Capítulo 29

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Nuestros cuerpos desnudos están entrelazados entre sí, mientras pasa sus dedos con ternura por mi cabello. Mi dedo comienza a dibujar un corazón invisible en su torso que todavía sigue sudado, como si con eso quisiera grabar en su piel este sentimiento que callo a gritos y que solo espero que adivine. Escucho que su ritmo es lento, tranquilo, como si estuviera en paz consigo mismo. A veces pienso que soy la causa de esa paz que le transmito, lo sé, porque veo como sus ojos oscuros esclarecen ante mí ¡Dios, me siento todavía tan abrumada con todo esto! el saber que siente algo por mí me da la esperanza de que podamos formar algo juntos, algo nuevo. Siento su cálida mano levantando mi barbilla y puedo percibir como en su mirada aún sigue exhausto.

-No te imaginas lo hermosa que estas ahora mismo -acerca sus labios y me besa con dulzura.

Le sonrio nerviosa al mismo tiempo que siento mis mofletes arder. Nunca habia podido ver esta parte de Daniel que desconocía por completo... Y eso me hace sentir tan dichosa.

-Quiero preguntarte algo... ¿Es verdad lo que me dijiste? -jugueteo inquieta con su labios carnosos.

Su mirada se vuelve fría, anulando en ella cualquier tipo de emoción.

-Es mejor que me marche. Se me a hecho tarde.

Se reincorpora rápidamente en el sofá mientras busco una postura que me permita seguir encima de su cuerpo cálido, pero acabo por caer bruscamente encima del sillón.

Lo observo confusa sin saber el porqué siempre huye cuando intento adentrarme en ese corazón blindado a prueba de balas. Llevo mis piernas hacia mi pecho como si con ello pudiera ocultar este dolor que estoy sintiendo.

-Quisiera entenderte, Daniel... Pero no entiendo porque te comportas así y haces como si no me hubieras dicho nada. Si hace un rato me dijiste que... -antes que pueda terminar la frase se adelanta con furor, mientras termina de ponerse lo que le falta para marcharse.

-¡Para! No sigas... Porfavor. Yo... No puedo darte lo que tú quieres, no soy un buen hombre para tí -sus ojos ocultan algo más que un dolor.

Cojo mi camisa y me la pongo deprisa por encima sin abrochar y me levanto de un salto agarrando sus manos con fuerza.

-Eso, lo tengo que decir yo. Y quiero... ¡Quiero empezar algo contigo, Daniel! Se que en el fondo sientes algo por mí, pero no logro entender que es lo que te impide estar conmigo. Si es por tu trabajo... ¡Dejalo y empezamos de cero, donde nadie nos conozca!

Escurre sus dedos y coloca su mano detras de mi nuca llevándome hacia a centímetros de su boca.

-Metete esto en tu cabeza... ¡Tu y yo no podemos tener nada más que esto! Si quieres tenerme, esta es la única forma que tienes.

-Pero... ¿Por qué? -intento reprimir mis ganas inmensas de llorar.

Su rostro cambia por completo y siento que ya no está aquel hombre que hace un momento me hizo el amor, porque eso es lo que sentí por primera vez en mi puta vida.

-Olvidalo... Porfavor -me da un beso sutil en la frente y se marcha como si no hubiera roto nada.

¿Cómo podría olvidar aquella confesión donde me elegía a mí antes que esos asquerosos billetes? Donde por primera vez en mi cruel existencia he sentido que soy importante para alguien, tanto que me elegiría por encima de todo. Pero esta es mi triste realidad, elegir si lo que siento por él me compensa el tener que seguir pagando por un poco de amor. Sus palabras hirientes resuenan en mi cabeza y siento como ha destruido en segundos esa milésima esperanza que tenía por formar algo juntos.

Cuando escucho el porrazo me tiro literalmente al sofá y mis lágrimas no tardan en brotar descontroladamente. Empiezo a dar fuertes golpes para mitigar este sufrimiento sin sentido y mis puños se cansan rápidamente como lo esta en este preciso instante mi interior. Y me rindo al fin a este sentimiento al que no puedo luchar, dejando mis brazos mustios, mientras aprieto mis ojos con fuerza, mucha fuerza. Abro mis ojos y diviso esa botella que no me termine de beber, me levanto desganada y voy hacia allí, agarro al único consuelo que tengo en este momento y rezo porque borre de mi memoria este fatídico día. Pongo la música a todo volumen para no escuchar las voces de mi interior, mientras bailo levantando mis manos al aire.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora