Capítulo 16

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Me he levantado antes que Lucía que todavía sigue plácidamente dormida. Estoy sentada tomándome mi café, mientras leo una y otra vez el mensaje de Ángel. Y aunque lo haya leído más de 20 veces, me sigue sacando una sonrisa a la distancia. He pensado en responderle, pero cuando quiero empezar a escribir el texto, mis dedos se quedan inmóvil. Quedándome totalmente en blanco.

Veo como Lucía estira sus brazos, siguiendo de un gran bostezo. Bloqueo rápidamente el móvil y lo dejo encima de la mesa. Prefiero no contarle nada, a veces se pone un poco, como diría yo, pesada en el buen sentido.

-¡Hasta que por fin se levanta la bella durmiente! -camino hacia el sofá y me siento a su lado.

-¿Así es como das los buenos días? Pues déjame decirte, cariño ¡Que así no vas a encontrar novio! -responde con ese sentido del humor que tanto le caracteriza.

La destapo de esa manta que la mantiene retenida en contra de su voluntad.

-¡Vamos, arriba! Tienes que acompañarme a la peluquería. Está noche tengo el evento -tiramos con fuerza cada una de la manta, donde finalmente gano la batalla. Dejándola al descubierto.

-¡Te voy a matar! -me amenaza por interrumpir su horas de sueño sagradas-.¡Pero si te voy a decir algo, fuiste muy grosera con Daniel! Deberías de llamarlo y pedirle perdón -se levanta del sillón y su falda se le ha subido hasta arriba. Dejando al descubierto su tanga negro donde en la parte de adelante pone explícitamente con letras blancas,¿A qué esperas?

Pongo mis ojos en blanco. Y no puedo evitar sonreír por esa frase tan explícita. Pero así es ella, tan directa.

-¡Oye, Claudía! ¿No te has dado cuenta que Daniel se parece mucho a aquel chico del pub? -se baja la falda dando por finalizado su gran mensaje.

-Pues... Sinceramente no me había fijado ¡Además, te aseguro que no es él! Lo habría reconocido -desvio mi mirada en aquel vaso de café que aún no me terminado.

No puede saber que aquel tipo y Daniel se trata de la misma persona. Y mucho menos enterarse a que se dedica, porque seguro que se le escaparía de la boca. Nunca ha sabido guardar un secreto. Así que prefiero mantenerla al margen de todo esto.

-¡Claudía! ¿En que estás pensando?¡Estoy esperándote! -exclama levantando una mano.

-¡Si...vamos! -respondo volviendo en sí.

Cogemos los bolsos y salimos del apartamento. Salimos del portal, cuando me encuentro de frente con el chico del perro. Me ruborizo al recordar aquella escena en la que se deleitó observándome desde su ventana semidesnuda. Sonrio traviesa y me devuelve la sonrisa con intenciones perversas. Volver a rememorar como se masturbaba tras esa cortina que se movía como si el viento entrará por su ventana. Hace que sienta la curiosidad de saber si termino de correrse pensando en mí.

Miro hacia atrás y nos encontramos nuevamente. No podemos evitar sonreírnos por aquello que pasó y que al mismo tiempo hace que sienta mucho morbo. Lucía no para de darme codazos. Intentando sonsacar quién es aquel semental que me acaba de comer con la mirada, pero esquivo sus preguntas mientras me río a carcajadas. Lo que hace que la saque de sus casillas,  haciendo que inevitablemente me cause más risa.

Llegamos por fin. Nos quedamos en la puerta esperando a que nos reciban. Y Lorena viene hacía a mí con su deslumbrante sonrisa.

-¡Que tal, Claudía! ¡Cuanto tiempo sin aparecer por aquí! -saluda animada.

-No he tenido la ocasión para venir. Pero está vez te necesito con urgencia, tengo un evento muy importante y quiero estar radiante -sonrio.

-¡Claro que sí, pasa! -me indica con la mano donde tengo que sentarme.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora