físico"
—Perfectamente natural para el ser humano.
"Sin sentimientos románticos involucrados"
—Química cerebral pura y dura.
Nos reímos, pues supimos que teníamos razón. Compartíamos un mismo corazón, nuestras almas se habían hecho una, veíamos en el interior del otro.
Era paradójico, pues aunque peleásemos entre nosotros, seguíamos siendo nuestra única compañía constante, literalmente éramos el amigo más cercano del otro.
"Entonces, ¿qué planeas hacer ahora?"
—¿Respecto al Laberinto?
"Respeto a Annabeth"
Me quedé en blanco por un momento.
—Pues... no lo sé—admití—. A ella no le va a gustar ni un poco el enterarse de dónde fuimos a parar, y le gustará aún menos lo que tenemos que hacer para continuar con la misión.
"Peeeero..."
—Pero creó que si he de hacer algo... debe ser ahora.
"¡Eso es lo que quería oír!"
Negué con la cabeza, divertido.
—Eres imposible...
"Te lo agradesco"
Unas horas más tarde, la balsa me depositó en la playa del Campamento Mestizo. No tengo la menor idea de cómo llegué allí. En algún punto, el agua del lago se convirtió en agua marina. Las costas tan familiares de Long Island se dibujaron en el horizonte y un par de tiburones blancos salieron a la superficie y amistosamente me empujaron hasta la playa.
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Doce Desastres y Pecados
FanfictionSecuela de "El Éxodo de Hércules" El nuevo Mensajero de la Justicia continúa superando misiones conforme la cuenta regresiva hacia el gran final se acerca. Tras haber completado ya seis de los trabajos de su antiguo mentor, Perseus Jackson se ve en...