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—Es hora, señor Kim.— asintió con nerviosismo a lo dicho por la beta detrás de la puerta, apresurandolo, provocando que el miedo y la incertidumbre fueran más fuertes de lo que ya lo eran en su cuerpo.

— Enseguida salgo — respondió dándose prisa en colocarse la ropa que debía usar ese día.

Una vestimenta que le incomodaba pero que era la que debía usar de ahora en adelante como le indicaron el abogado y la señorita que llegó con ellos. Apesar del temblor en sus manos se apresuró a colocarse el pantalón de vestir al igual que la camisa blanca holgada que evitaba que su vientre se mostrará en su esplendor, acompañado de un abrigo largo color café, que cubría su cuerpo completo, sin corbata.

Comprendía que debía usar vestimenta cómoda y elegante para la reunión que iba a presenciar.

Una vez colocado el abrigo sobre su cuerpo salió del baño, apresurando sus pasos se vio a través de espejo observando su figura; su vestir y lo extraño que se veía. Su reflejo le mostraba a alguien completamente diferente a quien era normalmente.

Ropa elegante de pies a cabeza como aquel día en que se casó, solo que ahora no traía ninguna joya costosa de la familia sobre su cuerpo, esta vez era más recatado y sencillo. Más de negocios como le indico el abogado, nada ostentoso ni extrabagante cómo se esperaba de un Min, prefería la sencillez y una ropa cómoda de uso cotidiano, vestimenta que le daba comodidad en su embarazo y con la que se pudiera sentir más cómodo y libre al cominar.

Sus prendas de vestir no fueron sustituidas cuando se casó, prefirió seguir con su ropa habitual y rechazar el estrenar un armario lleno de ropa de marca como le indicaron que podía comprar, y quizás ahora debía adquirir para ir a esas reuniones a las que estaba obligado a asistir. No tenía opción ciertamente dado que las clausulas estipulaban que debía ser él el presidente de unión, ¿Cómo? No sabía y esperaba no cometer demasiados errores.

No sabía nada de negocios, ni de administración o finanzas, nada de lo que se requería para ser un Ceo dentro de una empresa. Más aún tenía miedo de la reacción que pondría Yoongi y su familia. ¿Qué cara pondrían todos? ¿Se enojarían ante su presencia? ¿Cómo lo tratarían de ahora en adelante? Si bien, no lo trataban mal en esa casa se sentía incómodo estando con ellos, juntos, dado que no tenían las misnas costumbres ni la misma forma de pensar. Ahora no podría saber que iban a tratarlo o si lo dejarían tomar el cargo que le fue impuesto.

Aún no lograba comprender cómo fue que la matriarca Min lo nombró a él presidente de unión cuando no se conocieron en ningún momento. Nadie dentro de la familia Min sabía de su existencia y Yoongi fue muy estricto en evitar que alguien supiera de su existencia, nadie sabía nada de él ni de su matrimonio a diferencia de su familia y de la familia cercana de Yoongi.

Le intrigaba saber cómo fue que la abuela Min supo de su existencia, la forma y razón por la que supo de él, ¿Alguien más sabía de su existencia? ¿Estaba en peligro por eso? 

Cosas malas se escuchaban de la familia Min en general y temía ser el blanco del peligro ahora que supieran de él y de lo que significaba su presencia en los negocios.

— Tenemos que irnos, señor Kim. — avanzó despacio evitando pisar y resbalarse por el mármol del suelo ante el nerviosismo que sentía.

Colocó las palmas de sus manos sobre su vientre tomando fuerzas suficientes para dirigirse al lugar al que debía ir.

Bajó las escaleras siendo seguido por el abogado, su colega y la señorita que llegó con ellos, siendo la misma que le explicó que debía agregar a su guardarropa prendas formales así como accesorios que le servirían para cuándo su embarazo fuera más notable y tuviera que ir a la empresa.

Se tranquilizó un poco al reconocer a Taemin al pie de las escaleras enfundado en un traje negro de pieza completa, como la primera vez en que se conocieron, perfectamente peinado mostrando su imponencia mientras lo esperaba bajar.

— Señor Taehyung.— le saludo apenas se colocó a su lado. — Por órdenes superiores se estarán agregando cinco guardaespaldas más para su protección.

— ¿Cinco? — interrogó sorprendido ante ello no sabiendo como reaccionar.

Cinco guardaespaldas eran demasiado para su cuidado. Con Taemin estaba bien.

— Así es señor Kim, es para su protección y la del futuro heredero de los Min, su cuidado y resguardo es de suma importancia para todos.— explico el abogado con paciencia.

Ciertamente no podía objetar nada sabiendo que eso estaba fuera de sus manos.

Evito preguntar más respecto avanzando a la salida de la casa siendo seguido por más gente de la que le hubiese gustado, sintiéndose expuesto y para nada cómodo con la situación.

Prontamente tendría de frente a la familia Min y todas aquellas personas accionistas de la empresa sobre él, exigiendo explicaciones de las que carecía. No había forma de explicar cómo fue que sucedió todo eso, ni mucho menos explicar cómo llego hasta ahí.

Demasiados sucesos en menos de un año que temia lastimar a su bebé, perjudicar su desarrollo por todo el estrés que le estaban ocasionando. Por cada nuevo suceso que lo arrastraba aún más dentro de la familia Min, más a su esposo, al hombre que le causaba incertidumbre cada día.

El viaje a la empresa Min fue, tal vez, más largo y corto al mismo tiempo, un recorrido desconocido por calles y avenidas que nunca piso y con las que debía familiarizarse de ahora en adelante. Edificios enormes que solo veía en la televisión e internet, la urbanización haciendo explendor de máximo potencial.

Jamás llegó tan lejos en sus paseos o viajes de entregas, hombres y mujeres en trajes y ropa formal en las banquetas, coches de lujo y negocios que solo vio a través de imágenes.

Nada comparado a lo que rodeaba el hogar de su familia, igual de imponente y elegante que la mansión en la que vivía pero que no le transmitía comodidad, demasiado lujo y negocios que se sentía fuera de lugar.

— Señor, ¿Desea entrar por la puerta principal o pasar desapercibido ante los medios?

¿Tenía opciones?

Eso no se lo espero pero lo agradeció inmensamente.

— ¿Puedo hacerlo? — deseaba poder entrar de una manera normal y sin tener a gente mayor inclinándose frente a él, no se sentía fuerte para soportar las cámaras o preguntas incómodas de los periodistas.

— Claro, utilizaremos la entrada reservada y exclusiva para usted.

— Gracias.

La camioneta que iba adelante de ellos desvío su camino a lo que le siguieron ellos y la otra camioneta detrás de ellos, demasiado llamativo.

El estacionamiento subterráneo fue donde apartaron los autos, siendo escoltado por betas y alfas grandes y fortachones que se intimidó al verse rodeado de gente desconocida y peligrosa. Taemin inmediatamente se colocó a su lado guiando el camino, al menos era al único que le tenía confianza.

La entrada al ascensor fue silenciosa e incomoda dado que entraron diez personas en él, la caja metálica, incluso, era elegante y bastante ancha para que todos entrarán sin estar amontonados.

Esperaba que las cosas sucedieran con tranquilidad y calma. No quería problemas con su esposo y su familia.

MORDIDO POR ERROR♣ Yoontae♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora