ㅤ⠀ ⠀ㅤ⠀ ⠀𝙀𝙉 𝘿𝙊𝙉𝘿𝙀 Freya Henderson junto a su equipo especializado tienen que rescatar a Ashley Graham, además de al desaparecido Leon S. Kennedy en España.
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━━ Géneros: Acción, suspense, terror, romance & drama.
━━ Es...
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ENTRARON A LA SALA NADA MÁS RECIBIR EL MENSAJE, colocándose en una pose recta que demostraba lo mucho que se tomaban en serio el trabajo. La mujer de cabello castaño mantenía un rostro neutral, esperando las palabras de su superior. Siempre que la llamaban a ella y a su equipo, nunca era para algo fácil, así que podía esperar cualquier cosa.
Parecía la maldición de las Montañas Arklay, una que la perseguía desde ya no sabe cuántos años. Perdió la cuenta en 1998, cuando ocurrió el incidente de Raccoon City. Para su suerte, no se encontraba presente en la catástrofe de aquel año, sin embargo, sus familiares sí y tuvo que lidiar con la pérdida de sus seres queridos. No quería ni imaginar lo que habrían vivido, sabiendo información clasificada por su estatus actual, debieron tranformarse en seres monstruosos, o devorados en vida. Piel arrancada, charcos de aquel líquido carmín... tenía una buena idea de cómo se veía. De igual forma, la ciudad fue bombardeada para prevenir el contagio del virus.
Trató de quitarse las escenas macabras de su mente mientras el silencio inundó el lugar, aunque no por mucho tiempo, pues uno de sus compañeros empezó a murmurar lo suficientemente alto como para escucharlo.
─── ¿Qué será esta vez?
La capitana le dedicó una mirada de soslayo mortal, casi ordenándole mantener el pico cerrado. Por otro lado, el chico que estaba a su lado, le pegó un suave golpe en la parte trasera de la cabeza antes de colocar sus manos tras la espalda, obteniendo un quejido muy flojo como respuesta. Una escena graciosa, si no fuera que tenían que guardar la compostura.
Cruzado de brazos, un hombre fornido, intimidante, los observaba esperando algo. Sus ojos marrones se clavaban en el alma de quienes veía, con rostro serio algo magullado por las cicatrices que portaba. Las bolsas oscuras bajo sus orbes mostraban lo cansado que estaba, y las canas de su cabello color madera negra se asomaban sin pudor. Según todos, ese tipo daba mucho miedo, se sentía como si hablar con él fuera entablar conversación con una serpiente capaz de morderte en el cuello en cualquier segundo.
─── Señor.─── Voz firme pero calmada de la muchacha, dio comienzo a poder saber la situación.
Respeto. Eso es lo que tenía Freya por el general, aunque no siempre fue así. Lo conoció antes de saber sobre el fatídico destino su ciudad natal, estando en las afueras en una investigación en conjunto con un compañero. El hombre se presentó en sus narices de la nada para reclutarla como agente en el gobierno, obligándola a ello e insistiendo que necesitaban de su amplia experiencia. Era militar, toda su vida la dedicó desde la juventud para el país, y su familia eran sus camaradas, así lo exclamó una vez en una de las sesiones de entrenamiento con la muchacha y otros reclutas.
