CAPÍTULO 4 ( unos años después )

424 20 1
                                        

Mi infancia en Hogwarts transcurrió como un sueño. Corría por pasillos interminables, exploraba salas secretas y aprendía con un entusiasmo que parecía no agotarse nunca. Amaba aquella escuela y todos los secretos que guardaba entre sus muros.

Aunque las casas nos separaban, mi grupo de amigos y yo siempre encontrábamos la forma de estar juntos. Los profesores nos llamaban "el cuarteto inseparable", y no les faltaba razón.

Tampoco me alejé de Draco. Habíamos crecido codo con codo, compartiendo risas, discusiones y confidencias. Nuestra amistad era casi indestructible, aunque yo debía partirme entre mis amigos de Gryffindor y mi círculo en Slytherin. Esa tensión nunca desaparecía del todo.

Primeros años

El primer año no fue sencillo. Al volver a casa, mi familia adoptiva me dio la espalda. Mis tíos nunca habían querido que fuese a Hogwarts, y lo dejaron claro con su indiferencia. Aun así, mis "primos" me cuidaron en secreto, dándome comida y tratándome como a una hermana pequeña.

El segundo año estuvo marcado por el miedo. Un elfo doméstico, Dobby, nos advirtió de que corríamos peligro. Yo entré en el equipo de Quidditch como buscadora, aunque rara vez jugaba. No quería echar más leña a la rivalidad entre Harry y Draco, que cada vez se odiaban más. Intenté mediar, pero era como intentar apagar un incendio con un vaso de agua.

Ese año descubrimos algo perturbador: Harry y yo podíamos hablar con las serpientes. Era un lazo extraño y oscuro que nos unía más de lo que imaginábamos. Terminamos enfrentándonos a una criatura gigante y al recuerdo de Tom Riddle. Ganamos, pero no sin consecuencias. Antes de desaparecer, me llamó "traidora" por pertenecer a Slytherin. Aquel insulto me marcó más de lo que admití.

El tercer año fue aún más duro. Cumplía trece años y el mundo mágico entero hablaba del prisionero fugado de Azkaban: Sirius Black. El mismo Sirius Black que, para mi sorpresa, resultó ser mi padre. Mi corazón se dividió en dos: ¿cómo podía querer a alguien que, según todos, buscaba nuestra destrucción?

Los dementores acosaban Hogwarts, drenando cualquier pizca de felicidad. El profesor Lupin nos enseñó a defendernos. Mi patronus resultó ser un lobo, el mismo que el de mi padre. Fue Snape quien me lo dijo, con una expresión difícil de descifrar.

Durante mucho tiempo creí que Sirius había traicionado a los Potter, entregando a Voldemort la ubicación de sus amigos... de mis padres adoptivos. Pero no fue así. La verdad era más oscura: el verdadero traidor era alguien cercano, alguien que había estado todo el tiempo a nuestro lado.

Ese verano, por primera vez, me negué a volver con mi familia adoptiva. Me fui con Sirius. Y fue, sin duda, el mejor verano de mi vida. Me habló de cuando era pequeña, de las cosas que se había perdido, de cuánto me había echado de menos. Recuperamos tiempo perdido, y por fin, por fin, sentí que tenía un verdadero padre.

Entre dos mundos

Harry y yo nos hacíamos cada vez más inseparables. Nos unía nuestro pasado roto y el peso de las verdades ocultas. Íbamos juntos a bailes, a pasear, a descubrir los secretos que Hogwarts ocultaba. Ron y Hermione, aunque a veces se enfadaban con nosotros, sabían que también necesitábamos nuestro espacio.

Con Draco, en cambio, todo empeoró. Cada día que pasaba, la distancia entre nosotros se hacía más evidente. Él no soportaba mi cercanía con Harry. La tensión estalló en una pelea que nos dejó marcados. Draco me pidió que eligiera entre él o Harry... y yo, incapaz de responder, simplemente me marché. Pasé la noche llorando a escondidas. No suelo mostrarme vulnerable, pero esa vez las lágrimas fueron inevitables.

La revelación de Sirius

Ese verano, Sirius me miró con una seriedad que me hizo contener la respiración.

—¿Crees que estás preparada para saber la verdad? —me preguntó.

—Por supuesto. Llevo años esperándolo. —Me acomodé en el sofá, lista para escuchar.

Sirius respiró hondo.

—Yo era íntimo amigo de los Potter. Padrino de Harry... y ellos eran los tuyos. Esa noche os dejé a su cuidado, pensando que estaríais a salvo. Jamás imaginé que un traidor en nuestras filas los delataría. Voldemort y Bellatrix fueron a por ellos... y lo único que sé es que Lily se interpuso. Su sacrificio os salvó la vida a ti y a Harry. Esa es la razón de vuestras cicatrices.

—Entonces... ¿los padres de Harry murieron por nosotros? —pregunté con la voz quebrada.

—Sí. Fue injusto. Pero no te culpes. Si volvieran a vivir esa noche, tomarían la misma decisión sin dudarlo. —Su voz se quebró, pero sonrió débilmente—. Lo único que me arrepiento es de no haber hecho más, de no haber cambiado el rumbo de esa noche.

—Papá... —Lo llamé así, y vi cómo sus ojos se iluminaban.

Él me abrazó fuerte, como si quisiera que nunca más lo apartara nadie de mí.

Algo más...

Esa misma noche, cuando me quedé sola en mi habitación, recordé sus palabras. El sacrificio. La traición. La verdad. Y entonces, de nuevo, la voz.

"No creas todo lo que te dice. La historia nunca se contó completa. Busca en la sombra del nombre que todos olvidaron."

Me giré sobresaltada, buscando a mi alrededor. No había nadie. Solo silencio.

El eco de aquella voz me heló la sangre, pero al mismo tiempo encendió algo en mí: la certeza de que había más secretos escondidos.

Un nombre resonó en mi mente, sin que yo lo hubiera pronunciado jamás: Regulus.

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora