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El trabajo en la oficina incremento aún más de lo que hubiese imaginado; la división de la corporación no era cosa sencilla comparada a la forma en la que se expresó en papel, especialmente el área que le toca entregar; documentos que firmar, contratos, contactos y demás que pasaban a manos diversas en menos de veinticuatro horas. La separación de los bienes fue, quizás, más dura físicamente de lo que podía aguantar, horas enteras en la oficina tomando llamadas y firmando papeles que poco a poco bajaban de la enorme pila de su escritorio y con ello la tranquilidad de saber que cada minuto que pasaba la llevaba al descanso mental y la presión disminuía.

Las mañanas eran estresantes con juntas y reuniones con la incertidumbre de lo que iba a ser la empresa y con el presidente de unión que su abuela dejo, alguien que nadie conocía o desconocían de quién se tratase, quizás había alguna cláusula que se revelaría hasta el mismo día, no lo sabía, su abuela dejo sorpresas para todos y de muchas formas que era difícil predecir alguno de sus movimientos.

Nadie conocía al nuevo presidente de unión y le inquietaba conocer a la persona que fue elegida por su abuela.

Pocas horas para saber quién era el susodicho, la junta de mañana mostraría al nuevo presidente y persona designada para resguardar los bienes de su abuela, mismos que pasaron a su padre y tío; quien esté último le sorprendió sobremanera porque de todos sus tíos era del que menos esperaba algo, le sorprendió saber que declinó la primer oferta en el testamento y optó por seguir con el legado de la familia, conocía cosas innombrables de él que aún le costaba asimilar y está era una de ellas. Creyó que el primero en proponer que los bienes se dividieran sería él, el primero en romper lazos familiares y empresariales, más no ser el único de sus tíos en declinar la oferta y fusionar sus bienes con los de su padre para seguir con el cimiento Min. Le inquietaba de sobre manera pero nada podía hacer al respecto porque fue decisión de su abuela y la de su propio tío y debía respetar aquello, solo esperaba no llevarse una sorpresa.

Tomó la carpeta con los documentos importantes saliendo de sus oficina, sus tacones resonando en cada paso dado haciendo eco ante el silencio del piso, los escritorios vacíos y la poca luz daba un aspecto solitario y silencioso de lo que podían ser las oficinas principales del edificio que, gracias a dios, quedó en manos de su familia. Trabajo mucho en mantener y sacar adelante ese edificio departamental; mismo que su padre confío en sus manos y su hermano apoyo.

Al menos su esfuerzo seguiría en su familia.

Tomó el ascensor yendo al único departamento que le faltaba por entregar las correcciones y algunos anexos, al llegar al piso correspondiente salió del elevador con calma y cansancio; eran más de las doce de la noche por lo que solo los guardias de seguridad se encontraban rondando los pisos del edificio.

Los ventanales dejaban ver la agradable vista nocturna de la ciudad, llena de luz apesar de que era noche.

El escritorio de Lee era uno de los que más documentos tenía por ser el jefe del área que estaba buscando, por lo que dejó de la carpeta hasta arriba de la pila de documentos asegurándose de que fuera lo primera que viera al llegar al trabajo, su asistente era la que se encargaba de ir o solicitar los documentos correspondientes según el área pero ya era demasiado tarde como para que siguiera en la oficina por lo que le tocaba hacer ese trabajo, además de que al ser muy noche le daba tiempo de caminar sin preocupaciones por el edificio.

Avanzó un par de pasos deteniéndose inmediatamente cuando un sonido extraño llegó a sus oídos, alertando a su alfa de que algo o alguien se encontraba ahí, a esa hora de noche. Agudizó sus sentidos percatandose de un aroma familiar, un aroma dulce que ya conocía pero que no recordó de dónde, más aún era potente para su nariz.

MORDIDO POR ERROR♣ Yoontae♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora