Capítulo 33

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PARTE 1- LA LESIÓN

ALMA

Si Valentina se atreve alguna vez en toda su vida a decirme aunque sea de broma que soy una mala amiga, la mato.
Queda dicho.
¿Que por qué hablo así? .
Porque actualmente nos encontramos en el Camp Nou viendo un partido que Val no se podía perder por nada del mundo porque según ella era un partidazo de Europa League o no se qué (la verdad es que no me enteré mucho, solo sabía que según ella era muy importante).
A pesar de que le había contado en qué punto estaba lo mío con Pedri y que lo último que me apetecía hacer en esos momentos era estar en el el Camp Nou viendo un partido de fútbol que no quería ver y viendo al chico que no me hacía ni pizca de gracia ver.
Pero mi amiga iba primero y la verdad es que me lo había suplicado tanto que tampoco había sido capaz de negarme.

Así que ahí estaba, viendo un partido del Manchester contra el Barcelona, esta vez teníamos asientos extremadamente cerca de los vestuarios y del banquillo de los locales y Valentina estaba más emocionada que nunca por poder ver aquel partido desde esta posición.

Definitivamente soy la mejor amiga del mundo y no lo digo yo, me lo ha dicho ella unas 900 veces desde que hemos venido.

Me había vuelto a poner la camiseta de Pedri porque no tenia otra, básicamente.
Y para que nos vamos a engañar, también lo había hecho porque aún olía a su perfume y seguía necesitando sentirle cerca a pesar de haber estado estos dos días sin dirigirnos la palabra.

El partido inició de manera muy agresiva por parte de ambos contrincantes, ambos equipos tuvieron oportunidades únicas para marcar el primer gol del partido, pero en el minuto 39 mi corazón se paralizó por completo cuando distinguí a Pedri tirado sobre el terreno de juego con su pierna estirada por completo.

—Val, ¿qué le pasa?.—Pregunté a mi amiga preocupada.

—No lo sé, creo que se ha hecho daño.—Mi amiga no me miraba mientras hablaba, se había quedado inclinada sobre el asiento de delante vigilando la escena.

Vi a Pedri hacer un gesto con la mano que no comprendí.

—Valentina, ¿qué pasa?—Volví a decir desesperada.

—Está pidiendo el cambio.—Me dijo con gesto preocupado.

Devolví mi mirada al campo, Pedri estaba rodeado por algunos compañeros y tres miembros del equipo, le ayudaron a ponerse en pie y lo dirigieron al banquillo.

Todo el estadio empezó a corear su nombre y a mí se me puso la piel de gallina en ese preciso instante mientras veía como Pedri se sentaba en las gradas con su pierna estirada y con gesto de dolor.

Sin pensármelo dos veces y con el corazón encogido, me fui de las gradas dejando a Val allí sola.
Salí corriendo por los pasillos que ya iba conociendo hasta quedar en la zona próxima a los vestuarios, pero fui detenida por un par de miembros del equipo de seguridad.

—¿A dónde crees que vas?.—Me dijo el más corpulento de los dos.

—Soy amiga de Pedri, necesito verle.—Mi voz sonó más angustiada de lo que esperaba.

—Ya claro y yo soy su hermano.—Rió mientras le daba un codazo a su compañero que también me hacía de barrera.

—¡Que no estoy mintiendo!.—Me quejé.
Pero seguían sin hacerme caso.
Supe en ese momento que no me dejarían pasar así que cogí mi móvil y llamé a Fer en busca de ayuda, pero no me contestó.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora