Un dragón puede arruinarte el día entero.
Créeme, como semidiós he tenido algunas malas experiencias. Fui expulsado, herido por garras, incinerado y envenenado. Luché contra dragones de una cabeza, de dos cabezas, de ocho cabezas, de nueve cabezas, y del tipo que tienen tantas cabezas que si te detienes a contarlas estarás más que muerto.
Pero, ¿esa vez con el Dragón de Bronce? Pensé que era seguro que mis amigos y yo terminaríamos como carne molida y trozos de dragón.
La tarde comenzó bastante sencilla. Fue a finales de junio. Habían pasado dos semanas desde la Batalla del Laberinto, y la vida en el Campamento Mestizo estaba regresando a la normalidad. Los sátiros estaban persiguiendo a las dríades. Los monstruos aullaban en los bosques. Los a campantes se jugaban bromas entre sí, y Dioniso, convertía a todos los que se comportaban mal en arbustos. Cosas típicas de un campamento de verano.
Luego de la cena, todos los campistas se quedaron en el pabellón de la cena. Estábamos todos emocionados porque a la noche Captura la bandera iba a ser totalmente adictivo.
La noche anterior, la cabaña de Hefesto había logrado un gran golpe. Ellos lograron capturar la bandera de Ares–con mi ayuda, muchas gracias—lo cual significaba que esa noche la cabaña de Ares iba a estar sedienta de sangre. Bueno... ellos siempre están sedientos de sangre, pero esa noche especialmente.
En el equipo azul estaba la cabaña de Hefesto, Apolo, Hermes y yo, el único semidiós de la cabaña de Poseidón. La mala noticia era que por una vez, Atenea y Ares–ambas cabañas de dioses de la guerra—estaban en nuestra contra en el equipo rojo, junto a Afrodita, Dioniso y Deméter. La cabaña de Atenea tenía la otra bandera, y Annabeth era su capitana.
—Oye, sesos de alga.
—¿Dejarás algún día de llamarme así?
—Sabes que te gusta—me dio un empujoncito con el hombro. Era un gesto cariñoso, pero como vestía una armadura griega completa fue un tanto doloroso.
Sus ojos grises brillaron bajo el casco. Su coleta igualmente gris se curvó sobre uno de sus hombros. En las raíces del cabello ya se volvía a asomar tímidamente el pelo rubio que había perdido tras sostener el cielo.
—Es difícil para cualquiera lucir linda en armadura de combate—le dije—. Pero, de alguna forma lo lograste.
Me sonrió.
—Te diré una cosa—bajó la voz—. Vamos a aplastarlos esta anoche, pero si te buscas un sitio seguro (como el flanco derecho, por ejemplo), me aseguraré de que no te pulvericen tanto.
—Vaya, gracias—le dije—. Pero voy a jugar para ganar. Y para hacerlo divertido, no habrá fuerza hercúlea de por medio.
Ella sonrió.
—Nos vemos en el campo de batalla.
Ella regresó con sus compañeros de equipo, quienes reían todos y chocaban los cinco. Nunca la había visto tan feliz, como si su oportunidad de derrotarme fuera lo mejor que le hubiera pasado en la vida.
Beckendorf caminó con su casco sobre el brazo.
—Me sigue pareciendo increíble que ustedes dos salgan—dijo—. Era tan obvio que se gustaban. Ya se habían tardado.
—Sí, era tan obvio...—mascullé—. Se notaba especialmente por como le gustaba usarme como blanco de prácticas.
—Ellas siempre hacen eso. Cuando una chica comienza a intentar matarte es cuando sabes que ve algo en ti.
—Tiene mucho sentido...
Beckendorf se encogió de hombros.
—Yo sé de estas cosas. Asumo que verás con ella los fuegos artificiales.
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Doce Desastres y Pecados
FanficSecuela de "El Éxodo de Hércules" El nuevo Mensajero de la Justicia continúa superando misiones conforme la cuenta regresiva hacia el gran final se acerca. Tras haber completado ya seis de los trabajos de su antiguo mentor, Perseus Jackson se ve en...