Capítulo 22 | Es ahora o nunca.

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N/A: ¡Capítulo largo!

Después de haber salido de la mansión de Drystan, rodeados de 6 camionetas negras cargadas con sus hombres, el transcurso hasta el muelle duró casi una hora, ya que los puertos donde se encuentran los yates queda lejos de la mansión

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Después de haber salido de la mansión de Drystan, rodeados de 6 camionetas negras cargadas con sus hombres, el transcurso hasta el muelle duró casi una hora, ya que los puertos donde se encuentran los yates queda lejos de la mansión. Durante todo esos minutos, condenadamente eternos, cada uno se mantuvo en silencio, por mi parte observando por la ventana del Jeep y Drystan conduciendo en silencio con la expresión sombría.

Es característico que la expresión de Drystan siempre este sombría y dura.

Al llegar al muelle, muchos barcos de pesca junto con otros de diferentes tamaños y muchos yates se encontraban fondeados en el mar al lado del muelle de acuerdo a sus subdivisiones, todos separados unos de otros de una distancia considerable. A donde miraras ves yates, te diriges por la derecha hay barcos, por la izquierda hay yates. En todas las direcciones se encuentran.

Me bajé primero del Jeep por petición de Drystan ya que se ofreció a llevar las maletas de los dos en las manos, lo oí cerrar el Jeep y hablar con sus hombres a mis espaldas mientras yo miraba los yates para nada lujosos frente a mi. Lujosos les queda poco, son majestuosos y grandes, muy grandes. Este no es un muelle cualquiera.

Moví los tacones comenzando a caminar con mi pequeño bolso colocado en mi brazo izquierdo para admirar más de cerca los yates de diversos colores y tamaños. Eran unas locuras asombrosas a mi vista. He de admitir que me han dejado sorprendida.

Giré la cabeza para mirar a Drystan y lo ví hablando a unos pasos de mi con un marinero que estaba dentro de un yate que tiene una altura extravagante y es de 4 pisos. Seguido le entregó las maletas al marinero y se giró para caminar hacia mi.
Al llegar junto a mí, sus hombres nos rodearon por completo en un círculo.

—Todo listo, es tiempo de irnos —detuvo sus pasos a dos pasos de mi.

Hundí las cejas.

—¿Nos iremos en ese elefante solo por 3 días? ¿No crees que es un poco exagerado? —señalé al yate con un dedo y luego giré los ojos.

—No importan los días que sean, nos iremos en ese yate. Además, queda corto para el que planeaba irnos —Drystan habló como si se esperara esa reacción de mi parte.

Me crucé de brazos dispuesta a no hacer lo que él decía.

—No me subiré a esa bestia.

—Con o sin tu consentimiento te subiré al yate, solo no hagas que sea difícil —metió las manos en los bolsillos de sus pantalones y me miró con cierta arrogancia.

—¿No podemos irnos en otro? Considero que ese yate es mucho para 3 días.

Mis palabras parecieron hacerle pensar unos segundos, luego chisto con la boca y miró para otro lado.

—Está bien. Elige uno de los de la fila y nos iremos en ese.

Eso me dejó confundida.

—¿Cómo que "elige uno"? ¿No tenemos que alquilarlos para usarlos?

Entre Líneas © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora