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La curiosidad carcomia todo su ser alterando su organismo y los pensamientos  razonables que pudiese tener.

No se sentía capaz de ignorar la curiosidad que pica en todo su cuerpo y que altera sus decisiones y acciones.

Se siente confundido por la curiosidad que no lo deja en paz y por la forma en que maneja sus emociones, la razón del porque terminó ahí. Siendo presa de lo que pudiese salir mal.

No lo entendía.

No sabía porque estaba haciendo las cosas de esa forma o porqué simplemente llegó a esa dirección sin hablarlo con su esposo primero.

Aunque tampoco tenía la valentía suficiente para hablar con él o de comentarle siquiera que su tío fue hace dos días a su casa y habló con él.

No se atrevía a comentarle nada porque de cierta manera tenía miedo de como pudiese reaccionar y de aquello que podía encontrar en ese lugar.

No iba solo, tenía a sus guardaespaldas acompañándolo en cada momento y confiaba siegamente en Taemin y en que el hombre lo protegería si llegase a suceder algo que pusiera en peligro su vida y la de su bebé.

La curiosidad pasó a segundo plano entre más avanzaba el vehículo y las calles limpias y adoquinadas iban quedando atrás.

Las viviendas y negocios dejaron de apreciarse dejando una vista sombría y poco habitable; las calles pedregosas con fachadas sucias y malgastadas por los años era lo que predominaba entre más  avanzaban.

Incluso sintió escalofríos al ver las calles solas y el atardecer avanzando sobre sus cabezas.

Buscó a Taemin con la mirada buscando la seguridad y confianza que necesita para seguir avanzando.

La mirada contraria le mira con tranquilidad apesar de que sabe puede sentir su miedo. Sabe que el auto se está llenando con sus fenómenos de miedo y del embarazo, poniendo alerta a todos sus acompañantes.

Siendo mala idea el optar por ir en una sola camioneta para no llamar la atención.

Los guardaespaldas a su lado lo intimidan un poco pero se recuerda que es por su bien y más ahora al ver que no se dirigen a un lugar seguro.

— Es a una cuadra de aquí.— Informa el chófer en voz baja señalando suavemente con la cabeza.

Observa detenidamente las pobres casas del alrededor, sintiendo lastima y remordimiento por las condiciones en las que la gente vive.

Algunos niños juegan descalsos sobre la tierra ignorantes de su precaria situación, algunos otros dejan ver las cicatrices y moretones de golpes que portan en su cuerpo y rostro.

Omegas que se pasean por las esquinas de las casas esperando que algo o alguien les ofrezca algo de comer.. la ropa en ellos hace que se le parta el corazón al saber que es lo que buscan algunos.

Se asusta cuando de repente dos Omegas mujeres y dos Omegas varones rodean el auto, los coqueteos son evidentes a todos sus guardaespaldas que apesar de eso no se inmutan.

Los vidrios aún siguen arriba pero escucha perfectamente todo lo que dicen, le entristece pensar que esa es la única forma en la que ganan el dinero y su comida. Y que tal vez sea ese el destino de los niños que ahí viven.

—  Usted conoce a la familia Choi. — escucha preguntar a Taemin desde el asiento del copiloto.

— ¿Choi? — El Omega trata de ver por el pequeño espacio que se hizo al bajar la ventana.
— Vaya.. otra vez se metió en problemas.— escucha susurrar al Omega pelinegro llamando tu atención

MORDIDO POR ERROR♣ Yoontae♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora