Me doy media vuelta y entro a mi despacho. Empiezo a recoger mis cosas sin borrar de mi mente aquella escena que acabo de presenciar. El tener que ver como la toca, la besa... Hace que esas heridas que empezaban a sanar se abran nuevamente. Quizás no sea tan fuerte como pensaba y la mejor decisión sea vender mi parte y empezar de nuevo.
Cojo por último mi bolso y me lo cuelgo en el hombro. Voy para el ascensor y cuando las puertas están a punto de cerrarse, entra Débora sin previo aviso.
-¡Por poco! -exclama acariciendose ese brazo por el golpe.
Ignoro por completo su comentario y mi mirada se pierde en esa maldita falda que lleva puesta y que seguramente no le habrá hecho falta quitarse. Perdiéndome en aquellas piernas kilométricas que hacen que te canses a mitad de camino.
Ella se gira de repente y aparto la mirada disimuladamente perdiéndome en esos botones que son mi única distracción. Puedo percibir su odioso perfume y al olerlo hace que me teletransporte a ese día. Seguramente sea porque en mas de una ocasión esa misma fragancia se quedaba impregnada en las camisas de Lucas, inventándose absurdas excusas donde yo lo creía como una estúpida.
Se abren las puertas y ella sale con prisas del ascensor. Tardo un momento en reaccionar, hasta que veo que vuelven a cerrarse de nuevo. Salgo de ahi y voy para el coche. Le mando un mensaje a Lucía y quedamos en media hora en mi casa.
Piso el acelerador y en cinco minutos he llegado a mi destino. Me quito rápido la ropa, necesito ducharme con urgencia antes de que llegue. Estoy en mi habitación semi desnuda llevando solo las bragas puestas. Estoy buscando aquel vaquero que tanto me gusta, cuando al mirar por mi ventana veo como alguien se esconde de repente.
Reconozco de inmediato de quién se trata. Es aquel muchacho que siempre saca a su perro a pasear y que siempre hemos compartido alguna que otras miradas. Sinceramente el chico es muy guapo. Es altamente atractivo, de piel morena y con unos ojos verdes oscuros que solo con mirarte sientes como te desnuda hasta el alma. Hago como que no me he dado cuenta y comienzo mi juego de la provocación, donde yo soy la única protagonista. No sé realmente por qué razón estoy haciendo esto, pero mi instinto sexual está ahí y no te puedes imaginar lo que me excita el sentirme así, deseada.
Sigo enfrente de la cómoda y bajo lentamente hacia abajo, dando una mejor perspectiva de mi trasero. Me levanto despacio para que así pueda grabarlo en su retina. Recojo mi pelo y dejo al descubierto por completo mis senos. Mis dedos colocan con delicadeza aquel mechón que se me ha escapado de mi recogido y lo coloco detrás de mi oreja, mientras mis dedos bajan lentamente hacia mis pezones. Miro discretamente y veo como sigue detrás de la cortina. Puedo apreciar a la distancia que su otra mano está bien ocupada. Empiezo a sentir el calor en mis mejillas y como mi ser más profundo me llama para sucumbir está excitación que estoy sintiendo. Sigo bajando mis dedos hasta llegar a mi ombligo, para terminar en el borde de mis bragas. Empiezo a juguetear con ellas y sonrio traviesa.
Empiezo a bajarlas muy despacio, haciéndote que desesperes por completo para hacerte torturar. Y cuando la tengo debajo de mi pubis, voy hacia la ventana y lo miro fijamente sin apartar mi mirada con descaro. Él me sonríe y puedo ver cómo en esa sonrisa tan perversa disfruta de este acto tan erótico. Levanto mi mano y me despido moviendo mis dedos divertida, mientras corro totalmente las cortinas. No puedo evitar reírme por lo que acaba de suceder, pero al mismo tiempo me hace sentir empoderada. Tener que tienes el control de otra persona es sumamente grandioso.
Me meto en la ducha y cuando voy abrir justo el grifo pegan en la puerta.¡Mierda!debe ser Lucía. Salgo poniéndome mi albornoz y voy hacia la puerta. Cuando abro no me encuentro a nadie afuera. Asomo mi cabeza pero el rellano está vacio ¡Que extraño! Entro de nuevo en casa quedándome un poco desconcertada.
