EL SOMBRERO Y LA VERDAD OCULTA
El tren se detuvo con un chirrido metálico que hizo estremecer los vagones. El murmullo de los alumnos llenó el aire, todos apresurados por bajar. Afuera, un mar de linternas y la voz grave de un hombre gigante nos guiaban hacia los botes. El castillo, iluminado contra el cielo nocturno, parecía más un sueño que un lugar real.
Al cruzar las puertas del Gran Comedor, el mundo entero se detuvo para mí. Techos encantados, velas flotando en el aire y un silencio expectante nos envolvieron. La profesora McGonagall explicó lo que estaba por suceder: la Selección de Casas, el momento que marcaría nuestro destino.
Las miradas curiosas no se apartaban ni de Harry Potter... ni de mí.
—Así que era cierto —la voz de Draco Malfoy resonó cerca, con esa seguridad arrogante que parecía tan natural en él—. Potter y Melian Black en Hogwarts.
Me sonrió de manera calculada, tendiéndome la mano.
—Mucha suerte con la elección.
—Gracias, igualmente —respondí.
—No me hace falta —replicó, altivo.
Me limité a sonreír con educación, aunque sus palabras me quemaban por dentro. No tardó en dirigirse a Harry con ese mismo aire de superioridad, y lo que le dijo a Ron me revolvió el estómago. Quise intervenir, pero decidí observar en silencio. Malfoy podía ser un engreído... pero también tenía un filo interesante.
Finalmente, McGonagall nos hizo pasar. El Gran Comedor estalló en murmullos mientras nos acercábamos al taburete donde reposaba el sombrero seleccionador.
Uno a uno fueron llamando nombres. Hermione, nerviosa pero brillante, acabó en Gryffindor. Ron la siguió, con la misma suerte. Draco apenas rozó el sombrero antes de que este gritara "¡Slytherin!". Harry fue más complicado; el gorro dudó, y al escuchar los "Slytherin no" insistentes de él, terminó en Gryffindor.
Y entonces... fue mi turno.
El silencio se volvió insoportable cuando me senté y el sombrero cayó sobre mi cabeza.
—Oh... —Dijo el sombrero—. Tú sí que eres interesante. Inteligente, ambiciosa, con una chispa de rebeldía que podrías llevar muy lejos. Igual que tu padre... y sin embargo, también veo la fuerza de tu tío. Podrías ser grande en cualquier casa. ¿Tienes alguna preferencia?
—No —contesté con firmeza, aunque por dentro me consumía la duda—. Donde me pongas, sabré destacar.
El sombrero pareció reír suavemente.
—Equilibrio, valentía, un pasado marcado por sombras... Sí. Sé exactamente dónde te llevarás el mundo por delante. ¡SLYTHERIN!
Hubo un segundo de silencio helado antes de que los aplausos estallaran. La mayoría parecía sorprendida; todos esperaban que siguiera los pasos de mi padre en Gryffindor. Pero yo descendí con la cabeza alta, ignorando los murmullos.
Al pasar junto a McGonagall, me susurró con nostalgia:
—Eres la viva imagen de tu tío.
Me limité a asentir. Dentro de mí, todo era caos.
Me senté frente a Draco, que me recibió con una media sonrisa.
—Lo sabía. Bienvenida, Black.
Lo miré con seriedad.
—No me ha gustado lo que le dijiste a Ron. Fue cruel, Malfoy.
Él arqueó una ceja, ofendido.
—Se rió de mí primero. Y los Malfoy no olvidamos.
Suspiré.
—No apruebo tu actitud... pero, si soy honesta, yo habría hecho lo mismo. No me gusta que se rían de mí tampoco.
Sus labios se curvaron en una sonrisa genuina por primera vez.
—Lo sabía. No eres como ellos, Melian. Eres... diferente. Podemos ser poderosos juntos.
Me miró con intensidad y, tras un breve silencio, bajó la voz:
—Quiero preguntarte algo. ¿Es cierto lo de tu cicatriz?
El corazón me dio un vuelco. Nadie me había dicho nunca la verdad sobre esa marca que me recorría desde el cuello hasta detrás de la oreja. Todos en mi supuesta familia la llamaban "marca de nacimiento". ¿Cicatriz?
Sin pensarlo demasiado, aparté mi melena hacia un lado y dejé que la viera.
Draco contuvo la respiración.
—Guau... es incluso más impresionante de lo que imaginaba.
La incomodidad me envolvió. Esa cicatriz era una pieza clave de un pasado que apenas entendía. Y de repente, la voz de Snape, en el bar donde me permitió conocer algo más de mi pasado, volvió a mi memoria.
"Tu padre está en Azkaban. No por ser malvado... sino por algo que aún no puedes saber. Y tu tío... lleva años desaparecido."
Mientras los vítores continuaban a mi alrededor y la cena comenzaba, mi apetito había desaparecido. Tenía un nuevo hogar en Slytherin, un Draco Malfoy que parecía decidido a acercarse a mí... y un misterio cada vez más grande latiendo bajo mi piel.
Una cosa estaba clara:
No pensaba parar hasta descubrir la verdad.
La cena terminó y los prefectos nos guiaron hasta las mazmorras de Slytherin. Todo parecía un sueño, pero esa noche me costó dormir.
Me quedé despierta en la cama, con el eco de las palabras de Snape y el recuerdo de la mirada de Draco clavados en mi mente. Cuando por fin cerré los ojos, algo extraño sucedió.
Un dolor agudo me recorrió la cicatriz. No como un simple cosquilleo: ardía, como si se encendiera desde dentro. Me incorporé jadeando, llevándome la mano al cuello.
En ese instante, escuché una voz en mi cabeza. Susurrante. Oscura.
—Melian... al fin estás en casa.
Abrí los ojos de golpe. No había nadie en la habitación. Pero el dolor seguía ardiendo y el eco de aquella voz me helaba la sangre.
No sabía qué significaba.
Solo entendía una cosa: algo—o alguien—acababa de despertar conmigo.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
