Capítulo 31

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ALMA

Se podía afirmar que aunque no hacía tanto tiempo que conocía a Pedri, ya lo hacía a la perfección, ya conocía ciertos gestos o rasgos que tenía en determinadas situaciones.
Es por ello que tras la cena del otro día pude distinguir que le pasaba algo conmigo, que algo le preocupaba.

Lo cierto es que tras aquella noche nos habíamos distanciado un poco, en gran parte por motivos laborales sí. Él estaba teniendo entrenamientos muy duros y Fer y yo no habíamos parado de tener complicaciones con la reforma y con la puesta a punto de la cocina.

Exactamente habían pasado 9 días y 3 partidos en los que no había podido ir a ver a Pedri y en los que habíamos hablado lo justito.

Tenía el corazón confundido, porque sabía que sentía algo por el, aquello era indiscutible, pero también tenía miedo de que este distanciamiento nos hiciera bajar de la nube a la que nos habíamos subido estando en Tenerife y que ya no hubieran más arcoíris por los que deslizarnos, que todo lo bonito que vivimos se quede en un sueño precioso del cual te obligan a despertarte de golpe.



Esta noche jugaban el Barça-Villarreal, Pedri ha estado en racha en los últimos partidos, en todos ha marcado el gol que ha dado la victoria al equipo.
Se podría decir que estaba en su mejor momento.

El partido de hoy lo jugaban en el Estadio de la cerámica y como no podía sacar de mi cabeza a Pedri y ya que básicamente estaba devanándome los sesos por encontrarle una razón coherente a nuestro distanciamiento desde aquella noche, tomé una decisión impulsiva (algo ya bastante habitual en mi últimamente), no me lo pensé dos veces cuando cogí el primer billete de tren que había disponible y me fui hasta Castellón tras comprar las entradas para ir a verle jugar.

Esta vez venía sin Val, no vendría nadie del Staff a por mi porque básicamente nadie sabía que estaba allí.

A diferencia de las demás ocasiones, no me había puesto la camiseta de Pedri, había ido sin más con ropa de calle, más abrigada de lo normal eso sí, porque hacía muchísimo frío.
Mis entradas no eran para nada similares a las que habíamos recibido las veces que había ido al Camp Nou, la verdad es que estaba bastante lejos, eso sí,  las vistas que tenía del estadio eran impresionantes aunque a penas podía distinguir a Pedri entre sus compañeros y mira que me había puesto mis gafas.

Se podría decir que aunque era la vez que más sola estaba sorprendentemente fue la vez que más disfruté del partido, a mi costado había un grupo de chicas que también venían a ver el partido y que tras ver que venía sola me invitaron a hacerles compañía. Como no quería ser una maleducada y en parte también me habían caído bien, decidí aceptar su oferta y quedarme con ellas.

Cuando Pedri marcó un gol en el minuto 18, grité como nunca y me llevé varias miradas desagradables de la grada contigua.

–No les hagas caso Alma, son unos envidiosos.–Exclamó Sofía, la chica que básicamente me había incluido en su grupo.

–Eso, eso, ¡que lloren un poquito!.–Dijo Marina apoyando a su amiga.

Yo solo pude hacer que reírme ante aquella situación, ambas eran muy agradables y divertidas.

Llegó la mitad del partido y aunque sabía que Pedri no acostumbraba a coger el móvil en este descanso, me apresuré a enviarle un mensaje igualmente.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora