Capítulo 28

5.6K 213 5
                                    


ALMA

Cuando desperté ya no había ni rastro de Pedri, recorrí toda la casa en su búsqueda, pero solo me encontré una caja pequeña con una nota encima:

Levanté la nota de la caja y procedí a abrirla con cuidado, allí me encontré con una camiseta azul con rayas rojas, tenía el escudo que ya reconocía, me impactó un poco el tacto de la tela, ya que era bastante más suave de lo que imaginaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Levanté la nota de la caja y procedí a abrirla con cuidado, allí me encontré con una camiseta azul con rayas rojas, tenía el escudo que ya reconocía, me impactó un poco el tacto de la tela, ya que era bastante más suave de lo que imaginaba.
Repasé con los dedos el bordado del escudo con cuidado y le di la vuelta a la camiseta, en la parte trasera había un número 8 enorme en amarillo y encima del mismo ponía "Pedri" en el mismo color.
Pasé los dedos por el relieve como si se tratase de la prenda más delicada que había palpado en toda mi vida.

No sé cuánto tiempo estuve acariciando la camiseta en silencio, pero fue por un buen rato, de eso no tenía dudas.
Volví a mirar la caja y dentro de ella vi unas entradas con un par de acreditaciones.

Inmediatamente saqué el móvil para enviarle un mensaje de agradecimiento a Pedri, pero me distraje al ver que justamente Val me había dejado varios mensajes.

"Buenos días marmotilla, no sé si trabajas hoy, pero yo no, así que estoy yendo a tu casa con un buen desayuno para que nos pongamos al día antes del partido".

El mensaje me lo había enviado hace más de media hora, antes de que pudiera pulsar al botón de "Enviar" y que esta viese mi respuesta, el timbre sonó dándome a entender que Valentina ya estaba allí.
Abrí sin decir nada y mientras ella subía en el ascensor, me apresuré a esconder la nota y la camiseta en mi habitación, no podía soltarle a Val esa información sin más, me mataría, es muy fan del barça desde pequeña, así que lo mejor era ir contándole poco a poco lo que había pasado con Pedri.

El timbre de arriba sonó nuevamente para indicarme que mi amiga había llegado, me alisé un poco el pijama y abrí la puerta.

Val se abalanzó a los brazos con tanta efusividad, que me robó el aliento por un segundo.

—¡Pero mírate!.—Me dio una vuelta sobre mí misma y me miró feliz.—¡Si estás hasta morena!.—Exclamó poco después y abriéndose paso por mi casa como si fuese la suya.

—Yo también te echaba de menos.—Dije sonriente mientras la seguía por mi casa hasta el salón.

—Tienes muchísimo que contarme y yo a ti también.—Seguía sacando el desayuno de las bolsas y colocándolo sobre la mesita del centro.

—Creo que es más sencillo que empieces tú porque lo mío es súper lago.—Dije sincera mientras le colocaba el azúcar a mi café.

—Pues...—Hizo una pausa minúscula.—Nico me ha dejado, bueno, más bien yo le he dejado a él porque lo he pillado follándose a una portuguesa en el apartamento de Lisboa, pero él lo negará y dirá que me ha dejado él, me he quedado sin trabajo porque no me querían dar los días que me debían ni pagarme las horas extras así que lo dejé todo y me fui a Lisboa a sorprender a Nico, aunque como ya sabes, me sorprendió él a mi.—Cogió aire después de aquella larga explicación y continuó—Así que en conclusión: tu amiga está soltera, se ha quitado a un gilipollas de encima y no tiene trabajo.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora