Cierva sagrada de Artemisa:

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De vuelta en el Plaza, Thalia me llevó aparte.

—¿Qué te mostró Prometeo?—preguntó.

Le conté de mala gana la visión que había tenido de la casa de May Castellan.

Thalia se frotaba el muslo como si recordase su antigua herida.

—Fue una noche nefasta—reconoció—. Annabeth era muy pequeña y no creo que entendiera gran cosa. Sólo captó que Luke estaba muy disgustado.

Contemplé Central Park por las ventanas del hotel. Hacia el norte ardían aún algunos pequeños incendios, pero por lo demás la ciudad parecía sumida en una pazanómala.

—¿Sabes lo que le pasó a May Castellan?—pregunté—. Quiero decir...

—Sé lo que quieres decir—atajó Thalia—. Nunca la vi sufriendo un... episodio de ésos, pero Luke me contó que los ojos le relucían y que decía cosas extrañas. Me obligó a prometer que nunca lo contaría. Cuál pudo ser la causa, ni idea. Si Luke lo sabía, no me lo contó.

—Hermes sí lo sabía. Por algún motivo, May vio una parte del futuro de Luke. Y Hermes comprendió lo que sucedería: que Luke se convertiría en Crono.

Thalia arrugó la frente.

—No puedes saberlo seguro. No olvides que Prometeo manipulaba lo que veías, Percy; te mostraba lo sucedido bajo la luz más desfavorable posible. Hermes quería a Luke. Eso lo percibí simplemente mirándolo a la cara. Y había ido allí aquella noche para ver cómo estaba May, para cuidar de ella. O sea que tampoco era tan malo.

—Aun así, no es justo—insistí—. Luke era un niño. Hermes nunca lo ayudó ni le impidió que se fugara.

Thalia se acomodó el arco en el hombro. Una vez más, me impresionó lo fuerte que se la veía ahora que había dejado de envejecer. Se intuía un halo plateado a su alrededor: la bendición de Artemis.

—Percy, ahora no puedes empezar a compadecerte de Luke. Todos tenemos alguna carga que sobrellevar. A todos los semidioses nos ocurre. Nuestros padres casi nunca están a nuestro lado. Pero Luke ha elegido mal. Y nadie le obligaba a hacerlo. De hecho...—Echó un vistazo al vestíbulo para comprobar que estábamos solos—. Me preocupa Annabeth. Si se presenta la ocasión en plena batalla, no sé si será capaz de enfrentarse a Luke. Siempre ha tenido debilidad por él.

Se me subió la sangre a la cara.

—También me preocupa—murmuré—. "El tonto se cree sabio, pero el sabio se sabe tonto". Quiero pensar que se portará como es debido, pero... no lo sé.

—Desde aquella noche, cuando abandonamos la casa de su madre, Luke ya no volvió a ser el mismo—dijo Thalia—. Actuaba de una manera imprudente y caprichosa, como si tuviera que demostrar algo. Después, cuando Grover nos localizó y trató de llevarnos al campamento... bueno, si hubo tantos problemas fue en parte porque Luke no tenía ningún cuidado. Quería pelear con todos los monstruos con los que nos encontrábamos. A Annabeth no le parecía mal. Luke era su héroe. Ella solamente veía que sus padres lo habían vuelto triste y sombrío, y se empeñaba en defenderlo siempre. Todavía lo defiende. Lo único que digo es que no debes caer en la misma trampa. Luke se ha entregado a Crono. No podemos permitirnos ser blandos con él.

Eché una ojeada a los incendios de Harlem, preguntándome cuántos mortales dormidos corrían peligro ahora por culpa de las funestas decisiones de Luke.

—Sé que tienes razón, el problema es explicárselo a ella.

Thalia me dio una palmada en el hombro.

Doce Desastres y PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora