Getaway flight

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-Debemos hacer algo con respecto a esto.-Jihyo dejó caer una revista de chimentos sobre la mesa frente a Lisa  y Roseanne, mientras la castaña se encogía y Roseanne la rodeaba protectoramente con el brazo.

-Lalisa no dirá nada.

-Déjala hablar a ella.

-No diré nada.-Susurró la castaña, levantando la mirada hacia la manager de su novia.-No quiero parecerme a ellos. No diré nada.

-Entonces tú tendrás que hacerlo, Roseanne, ¿¡Has leído las cosas que dicen sobre Lalisa!?

-Pura mierda.

-¿No necesitas desmentirlo?

-No daré una entrevista hablando sobre la vida privada de Lalisa, eso es lo que quieren y no lo conseguirán.

-Roseanne…-Jihyo suspiró, cerrando los ojos mientras apoyaba ambas manos sobre la mesa de madera pulida.-Esto nos está afectando. Está afectando tu imagen y la de la banda, hay gente que te trata de pedófila. Lisa no es buena para nuestra imagen.-Roseanne bufó.-Y ahora esto. Necesitamos pararlo.

-Ya veremos qué hacer, Jihyo.-Roseanne se puso de pie, llevándose a Lisa consigo mientras salía de la sala del hotel en la que se encontraban.

Seulgi, Hyeri y Jisoo estaban afuera, mirándolas con inquietud.

-¿Estás bien, pequeña?-Preguntó Hyeri, rodeándole los hombros con un brazo, y Lisa  se recargó levemente sobre ella mientras sonreía tristemente.

-Sobreviviré.

-Sólo dime donde viven y te juro que les meteré su puta entrevista por el culo.-Masculló Seulgi, y Lisa  soltó una risita mientras se ponía de puntillas para besarla en la mejilla.

-Gracias, chica mala, pero no será necesario.-Susurró antes de girarse hacia su novia, que hablaba con Jisoo, mientras se frotaba la frente.

Estaba exhausta y enfadada.

Furiosa, más bien.

Eran las doce de la noche y el viajarían a Cheonju dentro de tres horas. Todas en la banda estaban molestas y deseosas de matar a alguien, a la familia de Lisa , para ser más exactos. Jennie y Hoyeon la habían llamado por teléfono, furiosas y tristes por ella, pero intentando subirle el ánimo aunque sea un poco.

El teléfono de Jihyo no paraba de sonar. Cada maldito canal de televisión, revista o diario deseaba con urgencia conseguir una entrevista con Roseanne, o con ella. La rubia estaba decidida a no darles lo que querían.

-Vamos, nena.-Susurró Roseanne, tendiéndole su mano, y Lisa  la tomó, acercándose a ella mientras caminaban hacia la habitación de hotel de Jisoo, en donde habían dejado sus maletas.

Lisa necesitaba arreglar las cosas en su vida, hablar con sus tíos, enterrar el pasado, dejar de ser un estorbo.

Lisa. Lisa .

-¡Lisa!-La castaña levantó la vista del suelo para observar a su novia.-Vuelve aquí, cariño.-Susurró, rodeándole el rostro con ambas manos, y la castaña soltó un gemido mientras se inclinaba sobre su pecho.

No había llorado desde que había visto las revistas aquella tarde, se había limitado a mantenerse impasible, pero la represa estaba rebalsándose nuevamente y ella no podía contenerlo.

Lisa no es buena para nuestra imagen. Para la imagen de la banda.

Es culpable de la muerte de sus padres.
Es una cazafortunas.

No se merece nada de lo que tiene.

No se lo merece.

¡Cazafortunas!

-Voy a tener que hablar.-Susurró finalmente, ignorando los gritos que resonaban en su cabeza una y otra vez.

-No lo harás, maldita sea.

-¡Deja ya de decirme qué debo hacer!-Chilló Lalisa, empujándola lejos de ella y mirandola con los ojos llenos de lágrimas.- ¡No eres mi maldita madre, así que para ya!

-No harás ninguna maldita entrevista. ¡No te prestarás para esa farsa, demonios!

