𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle

CAPÍTULO 18. Amor y Regulus

Y me dejó allí, sola en mis pensamientos. Sé que se lleva mal con Draco, pero no entendía su actitud.

Volví a sentarme en el borde del balcón, abrazando mis rodillas, apoyando la cabeza sobre ellas con la espalda contra la columna que sostenía el techo.
¿Por qué le había molestado tanto? Nunca me había hablado así.
¿Y por qué cojones me había gustado besarme con Draco? Esa era la verdadera pregunta.

De repente vi a Hermione acercarse a mí, con el ceño fruncido y gesto preocupado.

—¿Cómo estás?

—Bien. Vete —respondí seca.

—Sabes que no lo voy a hacer —dijo con tranquilidad. Me conoce demasiado bien; sabe que cuando me rayo o me enfado, respondo así. No le molestó mi actitud—. Cuéntame qué ha pasado.

—Besé a Draco... y fui a buscar a Harry para contárselo. Él solo se enfadó conmigo y me dejó sola.

Hermione suspiró.

—A ver, a ninguno nos parece buena persona Draco, y para Harry eres muy importante. Tiene que ser difícil para él.

—Lo sé —contesté frustrada—, pero para mí también es difícil. Es mi vida. Y encima me habló fatal, sabiendo que lo necesitaba. Déjalo Hermione, tú siempre vas a estar de su lado.

—Pues no —me sorprendió—. A mí también me parece raro que te haya hablado así. Él sabe lo importante que es Draco para ti. Tendría que haberse puesto en tu lugar.

Algo más rondaba su cabeza.

—¿Y qué más? —la presioné.

Hermione bajó la mirada.

—Ron y yo hemos notado cierta... sobreprotección por parte de Harry hacia ti. Creemos que puede ser porque te ve como la hermana pequeña que nunca tuvo... o porque hay algo más.

No respondí. No quería hablar del tema. Solo volví a mirar hacia delante, dejando que la brisa despejara un poco mi mente.

—¿Por qué no me lo contaste? —solté de repente.

—¿El qué?

—Que Draco os ayudó a buscarme. Que él no me había encerrado en el armario.

—No me dejaste —respondió ella con calma—. Y sabes que Draco no me cae bien... prefería que te lo dijese él.

No quise seguir hablando. Me bajé del borde, y como era de esperar, Hermione vino a abrazarme.

—¿Por qué has venido? ¿Cómo sabías dónde estaba? —pregunté confundida.

—Harry estaba arrepentido de cómo te habló. Quería que viniera a consolarte. Dice que nos entendemos mejor.

Asentí.

—Tiene razón. Hermione, gracias por escucharme. Puedes irte... necesito estar sola.

—Vale. Si necesitas lo que sea, búscame —dijo antes de salir del aula.

Cuando se fue, el silencio volvió a caer como un peso sobre mi pecho. Me quedé mirando las vistas, pero mis pensamientos no paraban.

Y, de pronto, como una corriente fría recorriendo mi nuca, sentí ese susurro.
No una voz clara, no palabras...
Solo la misma vibración que sentí aquella noche en Grimmauld Place cuando Regulus me tocó la frente para "despertar" mis habilidades.

Un eco tenue.
Un aviso sin forma.

No estás viendo todo, Melian.
Ten cuidado con aquello que no muestra su nombre.