Capítulo 6

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ALMA

El trayecto en coche hasta el bar se me pasó volando, llegamos al que era el primer bar de nuestra lista, Pedro entró el primero y fue abriéndose camino por el bar como si estuviese en su propia casa.
Había bastante gente, pero no estaba abarrotado, muchos de ellos se giraron cuando entramos y algunos se pararon a saludar a los hermanos.

Les di un poco de espacio cuando se pararon a hablar y empecé a fijarme en las mesas de los demás y en la decoración, en general tenía una luz bastante tenue y acogedora, tenía una decoración rural pero no era cargante.

Escuché que me llamaron captando así mi atención y me giré para encontrarme a Fer indicándome que les siguiera.

Recorrí el lugar hasta llegar a un rinconcito que estaba un poco más apartado de los demás, tomamos asiento y empecé a mirar la carta en seguida.
La verdad es que todo tenía muy buena pinta, habían platos que tenían nombres raros y que no sabía exactamente lo que llevaban.
Aproveché que tenía a los hermanos conmigo y les pedí que me explicaran algunos.

—¡Hombre, pero si es Pedri!.—Exclamó un señor de unos 50 años con emoción.

—Hola Juan, ¿qué tal todo?.—Le respondió el susodicho.

—Muy bien, pero seguro que no mejor que tú eh, ¡Menudo partidazo!.—Podría meter la mano en el fuego y juraría de que Pedro se había puesto tenso, aunque no entendía  el porqué.

—Si, la verdad es que lo del restaurante ha sido un chollo.—Interviene Fer.
El señor al que habían saludado como Juan, frunce el ceño y se dispone a responder, pero Pedro le interrumpe antes de que hablase.

—Juan, tráenos lo de siempre por favor, tenemos un poco de prisa.—Sentí que Pedro lo decía de manera un poco tajante, pero no le di  gran importancia.
Juan asintió y se marchó  en seguida.

Había un silencio un poco incómodo, así que decidí romperlo haciendo una pregunta que me habría gustado hacer desde que lo había escuchado y no había podido.

—Perdón Pedro, pero, ¿Ese señor te ha llamado Pedri?.—Le miré confusa.

Fer y Pedro se echaron una mirada antes de que Pedro suspirase sonoramente y se dispusiera a responder.

—Sí, me ha llamado Pedri, es mi apodo, casi todo el mundo me llama así en realidad.—dijo.

—Me gusta, te pega más.—Dije risueña, intentando disipar así la tensión que se había originado en el ambiente.
—¿Puedo llamarte así yo también?.—Volví a hacer un puchero y este relajó un poco su cuerpo.

—Pues claro Alma.—Sonrió y pude notar como la tensión que tenía antes se disolvía completamente.

El rato en el bar había sido bastante agradable después de eso, los camareros nos trajeron la comida, que tal y como había dicho Fer, estaba todo increíblemente bueno.

Tomé notas en mi libreta de algunos sabores que percibía, también de la presentación de algún plato o de alguna bebida que me gustaría incluir en nuestra carta.

Hicimos algunas bromas, Fer contó alguna anécdota de su infancia con su hermano, Pedri le miraba con los ojos achinados y risueño mientras lo contaba y añadía algún hecho más a sus anécdotas.
Y en ese preciso momento, me di cuenta de que los hermanos González eran personas muy humildes, que tenían un círculo muy cerrado y me sentí especial por empezar a sentirme incluida en este.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora