Capítulo 9

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Me termino de tragar ese trago que siento como se desliza por mi garganta, haciendo que se humedezca mis palabras. Puedo ver en sus ojos ese gran deseo de saber lo más íntimo de mi ser y por alguna extraña razón, eso me gusta.

-¿Y por qué tendría que engañarte? -pregunto con una postura relevante.

Él sonríe con satisfacción a mi respuesta. Y se ve tan sumamente atractivo. Acerca más su cuerpo a la mesa y apoya sus brazos, inclinándose más hacia mí, cautivandome con su perfume.

-Eres una mujer con bastante caracter, Señorita Claudía. Me gusta -los dedos de sus manos se entrelazan entre si.

Observo como sus dedos encajan a la perfección. Y me ruborizo al pensar como quedaria mis piernas alrededor de su cintura. Empiezo a sentir ese pequeño calor en mis mejillas y como mi ser más salvaje me pide a gritos que lo libere.

Siempre fui una mujer muy activa sexualmente, tanto que Lucas se quejaba de mis grandes demandas. Mientras que me resignaba a tener una vida sexual casi nula, satisfaciendome en mis fantasías más oscuras. Pero después de lo que me ocurrió, siento que por temor a que me hagan daño de nuevo reprimo lo más animal de mí. Encarcelando a mi otra yo, mi verdadera identidad.

Siento un pequeño codazo, haciendo que vuelva a mi realidad.

-¿Te encuentras bien, Claudía?

-Si, estoy bien -respondo con una leve sonrisa.

La mirada de Ángel es como diría yo... Absorbente. Sientes como te absorbe en todos los sentidos, desde que te quedes sin una palabra hasta hacer que con un click de dedos tengas el orgasmo de tu vida.

-¿Que os parece si seguimos la noche en una discoteca de por aquí cerca? La acaban de inaugurar hace muy poco.

-¡Claro que sí, nos apuntamos! ¿Verdad, Claudía? -su zapatazo en mi pie me indica que no tengo más opción para contestar.

-¡Claro que sí, iremos un rato! -respondo devolviéndole el favor.

Nos levantamos de la mesa. Y le pido a Lucia que me acompañe al servicio antes de irnos. Ángel se queda en la puerta de la salida esperándonos.

Entramos al baño y cierro apresurada.

-¿Que diablos estás haciendo, Lucía? -levanto mis manos enfurecida.

-Pues... Ahora mismo meando -responde chistosa.

-¡Sabes a lo que me refiero, no te hagas la tonta! me has traído aqui a traición. Te he dicho mil veces que no estoy preparada para iniciar nada con alguien.

-¡Ay, por favor! No soy ninguna traidora, Claudía ¡Dime, es malo conocer gente nueva! ¿O todavía quieres seguir tumbada en ese sofá que va terminar de tragarte por completo? -pregunta alzando la voz, mientras termina ese rollo de papel -. He visto como lo miras, cariño. ¿O acaso me lo vas anegar?

-Ves cosas donde no las hay ¡Me da rabia que te empeñes en que rehaga mi vida, cuando soy yo la que tengo que decidirlo!

-¡Y tu te empeñas en guardarle el luto a tu exmarido! Claudía... Tienes que ponerle punto y final a todo esto. Y claro que no soy nadie para decidir tu vida, pero siempre querré lo mejor para ti.

Sus palabras se clavan en lo más hondo de este corazón inerte. Haciendo que el nudo de la venda que llevo en mis ojos se vayan desatando poco a poco.

-Te quiero. Y si, tienes razón. Pero tienes que entenderme, no es fácil para mí abrirme de nuevo. Y para que te quedes más tranquila, te prometo que lo intentaré, ¿De acuerdo?

Pega un bote de alegría y me abraza tan fuerte que siento como me quedo sin aire.

-¡Bueno, es hora ya de irnos! Tenemos a ese monumento esperándonos fuera -levanta una ceja mientras sonríe con sus malas intenciones.

EL PLACER ES MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora