Capítulo 26

5.9K 228 0
                                    

*Parte 1*

PEDRI

Durante la cata apenas nos habíamos dirigido la mirada, no por mi parte, yo no había dejado de mirarla ni un segundo.
Seguí con mimo cada uno de sus gestos, escuché con calma cada una de sus palabras, probé cada bocado siguiendo sus indicaciones al dedillo.
Pero Alma... Alma no me devolvió ni una mirada.

Al acabar la cata Alma se había marchado y nos había dejado a solas en el salón.
Y entonces empezó el bombardeo de preguntas sobre lo ocurrido por parte de mis padres.

Me vi en la obligación de contarles que Alma y yo nos habíamos estado... descubriendo y que nos habían pillado en la playa.
Mis padres me miraban con gesto de desaprobación, pero al menos agradecí que no me agobiaran más con el tema, ya tenía suficiente con sentirme como la peor persona del mundo.

—Almita es demasiado buena.—Dijo mi padre rellenando así el silencio que se había formado en la estancia en cuanto había acabado con mi relato.

Le miré a los ojos sin saber bien que decirles, nunca le había presentado a nadie a mis padres, sabían que había tenido rollos pero nada especial.
Bueno lo mío con Alma no es que fuese nada formal, simplemente nos estábamos conociendo.

—Hijo, si necesitas que vaya unos días contigo a Barcelona no me importa.—Dijo mi madre mientras se acercaba más a mi y me apretaba la rodilla con cariño.

—Tranquila ma, yo solo he dejado que esto llegara tan lejos, me las puedo apañar solo.—Le dediqué una media sonrisa intentando consolarle un poco.
Sabía que mi madre le daría muchas vueltas al asunto.

—Oye que no estás solo.—Dijo Fer.

—Tu no cuentas mucho.—Dije sacando algunas risas a mi padre.

—A ver si dices lo mismo cuando no te quiera cocinar en la casa de Barcelona.—Me amenazó.

—Es broma.—Reculé.

—Ya decía yo...—La escena me hizo reír, sobre todo porque hicieron que por un momento me sintiera más calmado y confiado con toda la situación, soy muy afortunado de tener esta familia.

Nos quedamos hablando y bromeando un rato más hasta que fuimos interrumpidos por Alma que había vuelto a bajar las escaleras.
Nos callamos de repente y me quede mirándola fijamente.
Esta vez su mirada no se apartaba de la mía.

—No quería interrumpir.—Dijo mientras jugaba con sus manos nerviosa.

—Nunca interrumpes.—Dijo mi hermano.
Lo cual agradecí enormemente porque aparentemente me había quedado completamente mudo.

—Pedri, ¿Podemos hablar?.—Su voz sonaba ligeramente insegura, cosa que era extremadamente inusual en ella, Alma siempre destacaba por ser todo lo contrario.

Asentí y me puse de pie.

—Bueno, nosotros nos tenemos que ir ya.—Dijo mi madre mientras se acercaba a Alma para despedirse y luego mi Padre repetía sus gestos.

—Yo les voy a acompañar un rato, necesito coger algunas cosas de la tasca.—Dijo Fer.

Los tres pilares de mi vida se marcharon por la puerta de aquella casa dejándonos a solas.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora