—Entiendo. ¿Y cuánto tiempo estarán con nosotros?Comencé a acariciar mis manos nerviosa por la respuesta que saldría de la boca de mis tíos, temía que me dijeran lo que no quería escuchar. Mi tío Lancelot alzó las mejillas en una sonrisa, sonrisa que fue total alivio para mí, pues me dijo la respuesta que anhelaba ver.
—Unos meses, mientras resolvemos el asunto por el cual tu padre nos contactó e interrumpió nuestros viajes —mi tía Yvette se encargó de responder a mi pregunta con un tono de voz relajado—. El tiempo todavía no está definido.
Mi pecho se hundió en la decepción, no quiero que vayan y me dejen sola otra vez. Los extrañe tanto durante estos 7 años de su ausencia que ahora que los vuelvo a ver no quiero que se vuelvan a ir, no lo deseo.
—Pero no pongas ese rostro, gaviota mía. Vine para pasar tiempo contigo, princesa, no para que te adelantes con esos pensamientos —fije mi atención en mi tío, quien se puso de pie y se acercó hasta mí. Acuno mi rostro en sus manos y depositó un beso en mi frente—. ¿Disfrutaremos todo el tiempo que tengamos sin esos pensamientos feos como el vino que tu padre me ofreció hace unas horas, de acuerdo?
Inevitablemente las risas de todos no hicieron falta para inundar la sala, menos la de mi padre que gruñó en respuesta.
—Es uno de los mejores vinos de Europa, Lancelot, deberías estar honrado por haberlo probado y visto —mi padre se puso de pie mirando mal a mi tío Lancelot.
Los dos son el combo perfecto, no, los tres contando a mi tía Yvette. Con la diferencia que mi padre es el más pasivo y el que solo observa sin comentar nada hasta que se meten con él y ahora mi tío lo hizo.
Recuerdo que siempre estaban discutiendo por cualquier tontería, en especial mis tíos y mi padre solo se divertía en silencio mientras los observaba. Yo también lo hacía, y no negaré qué sus peleas eran muy divertidas, porque eran meramente buenas, sin malas intenciones o problemas de fondo.—Ya lo probé en un evento y terminé con el estómago mal. Hice la excepción por ti, hermano, por los años que he faltado —mi tío se colocó a mi lado y me rodeó los hombros con un brazo para después sonreír y comenzar a caminar hacia la puerta—. Vamos, gaviota. Hablar me da hambre. ¿No tienes hambre, Yve? —se giró antes de abrir la puerta—. Vamos, Alas, y mueve el trasero, Yve. Este cuerpo espléndido necesita comida.
«Alas». El diminutivo que mi tío Lancelot le sacó al nombre de mi padre, llamarlo por ese nombre es como una humillación para mi padre, ya que según él, «Alas» no tiene sentido, que no tiene alas de ángel y que suena muy infantil. No le gusta las cosas sin sentido ni lo infantil, mucho menos cree en los ángeles.
Mi tía se limitó a reír en silencio mientras nos seguía por detrás, mi padre también lo hizo, gruñendo, pero lo hizo.
—¿Comeremos aquí o en otro lado? —pregunté mirando a mi tío.
ESTÁS LEYENDO
Entre Líneas © [Borrador]
RandomUna chica en una misión. Un cuerpo. Las cosas salen mal. Un guapo desconocido ebrio y drogado con complejo de fuckboy. ¿Qué tan mal podría ponerse esto? A Odette, hija del Boss de la mafia francesa, le asignan vigilar y recolectar información de un...