—Odette —una voz conocida, a la vez calmada susurró mi nombre a lo lejos—. Odette, hermanita preciosa, despierta, es hora de levantarse… —gruñí con molestia y agarre la sábana para cubrirme con ella hasta que mi cuerpo no fuera visible—. Despierta o Raphaël vendrá con un cubo de agua fría.Abrí los ojos de par en par y me senté en la cama en un santimen. No quiero que Raphaël me bañé con agua fría, ya pasó una vez y no quiero volver a experimentarlo. Mucho sufrimiento.
—¿Por qué carajos me despertaron? —le pegué con el puño a la cama—. Les he dicho a absolutamente todos los que viven en esta casa que cuando estoy durmiendo no quiero que nadie me despierte. No importa si se está acabando el mundo o hay una guerra, no me despierten. ¿Son imbéciles o qué?
Pregunté irradiando enojo por mis ojos. La habitación se encuentra vacía, busqué con la mirada a quien me despertó, Raden está sentado a mi derecha en la cama. Le dí atención a la luz desagradable que mis ojos no podían soportar, las cortinas están abiertas…, dando justo en mi rostro.
Las cortinas están abiertas…
—¡¿Quién carajos abrió las cortinas?! Malditos simios. ¿No he repetido bastantes veces ya que mis cortinas se mantienen cerradas siempre? ¡Parecen unos retrasados de mierda! No me gusta despertar y ver la luz del bendito sol inundar mí habitación, y peor, fastidiarme el día con su luz —masculle enojada. Alze las cejas esperando una respuesta que diera razón del por qué de mis cortinas estan abiertas de parte de Raden.
Estaba más que enfurecida, no me gusta que en mi habitación entré la luz, por ello cuento con unas largas cortinas oscuras, al igual que mantengo las ventanas siempre cerradas, ocultando toda luz externa. Raden me miró, sonrió inocente, se puso de pie, caminó lentamente hasta los sofás del frente, se sentó, y me observó nervioso.
—Primero que nada, solecito, cálmate un poco, respira conmigo —intentó calmarme alzando las manos al aire y cerrando los ojos respirando hondo.
Me mojé los labios con fuerza.
—No voy a calmarme, Raden, así que déjate de rodeos y hablá de una buena vez.
—Ok, ok, pero no te enojes —rode los ojos—. Fue Raphaël el que abrió las cortinas, yo fui el que te despertó —iba a replicar, pero levantó la mano deteniendome—. Antes de que digas algo, te desperté porqué papá quiere verte.
—Y una mierda. Ustedes mejor que nadie saben que mis cortinas siempre están cerradas y que cuando duermo no me gusta que me despierten, si venías y me despertabas estaba bien, pero, ¿por qué abrir las cortinas?
Amarré mi cabello en una coleta mal hecha y me puse de pie. Las finas telas de seda que llevaba como pijama se acomodaron en mi cuerpo en cuenta estuve de pie instaneamemte.
—Eso pregúntaselo a Raphaël —se encogió de hombros desinteresado.
Cerré los ojos y suspiré. Está es una conversación muy tonta, no llegaremos a nada.
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Entre Líneas © [Borrador]
RandomUna chica en una misión. Un cuerpo. Las cosas salen mal. Un guapo desconocido ebrio y drogado con complejo de fuckboy. ¿Qué tan mal podría ponerse esto? A Odette, hija del Boss de la mafia francesa, le asignan vigilar y recolectar información de un...