Desperté lentamente, aún acurrucada contra el pecho de Eduard. Respiraba de forma tranquila y profunda, ajeno al torbellino que se agolpaba en mi mente. Durante unos segundos me permití permanecer así, en el silencio suave de mi habitación, con la tenue luz de la luna dibujando sombras sobre el suelo.
Pero entonces mi mente recordó lo del día anterior, y un peso invisible se instaló en mi pecho.
Me aparté con cuidado para no despertarlo y caminé hasta la ventana. Afuera todo estaba completamente oscuro: serían las tres o las cuatro de la madrugada. Hogwarts dormía. O eso quería creer.
Necesitaba aire. Necesitaba moverme, pensar... o dejar de hacerlo. No estaba segura.
Intenté salir de la habitación, pero un simple "Alohomora" no funcionó. Eduard había puesto un hechizo de cierre más fuerte del que pensaba. Rodé los ojos con un suspiro.
—Siempre tan protector... —murmuré con una mezcla de cariño y frustración.
Aún así, conseguí abrirla con un contrahechizo más específico y salí al pasillo. El silencio era tan absoluto que mis pasos parecían ecos en una catedral abandonada. Me dirigí a la sala común y, como imaginaba, mis amigos estaban allí: Daphne, Artemisa, Todd, Archie... Dormidos de manera totalmente caótica en los sofás, como si hubieran estado montando guardia hasta que el sueño los venció.
Sentí un pequeño pellizco de ternura y culpa.
—Lo siento... —susurré.
No los desperté. Salí de la sala sin hacer ruido y eché a correr por los pasillos hasta llegar a la antigua torre de Astronomía.
Abrí la puerta con suavidad. El aire nocturno golpeó mi rostro de inmediato. El cielo estaba despejado; millones de estrellas parpadeaban como si quisieran decirme algo que yo no lograba descifrar. Me acerqué al borde, mi lugar de siempre, cuando noté una presencia.
Alguien ya estaba sentado allí.
—¿Qué haces aquí? —pregunté sobresaltada.
—¡Melian! Menos mal que estás bien —respondió Harry, bajando del muro. Sus ojos parecían más oscuros bajo la luz de la luna—. Tus amigos no me han dejado ir a verte.
Vino hacia mí sin dudar y me envolvió en un abrazo fuerte y cálido. Y en ese instante lo supe: lo necesitaba. Mucho más de lo que creía.
—Harry... estoy fatal. —Mi voz se quebró antes de terminar la frase.
—Melian... —dijo con ese tono suave que solo usaba conmigo—. Mel, te quiero. Y sabes que siempre voy a estar. Siento estas semanas... sé que nos hemos distanciado, pero nunca he dejado de estar pendiente de ti. Por favor, cuéntamelo todo.
Respiré hondo. No quería derrumbarme, pero Harry siempre había sido mi punto seguro.
—Lucius me ha invitado a su casa a comer —solté al fin.
Harry abrió los ojos como platos.
—¿Qué? ¿Sabe que estás con Draco?
—No... ese es el problema. Si me ha invitado es por algo. Y tiene que ver con mi tío.
Un escalofrío me recorrió los brazos. Harry lo notó, porque sin decir nada buscó la capa de invisibilidad —seguro que la había usado para salir sin que la Orden lo viera— y la colocó sobre los dos, protegiéndonos del viento helado. Nos sentamos juntos en el suelo, apoyados contra la pared de piedra.
—También van a contarme qué pasó con mi tío —continué—. Pero según Severus, tengo que esperar a que mi padre venga. Y... eso es lo único que me tranquiliza. Que esté él.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
