Al llegar, Artemisa y Daphne estaban hablando en la cama. Al verme entrar, me miraron y se levantaron para vestirse juntas.
—Le he dicho a Draco que no vamos —solté mientras me acercaba a mi cama, donde estaba la túnica de Slytherin que me iba a poner.
—¿Pero vamos a ir, no? —preguntó Daphne, confundida.
—Sí, sí... La cosa es que está un poco cabreado y se lo dirá a Todd —les aclaré, ajustándome la túnica—.
—Joder, ahora va a estar insoportable Todd por tu increíble broma —dijo Artemisa entre risas.
Nos seguimos molestando mientras nos preparábamos para el partido. Íbamos de Slytherin, con la túnica y el uniforme, pero Artemisa y yo conseguimos camisetas con la cara de nuestras parejas. Horribles, verdes, con una foto de cuerpo completo de nuestro chico y su nombre en el pecho, pero eso era lo divertido. También nos pintamos líneas verdes y plateadas en la cara, a juego con Slytherin.
Cuando terminamos, fuimos corriendo al campo de Quidditch. Llegamos un poco tarde y nos sentamos donde hubo hueco. El partido aún no había comenzado, pero estaba a punto de empezar; no vimos las presentaciones, ni la canción de la casa, ni la gloria al fundador. Solo los capitanes dándose la mano.
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El partido comenzó, pero no podía concentrarme en él. Mi atención se centraba en algo o mejor dicho ALGUIEN que había aparecido de la nada: Lucius Malfoy, el padre de Draco. No estaba nerviosa por nuestra relación, sino por lo que Draco me había contado: cómo Lucius había sido con él de pequeño, cómo podía intimidar sin esfuerzo, cómo podía hacer que una persona se sintiera pequeña con solo mirarla. Y ahí estaba, acercándose junto a Severus, con esa sonrisa de hielo que nunca cambia, esa elegancia que impone respeto y miedo a partes iguales.
Me levanté, intentando mantener una expresión seria e impenetrable, como hacía siempre con desconocidos o personas que no me agradaban. Pero con Lucius era distinto: aunque él no lo supiera, para mí era algo así como... ¿casi un suegro? Necesitaba dar buena impresión, aunque mi interior estuviera nervioso y alerta.
Severus lanzó una mirada a Artemisa y Daphne, indicándoles que debían apartarse. Ellas entendieron y se sentaron a mi lado, dejándome en el primer plano con Lucius. Gracias al frío, podía mantenerme firme y cubrir mi cuerpo con la túnica abrochada, ocultando la ligera tensión que me recorría.
—Hola, Melian, él es Lucius —dijo Severus, con voz neutra pero firme—. Sé que lo conoces de nombre.
Solo asentí con la cabeza, firme, sin mostrar emoción.
—Padre de Draco, quería hablar contigo —dijo Severus, con su mismo tono frio de siempre.
—Así es, señorita Black —comenzó Lucius, su tono era cortés, pero había un filo en cada palabra—. Es un gusto finalmente verla. Puede que nunca me haya visto antes, pero yo a usted sí, y conozco bien a su padre y a su difunto tío, al igual que Severus.
Mis ojos se desviaron hacia Severus, que permanecía inexpresivo, aunque algo preocupado. Sabía que la mención de mi tío me molestaba, pero también sabía que Lucius tenía motivos para sacar el tema.
Lucius se inclinó ligeramente, acercando su mirada a la mía, y sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Era como si pudiera ver dentro de mí.
—Quiero que sepa que soy más cercano a usted de lo que podría pensar —dijo, su voz baja y controlada—. No necesita mantener una postura demasiado rígida conmigo.
Su tono, aunque amable, estaba cargado de amenaza sutil, de poder contenido. Sentí cómo mi respiración se aceleraba ligeramente, y un cosquilleo de adrenalina recorrió mi cuerpo.
