Capítulo 24

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Estamos en uno de mis restaurantes favoritos donde preparan unos cócteles impresionantes. El camarero se acerca a nuestra mesa y pido dos especiales de la casa, asienta con la cabeza y se marcha.

-¿Quieres emborracharme, Claudia? -la manera de acariciar su barba me indica que en esa mente perversa desea que así sea.

-No soy ese tipo de mujeres -respondo entre risas nerviosa.

Porque eso mismo es lo que siento cuando estoy con él. Siento como mi cuerpo se eriza a tal punto que pierde la temperatura de mi piel. No podría explicar que tipo de emoción me causa, pero me hace sentir bien, que estoy a salvo.

Acerca disimuladamente su mano y me acaricia suavemente sin apartar su intensa mirada de los míos y mi corazón empieza a palpitar con fuerza.

-Me moría de ganas por volver a verte...

Intento tragar saliva, pero siento que se me queda atravesado en mi garganta haciendo que no pueda responder.

-Siento si parezco muy directo, Claudia. No puedo ocultar más lo que siento por tí, me gustas y demasiado...

Me quedo atónita ante su inesperada confesión y empiezo a sentirme bastante acelerada. Tanto, que me es imposible mirarlo a los ojos en este mismo instante.

-Veras Ángel... Yo... -retiro mi mano de la suya lentamente mientras me mira afligido.

-¡Perdóname! Soy un bruto. Tienes pareja y yo aquí poniéndote en un compromiso.

-¡Eh,no! Osea... No es mi pareja es... Un amigo -la manera que tengo de tocar compulsivamente el mantel de la mesa delata mis nervios.

Por fin nos trae los cócteles y me observa sorprendido por esa gran copa de colores llamativos.

-¡Vaya! Tiene pinta de ser una bomba en tu estómago ¡Bueno, vamos a probarlo! -exclama dándole un gran sorbo
haciendo que empiece a toser repetidamente.

-¡Ángel! ¿Estás bien?

Me levanto de la silla y voy hacia él pegando pequeños golpes en su espalda para aliviarlo. Cuando de repente me tira del brazo haciendo que caiga sentada en sus piernas.

-Ahora, si estoy mucho mejor -su mirada se pierde en la comisura de mis labios, mientras me pierdo en la manera en que se deleita al desearme.

Mi respiración empieza a agitarse rápidamente al tenerlo a centímetros de mi boca y aunque quiera levantarme el tener sus brazos rodeando mi cintura no está ayudando en mucho.

-Entonces... Si solo es tu amigo. Tengo carta blanca para conquistarte ¿Verdad?

-Yo... -no consigo terminar la frase cuando sus dedos recorren con ternura  mi mejilla haciendo que me quede bloqueada.

El tacto en mi piel están... Delicado. Su amor y su deseo llega a traspasar sus cálidas yemas hasta llegar a mí y siento como mi corazón se repleta de flores hermosas. Se acerca muy lento, tanto, que ya he podido apreciar que tiene un lunar justo encima de su boca. Y justo cuando iba a ocurrir lo evidente alguien se le cae algo al suelo haciendo que automáticamente me levante y termine de ocupar nuevamente mi lugar.

-¡Que mala suerte que se haya caído en este momento! -responde divertido.

-Ahora enserio, Ángel ¿Que hacías en mi empresa? ¿Y con ella? -agradezco en parte ese fortuito accidente y poder esquivar aquella conversación que sé dónde nos iba a llevar.

Se coloca con delicadeza detrás de la oreja aquel mechón que empieza a estorbarle en su hermoso rostro, mientras lo observo embobada.

-Fui a buscarte, pero me encontré con Débora y quiso consultarme algunas dudas que tenía. Espera un momento, no me digas que... ¿Estás celosa?

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora