Melian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
El chico entro, yo escuchaba como forcejeaba con la puerta de entrada al cuarto, yo cada vez me encontraba más desesperada, era como si, cada vez que la ayuda estaba más cerca, más rápido me iba ahogando. Consiguió abrirla, generando un golpe fuerte de la puerta contra la pared; seguí pidiendo ayuda, cada vez con menos fuerza, escuché como quitaba cosas que al parecer se encontraba delante de la puerta del armario, supongo que fue Draco el que las colocó para que yo no saliera de ahí. y aunque tardo lo que para mí se me hicieron horas, por fin la abrió, liberándome de aquella prisión de pesadillas en la que me habían condenado. Salí del armario y me tambalee un poco por la debilidad, tenia la cara roja, lo podía notar en mis mejillas las cuales ardían, y cuando levante la mirada para saber quién era....
Era Draco, lo único que hice con mis ojos enrojecidos por el llanto y la cara roja por el agobio, fue decirle:
-¡Eres un imbécil, no te vuelvas a acercar a mi!- solté esto con toda la rabia del mundo y la voz medio ronca.
Le pegue una bofetada en la cara y salí corriendo, sin darle el placer de ver mi cara un minuto más, lo único que pude escuchar fue que dijo algo como:
-No..., Yo no... ¡Espera!-
No le hice caso, corrí y salí de Slytherin, sabia que me podía ver cualquiera, pero si me quedaba en mi habitación Draco iba a venir.
Fui al baño más cercano y fui corriendo a echarme agua en la cara, y de repente se escuchó la puerta abrirse:
-¡Melian estás aquí, menos mal!- dijo Hermione desde la puerta
-Te estábamos buscando, donde estabas- dijo preocupada al ver que no levantaba la cabeza del lavabo.
Qué Alivio me dio escuchar la voz de Hermione, pero no pude, no emití ni un sonido, mi garganta no lo permitía y solo me quedé allí escuchándola, note como estaba detrás de mi y me cogía de los hombros:
-Estabamos super preocupados, te estábamos buscando Harry Ron y yo... Y bueno Draco también- al escuchar su nombre me levanté de golpe.
Me mire en el espejo, ya estaba mucho mejor y dije:
-¡No quiero saber nada de él!-le grité.
-Pero..., Bueno vale, vamos a mi habitación- dijo preocupada.
Me deje llevar, ella me cogió de la mano y tiro de mi hasta su cuarto. Una vez allí, me senté en la cama y me dio algo para que me lo comiera. Me lo llevé a la boca sin saber que era, pero estaba bueno.
-Con esto te pondrás mejor- afirmo
La miré con desconcierto, pero como siempre, me fié de ella.
-Voy a buscar a Harry y Ron, estarán preocupados- dijo mientras cruzaba la puerta.
Yo solo asentí con la cabeza y vi como se marchó corriendo, de mientras yo seguí comiendo para aliviar toda la carga que sentía mi garganta y mi corazón, en aquel momento.
Al rato llegaron los 3, Harry tenía cara de asustado, la peor cara de los tres sin duda, y se sentó a mi lado.
-¿Donde has estado? Estábamos preocupados, no he parado de buscarte- dijo con una voz muy honesta.
Me quedé callada sin responder, no quería contarlo, no ahora, porque sabía que me volvería débil de nuevo. No me esperaba eso de Draco, por muy peleados que estuviésemos, pensaba que aún se acordaba de cuando éramos pequeños, y que nunca sería capaz de hacerme algo así, al igual que no sería capaz de hacerlo cuando era pequeño, es más, estoy segura de que si me hubiera pasado algo así, el pequeño draco estaría ahí para ayudarme y posiblemente hubiera perseguido al que se atreviera a hacerme algo parecido. Aún tenía el nudo en la garganta por el agobio, asique preferí no hablar.
-No quiere hablar aun Harry, dale tiempo- dijo Hermione ayudándome a desviar el tema.
Harry me abrazó y me dijo al oído: -vale, te dejamos tranquila.
El resto del día fui a mis clases correspondientes pero no hable nada y solo me limité a escuchar a mis profesores y a copiar mis apuntes.
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Lo único bueno del día fue, que después de sacarme del armario, no volví a ver a Draco ni a sus amigos, no vinieron a ninguna clase y tampoco aparecieron por la sala común de Slytherin, la verdad no me importó nada.
Al día siguiente mientras miraba por la ventana de mi cuarto hacia abajo, me pareció ver a Draco saliendo de hogwarts, con una capa negra larga que también le tapaba la cabeza con un gorro; miró hacia donde yo me encontraba, hacia la ventana de mi cuarto, y yo me agaché, sabía que era imposible que desde ahí abajo me viera, pero aun así mi corazón se aceleró y mi cuerpo pidió esconderse.
Ese día, las únicas noticias que tuve fueron que Crabbe y Goyle, los amigos más cercanos de Draco, estaban en la enfermería, nadie les vio, pero dicen que les había pasado algo malo porque cuando las enfermeras trataban de curarlos, ellos no paraban de chillar.
Durante ese día se habló mucho de ellos y se preguntó mucho por Draco, ya que era raro que no estuviese por ningún lado. Ni siquiera fue al entrenamiento de Quidditch, nunca falta a ninguno, sobre todo porque quiere ser el mejor y eso sí me extrañó y me preocupó, pero anule mis sentimientos, simplemente pase de ellos y sobre todo de él y de lo que estuviera tramando.
Realmente no quiero ni si quiera ver a Draco, no quiero que se dirija a mi, este año se ha pasado conmigo, a herido mis sentimientos, algo que daba por imposible que alguien consiguiera; y sobre todo daba por imposible, que si algún día alguien lo lograra, esa persona fuera Draco. Y como si de un genio se me apareciera a cumplir mis deseos, ese día fue el último que lo vi; esa última mirada, a través de una simple ventana en una torre del castillo más impresionante en el que he estado jamás. No volvió a aparecer en lo poquísimo que quedaba de año. Pero yo no sabía si agradecerle su ausencia, como tanto quería hacer o por muy raro e ilógico que parezca, extrañarlo...