CAPÍTULO 6

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Pero un día, después de que sus amigos me pintaran el pelo de rosa en una broma pesada, al salir del gran comedor, fui a su habitación por la noche con una maleta y guardé toda su ropa, luego conjure el hechizo de "Aguamenti" en su cara lo que hizo que se empapasé enteró y se despertarse de un salto, en cuanto me vio, tire toda su ropa por la ventana, se levantó de la cama y empezó a perseguirme.

Llevaba solo un pantalón de pijama con tiburones y el torso descubierto, fue muy gracioso ver ese pantalón, pero a la vez admito, que me quedé unos segundos inmóvil, viendo como la genética había actuado en su favor.
Yo solo corrí, corrí como nadie, dimos vueltas por todo el castillo corriendo, yo lanzando más hechizos de "Aguamenti" lo que  hizo que una vez se resbalara y el solo me conjuraba "leviosa" para detenerme.
Al principio el estaba súper enfadado, pero luego rió al unísono conmigo, fue un encuentro gracioso la verdad, yo aún tenía el pelo rosa y super desaliñado por correr, también iba en pijama, unos pantalones azul bebé cortitos sueltos y una camiseta de tirantes corta, también un poco suelta del mismo color que los pantalones y unas letras blancas en el pecho; y el solo estaba con sus pantalones de tiburones muy monos.
Estábamos tan preocupados corriendo que no escuché las voces que preguntaban por nosotros, en cuanto me di cuenta me paré en seco, Draco chocó conmigo y caímos al suelo, yo estaba boca abajo y el estaba encima de mi y grito:

-Ya te tengo granuja!!-

Nos di la vuelta como pude mire hacia los lados, lo cogí del brazo y lo llevé hasta el baño de las chicas, que era la puerta más cercana.

Yo tenía cara de susto y el no entendió lo que pasaba hasta que escucho a un profesor gritar:

-¿Quién anda ahí?! No se puede estar ha estas horas corriendo por los pasillos y mucho menos formando este jaleo, como os pille os va a caer una buena- se le escuchaba muy enfadado.

Estábamos sentados en el suelo uno frente al otro y al escuchar eso, Draco se asustó y fue a decir algo, yo lo único q pude hacer fue tirarme encima de él y taparle la boca tumbados en el suelo, el profesor justo estaba al otro lado de la puerta y no podíamos hacer el más mínimo ruido.

En cuanto se fue, le quite la mano de la boca, me tumbé a su lado, nos miramos y empezamos a reírnos a carcajadas, estuvimos así unos 10 minutos, luego cuando nos cansamos nos miramos un poco serios, y ahí me acordé, su ropa.

-Draco, tenemos que ir a por tu ropa, la he tirado por la ventana- Le dije dándome cuenta de que a lo mejor me había pasado.

-No me digas, como si no lo hubiera visto. La puedo recoger yo solo- Dijo en un tono un poco seco -Realmente es lo que merezco- Dijo mirando mi pelo de color rosa por un hechizo.

-No! Vamos, pero con cuidado de que no nos pillen- dije y lo cogí de la muñeca y nos dispusimos a salir del castillo a por sus cosas.

En cuanto salimos, estaba toda su ropa desperdigada por el suelo, la recogimos y subimos corriendo para que no nos pillasen. En cuanto llegamos a su habitación, metimos toda la ropa en su armario.

De repente escuchamos pasos fuera y supimos que era el profesor que aún nos buscaba, me metí sin pensarlo en su armario y sin saber cuánto rato había pasado, me quedé dormida allí dentro.

De repente escuchamos pasos fuera y supimos que era el profesor que aún nos buscaba, me metí sin pensarlo en su armario y sin saber cuánto rato había pasado, me quedé dormida allí dentro

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Cuando me desperté estaba un poco desorientada.

Normalmente , todas las mañanas, una compañera de mi habitación habría la ventana y quitaba las cortinas para despejarnos a todas; hoy solo había oscuridad, no sabía que hora era y solo olía a un perfume exquisito, como el de one million y un poco a... ¿Manzana?

Me costó un par de minutos darme cuenta de donde estaba, de que no estaba en mi cuarto, ni siquiera en un cuarto de chicas, estaba en un cuarto de chicos y encima en la habitación y armario de Draco, empuje la puerta para salir, intuía q no iba aver nadie, no se escuchaba nada y yo tengo tendencia a, si no me despiertan, levantarme tarde.

Al empujar la puerta, esta no se abría, me asusté, pero seguí empujando, nada, no se abría. Draco me había encerrado; entre en pánico.
No puedo decir que soy claustrofóbica, porque no me molesta estar en un lugar cerrado y pequeño por un par de segundos, pero al estar unos minutos me agobio y lo paso fatal y.... Y Draco lo sabía.

Seguí empujando la puerta y nada, no se abría, empecé a llamar a alguien, grité que me ayudarán, pero no había nadie, a esas horas todos deberían estar en el gran comedor.

No me rendí, el miedo y el agobio cada vez se apoderaban más de mi garganta, creando un nudo ardiente en ella, hubo un momento que eché la cabeza atrás, estaba sentada, el armario no era tan grande como para ponerse de pie y encima había mucha ropa.

Maldecí, maldecí a Draco Malfoy todo lo que pude, no podía creer que lo hubiera hecho, ayer lo pasamos bien; gracias a una broma pesada, pero lo pasamos bien; por un momento pensé que a partir de ahora nos llevaríamos de nuevo como antes o por lo menos sería indiferente conmigo.

El agobio no cesaba y seguía sin escuchar voces, el ardor de mi garganta ya no me deja gritar, me dolía tanto el pecho y la garganta, que mis ojos empezaron a humedecerse y poco después empecé a llorar.

Seguí pidiendo ayuda, entre en llantos, sentía que me ahogaba, de repente escuché unos pasos correr por las escaleras, pedí ayuda con las últimas fuerzas que me quedaban y empecé a pegarle a la puerta del armario, una voz familia me pidió que me calmara, no podía reconocer la voz por su tono agrio y preocupado, además de que había mucha gente en Hogwarts, podría ser cualquiera.

En el estado en el que estaba, mi cabeza no funcionaba perfectamente y tampoco me importaba quien fuera, simplemente quise que me rescatarán, en lo último en lo que pensé fue en que estaba llorando y en que cuando era pequeña, un día, mientras mi tío, bueno que realmente no es mi tío pero aún así lo seguiré llamando así por la costumbre, me pegaba con el cinturón y me gritaba cosas como:

-¡Eres una inservible!-
-¡No sirves para nada!-
-¡Eres una débil, deja de llorar!-

Y luego siempre me encerraba en un cuarto pequeño totalmente a oscuras, supongo que de ahí saqué mi mayor trauma.

Me jure a mi misma que nadie más me vería llorar, que no dejaría que me vieran vulnerable o débil, pero ese momento lo requería, el ardor de mi garganta no cesaba, es más, aumentaba con cada paso que daba el extraño por las escaleras.

Se le escucho gritar:
-¡ Ya voy, tranquila!- con un tono preocupado en su voz.

Se le escucho forcejear la puerta, en este momento cada vez me sentía más debilitada y agobiada...

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora