ㅤ⠀ ⠀ㅤ⠀ ⠀𝙀𝙉 𝘿𝙊𝙉𝘿𝙀 Freya Henderson junto a su equipo especializado tienen que rescatar a Ashley Graham, además de al desaparecido Leon S. Kennedy en España.
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━━ Géneros: Acción, suspense, terror, romance & drama.
━━ Es...
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TENER A RODRIC DE VUELTA HACÍA TODO más fácil, con tan solo un vistazo al papel arrugado y desgastado del edificio en el que se encontraban, había trazado infinidades de rutas en su mente y memorizado todo tipo de salidas de emergencia, entre otros. No necesitaban sacar cada dos por tres la hoja ni revisarla, el moreno les guiaba como si hubiese vivido allí desde el nacimiento.
Leon mantuvo su palabra, o al menos fue fiel a ellas; ningún sujeto a parte del que derrotaron con anterioridad apareció por el camino. Y eso que ya llevaban por lo menos veinte minutos recorriendo esa extensa zona, abarcando ahora un desconocido paso que podría estar lleno de peligros.
Para no dejar desarmada a la pobre joven, el rubio le entregó su pistola, asegurando que iría bien con su subfusil. La capitana no quiso adquirir aquello de su amigo, pero entre los otros dos hombres consiguieron convencerla de que debía llevar algo. Odiaba la idea de que uno de ellos tuviera menos con que defenderse por su culpa, así que nada más conseguir su equipamiento, le devolvería lo que le prestaron.
Hablar no era una opción, debían permanecer en silencio para evitar llamar a alguien, alerta de si escuchaban a más de aquellos fanáticos carcomidos de cabeza.
En un momento dado, Rood informó con voz baja de que se aproximaban a la sala de objetos guardados, seguramente un pequeño almacén con distintas cosas. Igual algo les serviría, incluso podrían encontrar munición según él. Eso les vendría de lujo, tener los bolsillos llenos de extras les emocionaba.
Con más rapidez de la que pensaron, sus figuras pararon frente a una enorme puerta con excéntrica decoración y pomos brillantes. Se dirigieron la mirada entre sí, desconfiados. Con una señal de la mano de Henderson, se posicionaron dos a cada lado de la entrada. La castaña junto a Gareth permanecieron quietos, viendo como Rodric abría y Stephano apuntaba listo para disparar a la mínima.
Pero no pasó nada.
Con lentitud, el azabache bajó la pistola con silenciador ─arma de Novak, cosa que no sabía la capitana porque la tenía Farley─. Asomándose los otros dos, vieron cajas enormes amontonadas, todo hecho un desastre y sin apenas luz. El médico sacó su linterna, enfocando al fondo de la sala; cuadros tapados, una figura de un caballero con armadura sujetando una espada, otro con un hacha y poco más.