—También me gustaría mencionarle algo sobre Regulus Black —continuó, sus ojos brillando con intensidad—. Siguió unos pasos que creo que podrían interesarle, obviando ciertos últimos que lo llevaron a la tumba...
Mi corazón dio un vuelco. Me levanté de golpe, pero Severus me sostuvo suavemente de la mano, indicándome que permaneciera sentada.
—Lucius, no creo que sea el momento para hablar de mi familia —dije, intentando mantener la voz firme—. Hay otros asuntos más importantes.
Lucius sonrió, sin perder la compostura, pero con un brillo calculador en la mirada.
—No se preocupe, no vengo a discutir su familia —dijo, inclinándose ligeramente—. Solo quería que supiera que observo y entiendo. Pero, Melian, hay ciertas verdades que conviene no ignorar. El legado de los Black... es más complicado de lo que parece.
Mi respiración se volvió más rápida, y noté cómo Draco, a lo lejos, nos miraba intensamente. Él conocía bien a su padre, por sus ojos tenía miedo de lo que pudiera estar pasando, pero tuvo que seguir con el partido.
—¿A dónde quiere llegar, señor Malfoy? —pregunté, dejando claro que no iba a dejarme marear.
—Nada que tema directamente —replicó, casi con suavidad—. Pero quiero que sepa que mi familia y la suya están más entrelazadas de lo que cree. Y sí, hay secretos... secretos que podrían afectarla directamente.
Sentí un escalofrío. Todo en Lucius era control, inteligencia y poder, y cada palabra estaba medida para dejarme alerta.
—Además —continuó, como si leyera mi mente—, mi esposa, Narcissa, habla muy bien de usted. Considera que es alguien digno de confianza para Draco. Por eso quería invitarla a cenar este fin de semana en nuestra casa, si acepta.
Mi corazón se aceleró. Miré de reojo a Draco, estaba concentrado en su juego, pero no paraba de mirar a nuestra dirección.
—Tendría que pensarlo —dije, intentando mantener la calma—. Tenemos exámenes cerca y debemos organizar todo.
Lucius asintió con suavidad, pero su mirada me atravesaba.
—Lo entiendo. Solo quiero que sepa que esto no es solo una invitación trivial. Es una oportunidad de observar, aprender, y tal vez entender mejor ciertos aspectos de su mundo... y el de los Black.
Sentí cómo cada palabra calaba en mí, dejándome intrigada y ligeramente inquieta. Era como si me dejara pistas, pero sin darme nada concreto. Su habilidad para controlar la situación era aterradora y fascinante a la vez.
—Gracias, señor Malfoy —dije, con cortesía, intentando mantenerme firme—. Lo consideraré.
—No hace falta que me llame así, Melian —replicó con un brillo calculador en los ojos—. Llámeme Lucius. Y recuerde... a veces, las decisiones que parecen simples son las que cambian todo.
Se giró lentamente, Severus a su lado, y se alejó con pasos medidos, dejando tras de sí un aire de tensión palpable.
Miré a Draco, que estaba visiblemente aliviado de que la conversación terminara, pero preocupado. Yo respiré hondo, sintiendo la mezcla de curiosidad, miedo y fascinación que Lucius había dejado en mí.
Ese encuentro no era trivial. Lucius Malfoy acababa de dejar claro que estaba observando cada movimiento, cada decisión, y que había asuntos del pasado de la familia Black que no podían ignorarse. Y yo... yo había sentido por primera vez que, más allá de ser la novia de Draco, estaba entrando en un mundo mucho más complejo de lo que había imaginado.
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Nota: holaa lector, espero que te esté gustando, se que la historia va poco a poco, pero esa es la idea, que se entiendan bien los conceptos, para cualquier cosa como consulta, reclamación, idea o lo que sea, podéis escribirme en los comentarios que estaré leyéndolos.
A por cierto seguidme en tik tok me llamo como aquí @light_rosse de nombre MJ, subo cosas interesantes y relacionadas a la historia
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
Любовные романыMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
