𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle

CAPÍTULO 26. La historia por fin contada. Regulus Arcturus Black

—¡Melian! Aquí estás —exclamó Severus en cuanto nos vio acercarnos por el pasillo.

Draco habló antes de que yo pudiera decir nada:

—Ha estado a salvo todo este tiempo; estaba con Harry Potter.

Me giré hacia él. ¿Cómo sabía eso si yo no se lo había dicho? Mi mirada se encontró con la suya, pero Draco simplemente evitó mis ojos y mantuvo la vista fija en Severus. Estaba claro: había estado con Harry antes. Y si él lo sabía... entonces Snape también.

—Ven, Melian. Tenemos que hablar —ordenó Severus con voz firme, girándose hacia los pisos superiores.

Tragué saliva. Otra conversación, otra advertencia, otra sensación de que todos sabían algo menos yo.

—Te sigo —respondí, y Draco y yo lo acompañamos.

Mientras caminábamos, el silencio pesaba. Mis pasos resonaban en el pasillo como si cada uno me empujara a una verdad que no dejaba de perseguirme. Estaba cansada de tener a todos encima, de ese murmullo constante de "ten cuidado", sin explicaciones claras. Estaba harta. Quería respuestas.

Subimos hasta el despacho de Dumbledore. Severus llamó una vez, y la puerta se abrió sola.

—Buenas, Melian. Por favor, siéntate —dijo Dumbledore con su tono cálido, pero sus ojos reflejaban una gravedad que no ayudaba a calmarme.

Entonces los vi.

Harry. Y mi padre.

Estaban allí, uno a cada lado de la mesa. Mi corazón dio un vuelco. La presencia de ambos solo podía significar algo grande... algo muy grande.

Me senté entre ellos, sintiendo el cuerpo tenso, como si mi piel supiera que venía un golpe antes de que ocurriera. Harry me dedicó una mirada que mezclaba preocupación y alivio. Mi padre, sin embargo, tenía esa expresión distante que solo sacaba cuando estaba ocultando más de lo que decía.

—Draco, Severus... podéis retiraros. Esto es confidencial —dijo Dumbledore sin levantar demasiado la voz, aunque todos entendimos que no era una sugerencia.

Draco me miró antes de marcharse, intentando transmitirme tranquilidad. Pero cuando la puerta se cerró, el silencio fue aún más insoportable.

Dumbledore habló primero:

—Melian, tu padre quiere contarte algo. Yo, por mi parte, necesito aclarar ciertos sucesos que han estado ocurriendo alrededor de vosotros dos.

Mi padre inspiró profundamente, como si necesitara prepararse.

—Hija... sé que te han estado presionando estos días, que te sientes observada y confundida. Pero tienes que saber que aquí estás a salvo. Nadie va a hacerte daño. Hemos tomado medidas para protegerte ahora... y en el futuro.

Medidas. Esa palabra me heló.

Asentí en silencio.

Dumbledore retomó la conversación:

—Vuestros hechizos.
El modo en que Harry y tú actuáis en combate. La fuerza que generáis cuando estáis juntos... no es casualidad.

Mi padre continuó:

—Siempre pensamos que era la confianza entre vosotros. Pero ya no creemos que sea eso. Ese poder... viene de algo antiguo. Algo que está en vuestro pasado y que necesitamos que entendáis.

Mi mirada buscó instintivamente a Harry, como si mi cuerpo esperara que él dijera lo que yo aún no podía expresar.

Los dos pensamos en lo mismo, en lo que llevábamos años ocultando.