Capítulo 18

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Sus dedos se deslizan lentamente hasta llegar a mi barbilla y aunque ya no esté sellando mis labios, sigo en silencio, mientras sus ojos me mantienen totalmente hechizada. Su recorrido parece que no va a parar aún, cuando siento la yema de su índice deslizarse por mi cuello. Echo mi cabeza hacia atrás instintivamente dándole más amplitud a sus ansias de enloquecer a esta piel de la que ya no soy dueña. Quiero frenarlo, pero este gran deseo por querer sentirlo es aún más fuerte que mi propia voluntad.

Me estremezco de inmediato al sentir como baja con lentitud hasta donde empieza el comienzo de mis senos ¡Tengo que parar esto! ¿Pero, por qué demonios no reacciono?

Cuando de repente escuchamos como alguien alza la voz captando la atención de todos. Rápidamente aparta su dedo torturador y respiro aliviada por esta campanada que me ha salvado de que acabe mojando mis bragas de encaje.

Nos adentramos entre la multitud buscando de quién proviene esa voz que me resulta tan peculiar. Cuando veo a Lucas con su copa levantada. Cómo siempre el portavoz de las fiestas importantes.

-¡Está noche Señores y Señoras quería brindar por todos nosotros! ¡Por ser al día de hoy de las mejores empresas de este país! Y ahora, ¡Levantad conmigo vuestras copas y disfrutar de esta fantástica noche! ¡Salud! -festeja bebiéndose el champán de un solo sorbo.

Me bebo de un trago este delicioso cava afrutado, mientras lo observo con desprecio. Débora se acerca a él y lo besa apasionadamente frente a todos los invitados. Como siempre tan descarada. Siento como mi estómago se hace tan pequeño que no tiene cavidad para una gota más de alcohol, amenazándome inminentemente con salir disparado de mi boca.

-Claudía, ¿Te encuentras bien?- Pregunta extrañado.

Su voz hace que reaccione de inmediato apartando mi mirada rápidamente de ellos.

-Si... Estoy bien.- Sonrío levemente.

Daniel mira hacia la dirección donde se encuentran los dos que están comenzando con los priliminares de la noche. Y sé que ya se ha dado cuenta de la situación.

-Ese era tu marido, ¿Verdad?

-Efectivamente, era. -Concluyo con firmeza la última palabra.

Me agarra desprevenida de la mano y me lleva hacia allí.

-¿Pero, que diablos estás haciendo Daniel? -grito mientras intento zafarme de él.

Se para de inmediato y me mira fijamente a los ojos.

-Quiero presentarme. -Exige con autoridad.

-¿Cómo? ¿Estás loco? -pregunto alterada poniendo un dedo en mi cabeza para serle más gráfica, ¿Que pretendes con esto, Daniel?

-Que causes sensación, Señorita. -me susurra provocativamente en el oído.

Finalmente me dejó arrastrar, maldiciendo una y otra vez el porqué hago caso a un demente. Estamos frente a Lucas que está ocupado por aquella lengua que lo tiene asfixiado.

Daniel empieza a carraspear para poder interrumpir ese acto que es tan repulsivo para mí. Mientras intento distraerme con cualquier cosa de mi alrededor para no tener que presenciar esta escena tan incómoda.

Se separan por fin y el color rojo de sus labios ha traspasado a otra persona, Lucas, dejando en ella el rastro de lo que hubo ahí hace segundos. Empieza a colocarse bien su melena descolocada, mientras tanto otro termina de colocarse discretamente su miembro para disimular aquella desmesurada erección.

-¡Buenas noches, me llamo Daniel! Quería felicitarlo por el discurso que acaba de dar, Señor.- Extiende su mano esperando a que sea correspondido.

Lo mira desconcertado, pero aún más cuando se da cuenta quién lo acompaña. Sus ojos se abren completamente al verme y sus expresiones no se pueden ocultar ante su asombro.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora