El viento soplaba haciendo hondear mi cabello y ropaje. Sufría de un dolor inconmensurable sobre mi cuerpo mientras la Marca de Hércules lentamente se expandía.
Protuberancias óseas salían desde mis hombros, mis uñas se habían transformado en garras y mis dientes en colmillos caninos. Un pelaje animal había comenzado a crecer en mis piernas y el color de mi tatuaje se oscurecía progresivamente. Un collar con púas rodeaba mi cuello y cadenas sobresalían de mi espalda.
Una serie de agujeros oscuros en mi carne habían aparecido en mis brazos, hombros y pecho. De mi cintura colgaban un par de extraños amuletos de hueso y mi cabello se había alargado aún más.
Annabeth levantó débilmente la mirada, apenas consiente de lo que sucedía.
—¿P-Percy...?
—¿Qué... qué es eso...?—preguntó Grover, a punto de desfallecer.
"Es muy amenazante..."—murmuró Zoë.
—A partir de ahora es una pelea contra el tiempo—dije.
"¿Contra el tiempo?"
—Esta técnica otorga una abrumadora capacidad destructiva—expliqué—. Sin embargo, también me desgasta en la misma medida.
Todo se reducía a una sola pregunta.
¿Sería capaz de devorar a mi adversario? ¿O se me acabaría la fuerza antes de lograrlo?
—Este trabajo no puede ser revertido. Sólo se detendrá hasta que uno de los dos muera.
Annabeth me miró desde el suelo con ojos suplicantes.
—Percy... date prisa, por favor...
Crono me miraba fijamente, sonriendo con diversión mientras las llamas doradas bailaban sobre su cuerpo.
Me puse en guardia, apretando los puños.
Allí estaba yo, el Mensajero de la Justicia, usando el poder de la muerte, la oscuridad y las sombras para convertirme en un luminoso faro de esperanza.
Y también estaba él, el Señor de los Titanes, utilizando la luz, el fuego y la creación para sumergir al mundo en el caos y la penumbra.
Eramos opuestos absolutos, y aún así, ambos habíamos apostado nuestras vidas, exprimiendo nuestros cuerpos mortales hasta el límite para usar nuestro poder divino al mismo tiempo.
Podía sentirlo, el destino de toda la civilización occidental dependía de mí y mi fuerza. La existencia de dioses y humanos reposaba sobre mi espalda. Los sueños, esperanzas y expectativas de todos los semidioses vivían en mis puños.
Y mientras más me agobiaban las emociones de otros... ¡Más fuerte me volvía!
Alcé el puño derecho y tomé impulso, el suelo a mis pies de desgarró y tembló por la mera fuerza de mi movimiento.
—Aquí voy.
Ambos cargamos al mismo tiempo, con el Olimpo cayéndose a pedazos a nuestro alrededor.
"Por mis amigos"
"Por mi familia"
"Por el campamento"
"Por la justicia"
—¡¡Yo ganaré!!
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Doce Desastres y Pecados
FanfictionSecuela de "El Éxodo de Hércules" El nuevo Mensajero de la Justicia continúa superando misiones conforme la cuenta regresiva hacia el gran final se acerca. Tras haber completado ya seis de los trabajos de su antiguo mentor, Perseus Jackson se ve en...