—Mel —susurró—, de verdad... no te preocupes. Yo habría hecho lo mismo. Es pasado. Y además... —bajó un poco la mirada— me siento culpable yo también. Por pillarte rabia aquellos años y molestarte sin razón.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunté casi sin aire.
Él se rió de forma triste, amarga.
—Supongo que... me molestaba verte tan bien con tus amigos y no conmigo. Y... —exhaló— era la única forma que encontraba para estar más cerca de ti.
Me ardió el pecho. Un calor, una presión, algo difícil de explicar.
—Eso es muy bonito —confesé mirándolo—. Y quiero que sepas que... nunca has salido de mi cabeza, Draco. Te he echado mucho de menos.
Él parpadeó. Como si no esperara oír eso jamás.
—Yo también, Melian. No tienes idea de cuánto —dijo mirando hacia el frente, como si decirlo lo dejara desnudo.
Extendió las piernas y yo me tumbé apoyando la cabeza en ellas. El silencio nos envolvió, un silencio cálido, íntimo, que no incomodaba. Solo se oía el agua del lago cayendo desde la cascada y el murmullo suave del viento.
Las estrellas parecían más brillantes esa noche.
—Quiero preguntarte algo —rompió él el silencio—. ¿Por qué me hiciste todas esas bromas al principio del curso?
Me giré un poco para verlo mejor.
—Draco, yo no te he hecho ninguna broma. Cada vez que me gritabas por eso... pensaba que estabas loco. No sabía de qué hablabas.
Él abrió los ojos sorprendido.
—¿Entonces no fuiste tú?
—No —respondí tranquila.
El silencio volvió, pero esta vez estaba cargado. Él pensando. Yo... procesando todo. Draco siempre había sido reservado, pero ahora entendía cosas que nunca antes había logrado conectar: su forma de actuar, sus cambios de humor, su orgullo, su rabia, su miedo.
Había tenido una infancia horrible. Un padre que lo exprimía como si fuera un trofeo. Una casa donde fallar era pecado. Y aun así, conmigo... conmigo siempre había sido otra cosa.
Lo miré. Tenía la mirada perdida en el lago, en la luna que se reflejaba en el agua.
—Melian... —dijo de repente— quiero que sepas que eres muy especial para mí.
Mi corazón dio un pequeño vuelco. Él me acarició la mejilla, despacio, y luego la nuca, como si no quisiera soltarme.
—Y tú para mí, Draco —susurré casi sin pensarlo.
Volvió el silencio. Ese silencio bonito donde dos personas no necesitan hablar para entenderse. Donde la brisa, la noche y el latido del corazón bastan.
Mis pensamientos se derramaron sin control:
~Qué casualidad... hace unas horas estábamos gritándonos en un pasillo, y ahora estamos aquí. Supuestamente castigados con un brazalete que nos obliga a estar juntos, tumbados en mitad del bosque, yo con la cabeza en sus piernas y él apoyado en un árbol. Él atrapado en sus pensamientos, y yo atrapada en él. Y esta escena... esto... esto es lo más alejado a un castigo que he sentido en mi vida.~
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
