-¡Lisa!-Roseanne rodeó la cintura de la castaña con un brazo, evitando que diera de lleno contra el suelo, y ella soltó una carcajada mientras caminaba torpemente hacia la puerta de su habitación.
-Oh, gra-gracias Rrrrrosie.-La rubia no pudo evitar reír entre dientes.
Lalisa no había tomado más de un vaso y medio de cerveza cuando ya había comenzado a hablar tonterías y a reírse de todo lo que veía. Parecía ser que la muchacha no estaba demasiado acostumbrada al alcohol.
-Hemos llegado, señorita.-Susurró abriendo la puerta de la habitación.
-Muchas gracias.-Respondió Lisa con una sonrisa bobalicona en el rostro antes de entrar a la habitación.
-¿Puedes sola?
-Claro que sí, no tengo cinco años.-Respondió riendo, y cerró la puerta. Roseanne frunció el ceño en el pasillo, y no pasaron dos segundos antes de que oyera un fuerte golpe contra el suelo y luego la vocecita de Lisa rezongando.
Rodó los ojos y entró en la habitación, para encontrarse a Lisa tendida en el suelo junto a la cama, riendo tontamente.
-Lisa...-Roseanne la tomó por los hombros y la levantó del suelo, sin que se le pasara por alto cómo el cuerpecito de Lalisa se amoldaba perfectamente al suyo.
Con decisión, abrió la cama y recostó a Lisa sobre ella, para luego quitarle las zapatillas con cuidado.
-¿Roseanne?-Preguntó Lisa un segundo más tarde, mientras ella subía la manta hasta su mentón.
-Dime.
-¿Acaso tú...Acaso tú estás jugando?-Su voz sonaba tan ingenua y esperanzada que es pecho de Roseanne se partió en dos.
-¿Jugando?
-No te hagas la tonta... Quiero saber si todo eso que haces... La forma en la que me tratas-La castaña soltó un bostezo antes de seguir hablando.- ¿Es un juego? Porque sí lo es, sólo...Déjalo, ¿Sí?-Terminó Lisa, acomodándose bajo las mantas y cerrando los ojos para dormir.
Roseanne la observó con el corazón en la garganta durante unos segundos, y finalmente se inclinó sobre ella y besó su frente con un imperceptible roce.
-Buenas noches, Lisa.-Susurró antes de levantarse e ir a su habitación, sintiéndose culpable de algo por primera vez en su vida.
.
A eso de las siete de la mañana, Roseanne tocó la puerta de la habitación de Lalisa con insistencia, siendo recibido por una preciosa, rezongona y despeinada castaña unos minutos más tarde.
En cuanto Lisa le echó un vistazo al aspecto de Rosie, y luego se observó ella misma, un desastre de arrugas y cabellos revueltos, abrió los ojos como platos y cerró la puerta con fuerza antes de girarse y salir corriendo hacia el baño.
-Creo que no quería verte.-Se carcajeó Hyeri detrás de ella, yendo hacia el ascensor.
-Más bien creo que enloqueció por lo de la resaca. Y va a odiarme.-Roseanne sonrió traviesamente mientras seguía a su amiga hacia el comedor.
Estaban las cuatro sentadas en la mesa desayunando cuando Lisa apareció, completamente vestida e intentando parecer tranquila.
Roseanne la vio elegir un tazón de cereales, mientras una sonrisita bailaba en su rostro.
Luego de elegir su desayuno, Lisa se giró sobre sí y miró hacia las mesas, intentando reprimir una sonrisa cuando Roseanne palmeó el asiento de la silla junto a ella.
Inspirando hondo, se sentó a su lado, echándole una mirada avergonzada al pasar.
-¿Estás bien?
-Claro que no.-Masculló, antes de hacer estrellar la cuchara llena de cereales contra su boca.
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They shine for you, my love 곷 Chaelisa
Fiksi PenggemarLisa, inocente y entusiasta, huye a Seul, buscando cumplir su sueño. Roseanne ya lo cumplió hace tiempo, pero no es más que una estrella de Rock egocéntrica, cínica y superficial. Tan diferentes, pero destinadas.. ¿Verá Seul florecer el amor entre d...