Termino de ducharme y me pongo un vaquero que me hace un culo bastante sexy. Esta vez optó por un body de color beige que me queda bastante ajustado, tanto que mis pechos sobresalen de el. Finalizo mi vestimenta con una chaqueta vaquera y unos botines en negros. Mi pelo suelto y ya estoy preparada para el día.
Me parece raro que todavía no haya llegado aún, decido llamarla pero no tengo éxito. Pierdo mi mirada en el suelo y veo aquella tarjeta debajo del sofá de enfrente. Seguramente esté ahí desde que se me cayó cuando me quede dormida. Me levanto a cojerla y me quedo detenidamente a observarla. Todavia no me he sentido con el valor suficiente de llamar a esta clases de compañías por muy profesionales que resulten. Aunque en realidad necesite a alguien en algunos momentos concretos para dar esa apariencia que tengo que conservar, pero no me decido aún.
El móvil empieza a sonar y hace que desvíe mi atención guardando la tarjeta en mi chaqueta. Es Lucía, por lo visto me espera en el restaurante de la esquina con una gran sorpresa. Sabe perfectamente que odio que me sorprendan. Resoplo con todas mis ganas e inspiro toda la tranquilidad que necesito en estos momentos.
Voy de camino hacia el lugar, cuando observo a Lucía levantando su mano muy animada. Me voy acercando a ella y veo a un chico muy guapo a su lado y no es precisamente aquel tipo que le gusta atarte con cuerdas.
-¡Por fin estás aquí, Claudía! Tengo que presentarte a alguien muy especial -responde alegremente.
-¡Hola, me llamo Ángel! Encantado de conocerte -saluda extendiendo su mano con un gran sonrisa. Enseñando el blanco nuclear de sus dientes.
-¡Hola, yo soy Claudía! Bueno, ya lo debes de saber por la discreta de mi amiga -la miro de reojo.
Este debe ser el chico del que me habló, pero lo que no me dijo es que parece ser tallado por los grandes dioses. Su melena oscura que le cae a la altura de su cuello lo hace tan primitivo, tan seductor. Su barba está perfectamente recortada y sus labios resultan tan apetecibles. Su manera de mirarme con esos ojos tan oscuros, hace que me ponga acelerada. Tiene la altura perfecta y su cuerpo es curpulento. Se nota que lo trabaja muy bien.
-¿Que tal si nos sentamos, chicos? -pregunta entusiasmada al ver la situación entre los dos.
-Me parece bien -respondo sin apartar su mirada.
Nos sentamos en la mesa. Lucía está a mi lado y él está sentado frente a mí. La manera que tiene de tocarse el pelo hace que me ponga nerviosa. Lo hace tan sensual la manera que tiene de qué se mueva donde el quiere. Me sonríe discretamente y yo me pierdo en esa sonrisa tan seductora. Sabe que me atrae y eso le gusta. Lucía empieza animarlo para que nos cuente un poco más de su vida. Y por lo que estoy escuchando es bastante interesante, cosa que no me extraña. Es ingeniero de telecomunicaciones y ha viajado por muchos países.
-Bueno, creo que ya he hablado suficiente ¿No?. ¿Que hay de ti, Claudía?
-Pues... No hay mucho que contar la verdad -respondo tímida, desviando mi mirada en aquella copa que todavía no le dado un sorbo.
-¿Y por qué me da la sensación de que eso no es cierto? -su mano acaricia con suavidad su barbilla.
Mis palabras se ahogan en ese gran sorbo que acabo de dar al vino. Para asi quitarme esta sequedad que me hace sentir. ¿De donde diablos ha salido este hombre?
![](https://img.wattpad.com/cover/334107215-288-k124689.jpg)
ESTÁS LEYENDO
EL PLACER ES MÍO
RomanceUn matrimonio millonario tiene en común una empresa muy reconocida en Barcelona. Todo es perfecto hasta que la infidelidad entra sin aviso y te destruye por completa. Claudia, que así se llama nuestra protagonista se adentra en un mundo sexual que d...