Capítulo 12

6.7K 240 2
                                    

PEDRI

Reconozco que tras el casi beso con Alma me había costado más de lo normal quedarme dormido, a pesar de esto me había puesto las alarmas para levantarme a entrenar, le había prometido a Xavi que no me descuidaría estas semanas y así lo haría.

Tras la petición de Alma de que sea la primera persona en probar todo lo que cree, había hecho una llamada a la nutricionista del barça, le había explicado por encima la situación y le había dicho que no iba a poder llevar del todo la dieta que teníamos programada para esa semana, no quería mentirle, al fin y al cabo cuando volviera la semana siguiente tenía que volver a pasar el control y se daría cuenta.
No le hizo ni una pizca de gracia, pero al menos me agradeció que fuese honesto.

Tras esto hablé con Felipe, uno de nuestros preparadores físicos y le comenté más de lo mismo, me dijo que me mandaría al mail una serie de ejercicios extra que debía de incluir a mi rutina, así que ahora estaba en el pequeño gimnasio que tenía esta casa acabando de hacer la rutina que me había mandado, lo que no me esperaba era encontrarme a la responsable de que estuviera aumentando mi sufrimiento en el gimnasio entrando por la puerta a estas horas.

Alma llevaba un conjunto azul con toques rojos y se veía tan guapa con su pelo recogido, esa cara aún adormilada y con esos colores... esos colores me transportaron directamente al Barça, al Camp Nou y a todo lo que no podía contarle aún, a la razón por la que era mejor que lo nuestro no avanzase más y que se quedara igual que como estaba.

Alma sonrió al llegar hasta mi lado y me dio los buenos días, notaba que quería hablar conmigo, pero simplemente le hice un gesto con la cabeza a modo de saludo y subí el volumen de la música en mis auriculares para ignorarla.

Me quedaban solo 4 repeticiones y acabaría, así que hice un esfuerzo terrible por evitar mirarla, aunque de vez en cuando se me iban los ojos hasta donde estaba estirando.

Sabía que la había tratado mal, pero no podía hacer otra cosa, si se me acercaba así con esa sonrisa perfecta, no sé hasta qué punto podría mantener mi autocontrol y no besarla como había querido hacer durante todo el día de ayer.

Acabé la serie que me faltaba y empecé mis estiramientos cuando vi que Alma había terminado los suyos, así evité estar muy cerca de ella.
Cuando acabé ni me despedí, simplemente la dejé allí corriendo en la cinta y salí lo más rápido que pude y fui directo a la ducha.

Dejé que el agua resbalase por todo mi cuerpo, cerré los ojos con fuerza mientras sentía las gotas de agua tibia caer sobre mi cara, mantuve mis labios entre abiertos para poder seguir respirando con normalidad, necesitaba despejarme, se suponía que había subido al gym precisamente a eso.

Alrededor de las 10 de la mañana ya estaba listo, bajé a la cocina a por algo para desayunar, para mi sorpresa Fer ya estaba despierto y cocinando.

—Buenos días.—Me acerqué para abrazarle.

—Buenos días, ¿qué tal has dormido?.— Me preguntó serio. Fer sabía que a veces me costaba dormir y se preocupaba mucho por mi.

—No muy bien la verdad.—Preferí ser honesto a intentar mentirle, era mi hermano mayor y me conocía mejor que nadie así que era imposible ocultarle nada, o bueno, casi nada.

Fer hizo una mueca pero no siguió insistiendo con el tema lo cual agradecí.

—Huele muy bien, ¿qué estás haciendo?.—le pregunté mientras me acercaba un poco más al fuego para intentar descubrir qué hacía.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora