Capítulo 2

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Le ordeno en silencio a Lucía que se quede quieta, mientras voy lentamente hacia la puerta en cuclillas sin hacer ruido. Miro por la merilla de la puerta aguantando la respiración. Y cuál es mi sorpresa, Lucas.

Volteo mi cabeza hacia ella y empiezo a hacerle señas, cuando de repente escucho que empieza a gritar mi nombre.

-¡Claudía, sé que estás ahí!necesito hablar contigo es importante.

Cómo puede ser tan descarado de venir hasta mi casa. Me armo de valor y abro la puerta abruptamente.

-¿Que haces aquí?¿No te queda claro que no quiero ver tu estúpida cara? -le miro desafiante.

-¡Tranquila!no he venido precisamente a verte -exclama levantando las manos en señal de paz.

-¿Entonces, que quieres?no tengo mucho tiempo -respondo a secas.

-Vengo a hacerte una propuesta y por favor, déjame terminar -hace una pausa y se humedece un poco la boca antes de empezar.

-Tienes un minuto, ni uno más -le digo tajante.

No puedo negar que después de todo tiene su encanto. Es alto, lo justo para que no te sientas pequeña usando unos tacones de 15 centímetros. Su pelo corto rubio oscuro y sus ojos verdes son la combinación perfecta para su tono de piel clara. Tiene unas expresiones bastantes marcadas que lo hacen muy atractivo. Combinando su traje de chaqueta para darle un toque más sofisticado.

-Quiero comprarte tu parte de la empresa. Te pagaré una buena cantidad de dinero, sabes que ningún inversionista te pagará lo que yo te voy a ofrecer.

-Espera un momento -agacho mi cabeza intentando asimilar esta propuesta tan surrealista y mi mirada se pierde en aquel zapato que lleva, que por cierto yo misma le regalé -¿Me quieres comprar mi parte?¿esa misma que me ha costado años de esfuerzo levantar y ser una de las mejores? -siento como un pellizco en mi estómago y sé que esto se va a poner bastante tenso.

-No me estás entendiendo, Claudía. No quiero robarte tu parte,quiero comprartela. Además ¿No crees que es mejor para tí?

-¿Has venido hasta mi casa para esto?¡¿para humillarme?! -mi tono de voz va subiendo como las pulsaciones de mi corazón.

-¡No me contestas a las llamadas!¡mejor dicho me tienes bloqueado por todos lados!

-¡Faltaría más que no te tuviera bloqueado, maldito! siempre haciéndote la víctima ¿Te recuerdo lo hijo de puta que fuiste conmigo?

-¡No he venido hasta aquí para discutir contigo y mucho menos tener que escuchar tus despechos de mujer herida!

Justo en esa última frase algo demoníaco se activó en mi cerebro. Mi mano coje gran velocidad para propinarle el guantazo que debería de haberle dado en su momento.

-¡¿Pero que coño haces?! -se tapa con la mano la mejilla enrojecida.

-¡Es lo que tenia que haber hecho hace tiempo! ahora, lárgate. Y no pienses que voy a vender mi trabajo y mi esfuerzo expresamente a tí.

Me mira en silencio unos segundos y decide irse sin decirme nada más. Sigo  todavía en la puerta y me miro la palma de la mano que aún sigue colorada. Por lo menos me he llevado el gusto de darle lo que se merecía.

Entro de nuevo a mi hogar y saco una botella de vino. Lucía me mira en silencio desde el sofá.

-¿Cómo puede ser tan ruin? después de todo lo que hice por él. No tiene suficiente con haberme destrozado por completo que también quiere quitarme por todo lo que he luchado.

-Querida, Lucas es un pedazo de cabron y los hombres como él no cambian,van a peor ¿Pero sabes qué? ¡Me alegro de que se haya ido bien calentito! -sus risas indican que lo a disfrutado tanto como yo.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora