Capítulo 9 | Me sangra la cabeza.

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Mis botas negras hasta las rodillas resuenan mientras bajo las escaleras de la mansión

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Mis botas negras hasta las rodillas resuenan mientras bajo las escaleras de la mansión. Segundos después entro por la puerta del gran comedor y a los únicos que veo sentados son a Raden y Raphaël.

—Buenos días, Dette —me saludo Raphaël sonriendo mientras le juntaba mermelada a su tostada de pan.

—¡Buenos días, solecito! —se apresuró Raden a girar su rostro hacia mí sonriendo alegre.

Sonreí y tome asiento un puesto después de la cabeza del comedor, junto a Raphaël.

—Buenos días, chicos. ¿Y mi padre? —empece probando un poco de jugo.

—Paulina me informó que mi padre le dijo que nos dijera que les surguieron unos asuntos importantes que requerían su presencia en la empresa principal —contestó Raphaël antes de morder su emparedado.

Asentí y me limité a desayunar como ellos dos.

Después de salir de la oficina de mi padre y terminar hablando con mis hermanos, el resto de la noche la pasé con ellos, charlando, jugando a la play, haciendo bromas e incluso hicimos una maratón de películas en la sala de cine viendo la saga de Como entrenar a tu dragón.

Cómo amo esa saga.

A la mañana siguiente, o sea, ahora mismo, estamos los tres desayunando mucho mejor que ayer por la mañana. Mientras estuve con ellos anoche logré olvidar por unas horas el compromiso y todo. No sé que será lo que haré hoy. Mi padre no ha dicho nada sobre el compromiso, no tengo por qué cerrar mi vida por eso.

¿Qué debería hacer?

Es más, para mí es mucho mejor si me dejan en paz por unos días con respecto al compromiso, aunque mi padre ayer mencionó que la boda sería en 4 días.

Observo cómo Paulina, la jefa de cocina, entra al comedor y se planta a mi lado con la cabeza inclinada.

—¿Tienes algo que decirme? —pregunte.

—Si, señorita —alce las cejas esperando lo que tenía por decirme—. Le vengo a informar que tendrá que asistir a la dirección que su padre le envió por el celular sin negaciones.

Fruncí las cejas y mire a los chicos que se encuentran igual de confundidos que yo.

—¿Por orden de quién?

—Órdenes del señor Alastair. 

—Entiendo.

La jefa de cocina se perdió de mi vista en segundos.

—¿Irás? —preguntó Raden, volviendo a comer su desayuno.

—Sí. Supongo que son asuntos del compromiso.

Nadie dijo más nada y se concentró en comer su desayuno tranquilamente. Mis hermanos acordaron no involucrarse en todo lo que tuviera que ver con el compromiso y la boda, pero si llegaba a pasarme algo a mí si tomarían cartas en el asunto. No me negué, tampoco quiero que ellos le den demasiada importancia a este matrimonio falso. Claro está que ninguno de los dos ha estado relacionado con nuestro padre desde el anuncio del compromiso, puedo decir que, aunque sepan la razón detrás del compromiso aún no logran dejar de sentir ese pequeño resentimiento hacia nuestro padre y la decepción de habernos mentido por supuesto. Que tú padre te mienta sobre algo importante para ti y a la vez realicé cosas que jamás pensaste hace que tus emociones se choquen sin previo aviso.

Entre Líneas © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora