Capítulo 20

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Mis gritos parecen que impulsan a Daniel a levantarse rápidamente del suelo, devolviendo con furia el golpe y su cuerpo pesado cae sobre las personas que lo sujetan de forma involuntaria, escuchándose algunos gritos de dolor.
Miro expectante esta terrible escena rezando porque Daniel salga ileso de esa fiera que parece como si nunca hubiera tenido contacto humano.

Se levanta como un demente y arremete contra él estanpandolo contra la pared.

-¡Suéltalo de una puta vez! ¡¿Me oyes pedazo de animal?!-grito totalmente enfurecida mientras me acerco a su gigante espalda.

Gira su cabeza lentamente hacia mí y en su sonrisa se dibuja lo más aterrador que puedas imaginar. Lo suelta de golpe y camina hacia a mí a solo un par de metros de distancia. Intento reaccionar pero el miedo me ha dejado bloqueada y lo último que siento es como sus dedos robustos aprietan con todas sus fuerzas mi cuello dejándome sin respiración.
Mis pies se quedan colgados en el aire y lo único que veo es la mirada ensangrentada de este monstruo que solo le falta un minuto para terminar de ahogarme. Mi voz se queda atrapada en el trayecto donde tiene su mano y mis lágrimas caen inconsciente por mis mejillas de la fuerte presión.

En el momento en el que veo como alguien impacta una botella en la calva de su cabeza sobresaltando los cristales por el aire, me suelta de inmediato. Caigo bruscamente al suelo y me arrastro como puedo alguna esquina para encontrarme a salvo, mientras recupero el ansiado aliento. Él cae desmayado y la sangre corre a todas las direcciones. Cuando alzo mi mirada veo a Lucía petrificada llevando todavía consigo el arma homicida. Me quedo atónita a lo que acaba de suceder y empiezo a gritarle histérica, pero con los chillidos de las personas que están asustadas no consigue escucharme.

Siento como alguien me levanta del suelo volteo mi cabeza y veo que se trata de Mario.

-¡Tenemos que irnos, Claudía! ¡Esto no se va poner nada bueno!-grita mientras pone mi brazo alrededor de su cogote para llevarme a rastras.

Daniel tira del brazo de Lucía que aún sigue sin moverse por el shock y nos vamos rápidamente del lugar.

En el camino no ha musitado ninguna palabra y eso me deja bastante preocupada, sinceramente nunca la había visto así. Daniel me observa por el retrovisor en silencio y puedo ver como Mario está extremadamente nervioso al verla en ese estado, confirmándome que verdaderamente le gusta Lucía.

Llegamos al hotel y nos dirigimos a su habitación. Ellos se sientan en el sillón, mientras que nosotras nos sentamos en la cama.

-¿Quieres tomar algo, Lucía?-pregunto preocupada mientras le acaricio su hermoso cabello castaño.

Su silencio responde mi pregunta y miro a Mario que la observa preocupado. Finalmente no aguanta más la situación y se levanta hacia a ella.

-¡Lucía por dios! ¡Di algo joder!-grita desesperado sujetando sus manos con fuerza mientras busca su atención. Gira su mirada hacia él y lo observa conmocionada.

-He matado a un hombre... ¡¿Me habéis escuchado joder!?-grita levantándose fuera de sí señalandose a si misma como única culpable.

Me levanto lentamente y pongo mi mano con cuidado en su hombro para tranquilizarla.

-Mirame, no lo has matado. Y si lo has hecho ha sido únicamente para salvarme la vida, porque si no hubiera sido por tí ahora mismo yo estaría... -siento de nuevo esa sensación de ahogo por la emoción de lo sucedido y mis lágrimas no tardan en rodar por mis mejillas.

-Cariño...jamás permitiría que te hicieran daño, sabes que eres como una hermana para mí. -nos abrazamos muy fuerte y lloramos como dos niñas pequeñas.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora