CAPÍTULO 20. Al lago

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Cuando llegamos al Gran Comedor, nos sentamos junto a nuestro grupo habitual. Yo me coloqué entre Draco y Eduard, y enfrente estaban Todd y "Artisa"; siempre la llamamos así porque dice que "Artemisa" suena a nombre de abuela de 200 años. Cosas suyas.

—¿Qué tal, Mel? —preguntó Eduard, inclinándose un poco hacia mí.

—Bien, por fin he dormido en mi cuarto —contesté. Hablar con Eduard siempre era fácil; es el único que no convierte todo en un chiste.

Todd se acomodó en la banqueta, apoyando un codo en la mesa.
—Bueno, ¿sabéis que en unas semanas es la fiesta de Slytherin, no?

—¿Qué fiesta? —preguntó Daphne, frunciendo el ceño.

—La que se hace siempre... la fiesta del primer trimestre —respondió Todd con un tono exageradamente dramático, como si ella fuera idiota.

—Perdona, te recuerdo que solo llevo aquí desde el año pasado, graciosillo —rebufó Daphne.

—Por Merlín, no le hagas caso —intervine yo, dándole a Daphne una sonrisa—. Sabes que solo quiere picarte.

—Bueno, pero iremos todos juntos, ¿no? —preguntó Archie con la boca medio llena.

—Por supuesto —agregó Draco sin dudarlo.

Continuamos comiendo mientras hablábamos de cualquier tontería relacionada con Hogwarts: clases, rumores, profesores insoportables... Todo.
La fiesta estaba lejos aún, pero era la primera vez que podíamos asistir. Las casas organizan fiestas cada año, pero solo permiten entrar a los de sexto curso en adelante. Era normal que estuviéramos emocionados.

Cuando acabamos, quedamos en reunirnos en la sala común en veinte minutos. Cada uno se dispersó para hacer sus cosas.

—Tú te esperas —dijo Draco justo cuando yo iba a tomar el camino hacia mi habitación.

—¿Y tú qué quieres? —pregunté con un tono evidentemente coqueteo.

—Primero... a ti —respondió. En un movimiento rápido me tomó de la cintura, me giró y me acorraló suavemente contra la pared. Me besó en los labios, un roce corto pero que me dejó sin aire—. ¿Quieres que hagamos algo antes de ir con ellos?

—¿Algo como qué? —pregunté levantando una ceja.

—Lo que quieras... un paseo, un rato solos... —murmuró.

—Vamos al bosque —dije sin pensar. Me emocionaba la idea de volver allí.

—Como la señorita diga —sonrió, ofreciéndome la mano. La tomé sin dudar.
No me importaba que nos vieran juntos. Lo que no soporto son las etiquetas.

El bosque estaba como siempre: fresco, silencioso y con ese aire mágico que me encantaba. Nos quitamos las batas y caminé hacia el agua; el lago estaba cristalino, casi plateado. Me quedé observándolo, tranquila.

Draco se acercó por detrás y rodeó mis hombros con sus brazos. Descansé mis manos sobre los suyos.

—Me da tranquilidad —susurré.

Posó un beso suave en mi mejilla, sus labios apenas rozándome.

—A mí siempre me has dado paz tú, pero... —su voz cambió, seria— lo siento. Vas a odiarme.

—¿Qué? —me giré confundida.

Pero él ya estaba quitándose la camisa y los zapatos con una sonrisa traviesa que conocía demasiado bien.

—Draco, ni se te ocurra... —empecé a decir.

Demasiado tarde. Me agarró por la cintura y me echó al hombro como si fuera un saco de patatas.

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora