Mis manos se apoyan en esa madera que cruje al instante por su descomposición, mientras sus labios recorren con ansias cada rincón de mi piel. Mi cuerpo se estremece de delicia al sentir su cálida lengua que humedece está sequedad de mi interior, cuando de repente me veo impulsada por mi trasero hasta sentarme. Mis dedos juegan con su pelo abundante que agarro con fuerza, mientras mis gemidos se quedan atrapados en estas paredes huecas. Desabrocho ansiosa ese botón que se interpone en estas ganas inmensas por poseernos, cuando sus manos me frenan de inmediato.
-No puedo... Hacerlo -jadea excitado.
Beso con delicadeza todo su cuello e inmediatamente echa su cabeza hacia atrás regocijándose de placer.
-Daniel... Hazme tuya... -susurro ardiente en su oído.
Termino de bajar su última prenda con inquietud, deseando con todas mis fuerzas que me haga suya. Agarro con afán sus glúteos firmes y lo acerco hacia a mí interior como una animal hambriento. Y justo cuando espero que termine por quitarme esta hambre insaciable, coloca sus manos en mi pecho poniendo un espacio entre nosotros.
-Para... Porfavor -suplica casi sin aliento.
-¿Estás... Seguro? -lo miro lujuriosa.
Abro mis piernas ampliamente mostrando todo lo que es suyo y que siempre será.
-¡He dicho que pares, Claudia! -grita furioso.
Lo miro desconcertada mientras mis brazos se entrelazan en mi cuerpo desnudo.
-¡Perdoname!... No he querido gritarte así -hace el intento de tocarme pero me hecho hacia atrás.
-No me toques... -respondo asustada.
Mira sus manos conmovido como si una gran culpa cargará con ello. Levanta su mirada perturbada y aprieta sus labios entre sí en silencio.
-¡Llevame a casa ahora mismo! -ordeno con firmeza, aguantando mis ganas de romperme una vez más de tantas.
Asienta con su cabeza sin musitar una sola palabra.
Vamos de camino hacia el coche y no puedo seguir conteniendo estás inmensas ganas de enfrentarlo. Me giro hacia atrás mientras le señalo con el dedo furiosa.
-¿Para que me has traído aquí? Para... -doy un largo suspiro -. Para hacerme sentir así... Despreciada ¡¿O es que acaso ya no te gusto!? ¡Responde! ¡Cuál es tu maldito problema!
-¡Para, Claudia! ¡Tu no eres mi puto problema! Eres... La respuesta a todo lo que siento -su voz se quebraja.
Camino lentamente y acaricio suavemente su mejilla enrojecida por la tensión.
-Necesito... Saber qué te ocurre para poder comprenderte ¡Te juro que... Intento ver más allá de lo que tú no me dejas ver! Pero... Tu muro es demasiado alto, Daniel. Y tú, eres el único que puede ayudarme a subirlo.
Agarra mi mano que todavía lo acaricia con dulzura, mientras me mira emocionado.
-No puedo... Claudia. Ese muro, es lo único que te mantiene a salvo de mí.
-¿A que te refieres? -pregunto confundida.
Coge una gran bocanada de aire en sus pulmones que suelta a continuación lentamente.
-No soy lo que ves... Todo lo que hay en mí, es oscuro. Y eso mismo, es lo que traigo a la vida de las personas... Una absoluta oscuridad.
Lo miro fijamente.
-Pues si eso es cierto, viviré contigo en la más profunda sombra.Me agarra de la nuca y nos besamos apasionadamente, diciéndonos en aquellos besos los que nos quedaba por decir. Apoya su frente contra la mía mientras nos sonreímos llenos de una felicidad que nadie entendería jamás en la vida.
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EL PLACER ES MÍO
RomansaUn matrimonio millonario tiene en común una empresa muy reconocida en Barcelona. Todo es perfecto hasta que la infidelidad entra sin aviso y te destruye por completa. Claudia, que así se llama nuestra protagonista se adentra en un mundo sexual que d...