Capítulo 17: La fiesta-2

6.1K 236 19
                                    

PEDRI

Alma se había integrado increíblemente bien con los chicos y también con Aurora que había vuelto a bajar después de lo de Carlos y desde que lo había hecho ambas estaban hablando sin parar y riéndose.

—Chicos, ¿sabéis que estaría guay?.—Dijo Gavi.

—Sorpréndeme.—Dijo Balde, al que seguía acariciándole el pelo desde hace ya un buen rato.

—Podríamos jugar al escondite.

—Pues es buena idea.—dijo Ansu.

—La verdad es que sí.—dijo Balde.

—Y cómo puedes confirmar, estamos rodeadas de bebés.—Dijo Aurora hacia Alma mientras nos señalaba.—Aunque odio admitir que yo también quiero jugar.—hizo un puchero.

Alma río y acabó aceptando.
Avisamos a los 3 amigos restantes de Gavi que quedaban en pie y se unieron al juego.

—¿Quién empieza a contar?—Preguntó Eric.

—Pues tú, por preguntar.—Le dijo Ansu. haciendo que todos nos riésemos y poco después saliéramos corriendo a buscar un escondite por toda la casa, que no era precisamente pequeña.

Me escondí detrás de un arbusto desde el que podía ver la pared donde Eric estaba apoyado contando y salí corriendo en cuanto vi que estaba lo suficientemente lejos de pillarme.

Luego fui tras él hasta que pilló a Balde detrás del sofá haciendo así que este fuese el siguiente en relevarle.

En cuanto Balde empezó a contar salí corriendo detrás de Alma, no sabía bien dónde esconderme y Alma me hizo una señal para que la siguiese, finalmente nos metimos en el baño al escuchar que Balde estaba acabando de contar.

—¿Y ahora que hacemos?.—susurré.
Alma movió la cortina de la ducha sigilosamente y me hizo una señal para que entrase.
Obedecí sus indicaciones y cuando estuve dentro Alma apagó la luz y con su móvil fue iluminando el camino hasta mi.

Le ayude a entrar con cuidado de hacer el menor ruido posible, la ducha era bastante pequeña, tenía su espalda apoyada sobre mi pecho, mi respiración estaba entrecortada.
Alma había apagado cualquier ápice de luz, tan solo estábamos los dos a oscuras y muy juntos.

Su perfume dulce y tan característicamente suyo impregnó cada rincón de aquel baño.

—¿Estás bien?—Susurró mientras echaba su cabeza hacia atrás, ahora nuestras respiraciones se entremezclaban y mis latidos aumentaban considerablemente.

—Sí, ¿Y tú?.—Mentí agachando un poco más mi cabeza, a penas nos separaban milímetros, podía sentirlo.

Nos quedamos unos segundos en pleno silencio hasta que Alma optó por romperlo.

—Pedri...

—Dime Alma...

—Tus amigos son increíbles.

Escucharle hablar así de los chicos fue enternecedor.

—Lo sé, por eso quería que los conocieras.—dije sincero.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora