—¿No vas a pasar? —preguntó Draco, inclinado ligeramente hacia mí, con ese tono que mezcla provocación y fastidio.
—¿Cómo voy a entrar contigo al baño de los chicos? ¿Estás loco? —le respondí como si fuera lo más obvio del mundo.
Draco levantó las manos, exagerando su expresión.
—No quiero estar meando y que de repente el brazalete me empiece a quemar. A saber lo que puede pasar —dijo, poniendo cara de preocupación dramática y... sí, un toque de picardía que intentó disimular.
Solté una carcajada. Me salió sola, limpia, inesperada.
En ese momento aparecieron Crabbe y Goyle como dos sombras enormes.
—Anda, pero si tenemos aquí a la pesada Black —dijo Goyle con una sonrisa imbécil.
—Mira, pero si tenemos aquí a la bola Goyle —repliqué, imitándole el tono. No está bien meterse con el físico de alguien, lo sé. Pero él se lo gana a pulso. No respeta a nadie, y encima cree que puede hablarme como le da la gana solo porque va pegado a Draco.
—Niñata —bufó él, arrugando la cara.
Antes de que pudiera responderle, Draco entró al baño... y ellos detrás.
Ni una sola palabra para callarlos.
Ni un "ya basta".
Ni siquiera una mirada.
A veces Draco podía ser tan él... y otras veces tan gilipollas que me daban ganas de estamparle un libro en la cabeza.
Apoyé la espalda en la puerta del baño y, sin proponérmelo, escuché parte de la conversación.
—No dijiste nada —acusó Crabbe con voz ronca.
—¿Qué quieres que diga? —respondió Draco, molesto.
—No sé... siempre hablas mal de ella y ahora no le has dicho nada —añadió Goyle.
—No hablo siempre mal de ella. Simplemente... me da igual —repuso Draco, sonando convincente... demasiado convincente.
—Pero ni siquiera me defendiste —insistió Goyle.
—Ni a ella tampoco. ¿Te quieres callar ya, Goyle, y dejar de ser un llorica? Te puedes defender solo. Ahora déjenme mear —soltó Draco.
Ahí dejé de escuchar.
Sentí cómo algo en mí se encogía, no sé si decepción o rabia.
Así era siempre: un rato bien, un rato mal. Una sonrisa compartida, luego una puñalada gratuita.
Cansaba. Mucho.
Cuando finalmente salió del baño, yo ya había empezado a caminar hacia la habitación. Draco se quedó quieto unos segundos, como si quisiera decirme algo, pero al final simplemente me siguió. Sus amigos venían detrás, arrastrando los pies como trolls somnolientos.
Y, claro, al ir tan lentos, el brazalete empezó a hacer de las suyas.
Una descarga eléctrica atravesó mi muñeca, bajó por el antebrazo y me hizo apretar los dientes. Pero no aflojé el ritmo.
—Joder, cómo va la niña —soltó Goyle, ofendido por tener que moverse más deprisa.
—¡Melian, espera! —dijo Draco, sintiendo él también el tirón del brazalete.
Aceleró y, en cuanto se acercó lo suficiente, el dolor se redujo hasta desaparecer.
Llegamos a la habitación. Entré sin mirarlos y me tiré en mi cama sin decir ni una palabra. A través de la puerta escuché a Draco hablarles:
—Iros ya. Yo no puedo salir si ella no quiere.
—Ya, se le han notado las ganas de llegar a la habitación —dijo Crabbe, con un tono que me hizo sonreír sin querer. En el fondo era un encanto de chico, solo que estaba mal acompañado.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