-Esto no está bien.-Susurró Lisa , desviando la mirada, y Roseanne inspiró hondo.

-Claro que no está bien.

-No soy buena para ustedes.

-¿Qué-

-Estoy arruinando tu imagen.

-¿¡A quién mierda le importa mi imagen!?

-¡A mí!-Chilló Lalisa, cada vez más histérica.- ¡A mí me importa! ¡Y quizás a ti no te importe ahora pero vas a culparme más tarde de ello y será una mierda!

-Lalisa, ¡Por todos los cielos! ¿¡Siquiera escuchas la ridiculez que estás diciendo!?-Roseanne la observó con los ojos entrecerrados, furiosa con ella, furiosa con todo el mundo.

-¡No te atrevas a decirme que es una ridiculez!

-Esta discusión ha terminado aquí.-Sentenció, cuadrando la mandíbula.

-¡Eres una maldita controladora!-La acusó la castaña, empujándola lejos de ella cuando ella intentó acercársele.- ¡No! No te quiero cerca de mí ahora, ¡Deja de intentar decirme qué hacer!

-¿¡No me quieres cerca de ti ahora!? ¿¡Y a quién más podrías querer, maldita sea!? ¡Soy tu puta novia!

-Estoy cansada.-Susurró la castaña, caminando hacia el baño, suspirando cuando Roseanne la tomó por el brazo y la obligó a girarse hacia ella.

-No vas a dar ninguna maldita entrevista.-Masculló, muy cerca de su rostro, e Lalisa tomó la mano con la que ella la sostenía, intentando apartarla de su cuerpo.

-Suéltame.

-¿Me has oído?

-Suéltame.-Masculló la castaña, enterrando las uñas en la mano de su novia, que la soltó y la observó con el ceño fruncido. Sin decir más, Lalisa se giró y desapareció tras la puerta del baño, suspirando cuando se deslizó hasta el suelo, escondiendo el rostro en las rodillas.

Ella estaba dañando a la banda. A Roseanne.

Todo ese escándalo nunca hubiese sucedido si ella nunca hubiera aparecido.

Lisa sollozó mientras se hacía una bolita contra la puerta. Todo es mi culpa.
Nunca debería hacer aparecido.
Ellos tenían razón. No era más que un estorbo.

Había provocado la muerte de sus padres, había molestado en la perfecta vida de sus tíos, y ahora estaba complicando las cosas para Roseanne y todos aquellos que la consideraban su amiga.

No debería estar allí.

Con otro sollozo, Lalisa se puso de pie y abrió la puerta lentamente, para encontrarse con que Roseanne se había marchado.

Debía de estar furiosa con ella.

La castaña sintió como su corazón se rompía dentro de su pecho mientras tomaba aquella decisión, antes de ir a por su maleta y marcharse de allí.
.
Una hora y media más tarde, Roseanne le dio otra calada a su cigarrillo en la terraza de la habitación de Hyeri, con dos de sus mejores amigos al lado, mientras observaba a la dormida ciudad de Manchester bajo sus pies.

-Estas mujeres están locas.-Susurró Seulgi, y la rubia asintió.

Hyeri soltó una risita.

-Es una lástima que no podamos vivir sin ellas.

-No entiendo una mierda, hermana.-Susurró Roseanne, observando el humo de su cigarrillo perderse en la oscura noche.-De la nada se enfadó, me echó de allí y hasta me clavó las uñas.

-Miau.

-Cállate, idiota.-Masculló Roseanne, golpeando a Seulgi, que soltó una risita.

-¡Rosie!-Las tres muchachas de la terraza se giraron hacia la puerta cuando Jisoo entró, con una expresión alarmada en el rostro.-Jennie quería hablar con Lisa y ella no le atendía el teléfono, así que fui a buscarla a su habitación y no está. Su equipaje tampoco está allí.

Roseanne observó a su amiga de hito en hito durante un segundo, antes de tirar su colilla al piso y aplastarla al pasar por encima, caminando lo más rápido que podía hacia su habitación en el hotel.

Sus maletas estaban allí. Las de Lalisa, no.

