Secrets and Masks - dramione *TRADUCCIÓN*✓

49: ¿Pesadilla? ¿O Visión?

1 de enero;

Aunque nadie podía negar que la información que Astoria había obtenido de Crouch Jr era invaluable, tuvo un alto costo, uno que Astoria se vio obligada a pagar por sí misma. Los hechizos que había lanzado para borrar su interacción de la mente de Crouch, y los pocos que había usado para borrar la memoria de Amycus y desterrar la sangre que había vomitado, le habían pasado factura, y durante los tres días que siguieron a la gala. , no hizo más que dormir y vomitar sangre.

Blaise estaba furioso con ella por correr tal riesgo. Estaba enojado porque ella no había llamado a Theo para sacarla antes y estaba furioso porque ella había estado a solas con Crouch en primer lugar, pero sobre todo, estaba angustiado porque no había estado allí para protegerla cuando ella. Realmente lo necesitaba.

Durante los días que siguieron, Hermione ayudó a Blaise a cuidar de Astoria como pudo. Ella le trajo pociones para reponer la sangre y pociones extra fuertes de Pepperup, y preparó docenas más para guardarlas en caso de emergencia, pero Blaise apenas necesitaba la ayuda.

Fue increíblemente dulce ver la forma en que Blaise se preocupaba por Astoria. Cada vez que se enfermaba, siempre era lo mismo. Aunque Blaise tenía mucho más tacto que Theo y Malfoy, evitando el uso de hechizos grotescos que decapitaban a sus enemigos, eligiendo métodos de tortura más sofisticados, Hermione sabía que podía ser tan despiadado como sus amigos y, sin embargo, cada vez que Astoria estaba enferma, esa crueldad en él era despojada.

Cada vez que su maldición de sangre estallaba, era como si su vida hubiera saltado sesenta años hacia adelante. Blaise ya no era una Máscara Dorada y Astoria ya no era la bruja glamorosa que se pavoneaba por la mansión en tacones. Se convertían en una pareja de ancianos, Astoria acostada en la cama, sin una sola pizca de encanto glamoroso, mientras su esposo se sentaba en un taburete al lado de su cama y le daba pociones y caldos con cuchara, con la esperanza de que le diera fuerzas para ver otro día. En esos momentos, eran como almas viejas atrapadas en los cuerpos de sus yo más jóvenes, y era algo increíble de ver, la forma en que alguien tan frágil podía convertir incluso al mortífago más despiadado en alguien suave y tierno.

Romy se tomó la enfermedad de Astoria casi tan mal como Blaise. Apenas se apartó de su cama, bendito sea su corazoncito. Le trajo todos los platos a base de patatas que se le ocurrieron, ahuecó sus almohadas e insistió, absolutamente insistió, en cepillar el cabello de Astoria todas las mañanas y noches, aunque estuviera dormida.

"A la señorita no le gustaría que la viéramos así, con el cabello todo desordenado", gorjeaba el pequeño elfo mientras pasaba el cepillo con tanta suavidad por el sedoso cabello rubio de Astoria. "Todavía querría verse bien, incluso cuando está durmiendo. La señorita siempre tiene que verse lo mejor posible, y a Romy no le importa hacer que la señorita se vea lo mejor posible. Si la señorita se ve bien, entonces mejorará. Romy lo sabe".

Al final del tercer día, Blaise había logrado controlar sus ataques de tos a través de pociones y encantamientos, y aunque ya no vomitaba sangre cada vez que vomitaba en seco, todavía estaba exhausta y luchaba por levantar la cabeza de la almohada.

Mientras su enfermedad la ataba a su cama, Blaise nunca se apartó de su lado, y con Astoria tan enferma, nadie estaba de humor para celebrar la Navidad, por lo que pasaron separados el generalmente feliz día. En lugar de colmar a su esposa de regalos, como hacía todos los años, Blaise pasó el día junto a su cama, conteniendo las lágrimas y tratando de cuidarla hasta que recuperara la salud. En lugar de pasar el día emborrachándose con su cuñada, como solía hacer, Theo se ahogó en whisky y se mantuvo solo, sentado con las piernas cruzadas frente a la tumba de Daphne y poniendo sus regalos para ella en los pies de roca vacíos como un altar.