No había ningún rastro de la castaña.

En menos de un minuto, Roseanne llegó corriendo a la recepción, sintiendo como el pánico comenzaba a apoderarse de ella.

-Lalisa Manoban, ¿Dónde está?

-La señorita Lalisa pidió un taxi hace una hora, señorita.

-¿¡A dónde fue!?

-No lo sé, señorita.-Susurró el muchachito de recepción, mirándola con los ojos como platos.

Roseanne gimió, tomándose la cabeza con las manos mientras sus tres amigas la miraban sin saber qué hacer.

-¿A la casa de tu madre?-Susurró Jisoo, y Roseanne negó con la cabeza.

-Es demasiado tímida para eso.

-El aeropuerto.-Dijo Seulgi, y Roseanne se mordió el labio mientras asentía.

-Es la única opción.
.
Lisa suspiró mientras se recostaba en su asiento.

Un caballero había contraído una gripe hacía un par de días, razón por la cual su asiento de segunda clase había quedado libre.

Lisa agradecía al cielo por aquella gripe.
La castaña sentía una opresión constante en el pecho, como si una roca enorme la estuviese aplastando, y no se sentía capaz de decir dos palabras sin comenzar a llorar.

No tenía idea de qué estaba haciendo.

¿Estaba dejando a Roseanne? ¿Sería sólo un hasta luego? ¿Querría ella siquiera volver a verla luego de que todo terminara?

No sabía nada. De lo único que estaba segura era que necesitaba arreglar las cosas.

Volver a Bangkok. Hablar con sus tíos. Dejar de ser un maldito estorbo.

Con un gemido, la castaña se aovilló en su asiento, agradeciendo al cielo de que su vecina fuera una anciana y no la oyera sollozar apagadamente contra la ventana.

En cuanto llegó a Seul, Lisa se encaramó al primer taxi que pudo pillar y le indicó la dirección de su departamento.

En el camino le echó una ojeada a su teléfono celular, el cual había ignorado durante las pasadas horas. Tenía tres llamadas perdidas de Jennie y una veintena de Roseanne.

"¡¿Dónde estás?! ¡Vuelve aquí ahora mismo, maldita sea!"

"Cariño, podemos solucionar esto, sólo dime dónde estás e iré a recogerte, ¿Sí?"

"Nena, por favor, estoy tan preocupada por ti."

"¡Lalisa, contesta el puto teléfono!"

Lisa respondió a todos los mensajes de su novia con una simple frase, y volvió a guardar el teléfono con el corazón en la garganta al llegar frente a su edificio.

Parecía que no estaba allí desde hacía años.

Luego de dejar su maleta junto a la puerta, la castaña se desplomó sobre la cama, rompiendo en llanto. Un llanto que parecía no tener fin.

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Roseanne sacudió la cabeza cuando la empleada del aeropuerto le dijo que el vuelo hacia Seul acababa de salir. No le quisieron dar ninguna información sobre Lalisa, pero ella sabía que ella estaba allí.

Había convencido a sus amigas de que no se bajaran del coche, ya que el escándalo que se armaría sería suficiente sin tener a toda la banda deambulando por el aeropuerto en busca de su castaña desaparecida.

No, no, no, Lalisa, ¡Maldita sea!

Intentó llamarla nuevamente, pero ella volvió a ignorarla, y estaba a punto de arrojar su teléfono contra la pared cuando el aparato vibró casi imperceptiblemente.

"Estoy bien, no te preocupes." –Lisa .

¿Que no se preocupe?

¿¡Qué no se preocupe!?

Era una maldita cría. Una niña estúpida.

"No te preocupes."

Cómo si ella pudiera no hacerlo.

Roseanne se subió al asiento del copiloto del bmw de Jisoo y le indicó que arrancara.

Iba a ir a Seul, encontrar a Lalisa y darle una tunda por ser tan caprichosa.

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hiii. perdón por desaparecer, tenía que estudiar para un examen muy importante.

ya se puso dramático no? pues estamos en la recta final de esta historia🤕🤕

They shine for you, my love 곷 ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora