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POV LUHAN

Después de la noche apasionada con SeHun pudo conversar con él en la cama, sintiendo su desnudez hasta altas horas de la noche. Descubrió más de su infancia, cosa que le dolía pero que a su vez le hacía sentir bien por la confianza que estaban generando, por fin descubrió que la única persona que lograba hacer sonreír a SeHun era él y que por ello tenía fotos del menor en casa. LuHan en lugar de sentirse acosado se sentía emocionado de que alguien pudiese verlo con ojos de adoración como lo hacía SeHun.

— Jongin me besó hace un año.

Al notar como la expresión del mayor cambió a sombría sonrió tocando con dos de sus dedos entre sus cejas, relajando automáticamente la expresión del otro, no tenía porqué preocuparse con respecto a Jongin, no había punto de comparación entre ambos, era imposible que tuviera ojos para otra persona que no fuera SeHun.

— Me confesó sus sentimientos pero... No pude corresponder a sus sentimientos, así que se rindió, seguimos como amigos y si SeHun, es obvio que quería separarnos. Parece que no me ha superado, hablaré con él para dejarle claro que estamos juntos.

— Si no lo entiende, yo se lo dejaré claro.

La risita de LuHan se hizo sonar en toda la habitación, sabía que el chico que lo abrazaba era un celoso sin remedio y sin duda era algo que empezaba a gustarle, no volvería a quejarse por ello jamás. LuHan tomó su rostro masculino e hizo que sus miradas se encontraran, que sus bocas se rozaran con cierto deje de provocación que evidenciaba el coqueteo que ejercía el menor sobre él.

— ¿Por qué mejor no me lo dejas claro a mi?

SeHun sonrió cayendo en su juego, sus bocas volvieron a tomarse siendo tan demandantes como siempre. Al final volvieron a hacerse el amor, no con la misma urgencia pues ahora se tomaron su tiempo y hubo más que caricias y besos, la paciencia era inhumana; cuando SeHun profundizaba dentro de LuHan, con cada embestida, se miraban con detenimiento para guardar la imágen como una captura que llevarían para siempre mientras vivieran.

                                [ ★ ]                                 

Ya había pasado una semana desde que habló correctamente con Jongin y desde entonces había tenido un temperamento de perro con rabia, a LuHan le miraba intensamente y de forma sofocante mientras hablaban con sus amigos en el receso a la hora del almuerzo, también había notado que en nada le daba la razón y lo tomaba como un tonto si tenía que decir algo. SeHun como de costumbre le esperaba en el lugar de siempre mientras se fumaba un cigarrillo y él se despedía de sus amigos para ir con él que ni “hola” decía al verlo, iba directamente a su boca para dejarlo sin aliento. Desde la acera de enfrente Jongin era testigo de ello y por ello una vez que veía a SeHun prefería retirarse primero. Era evidente el distanciamiento entre Jongin y LuHan por lo que SeHun en ningún momento volvió a tocar tema que respecte a su amigo. Comían helado camino al departamento del más bajito y a veces, solo a veces se detenían para conversar en el parque frente al edificio. Él pelinegro contaba su día de trabajo y el rubio de la escuela, la vida del mayor en verdad era mucho más interesante que la suya y lamentaba que fuera de esa forma porque no podía contarle cosas interesantes.

LuHan insistía en conocer el departamento de SeHun pero era difícil convencerle, siempre decía que era muy peligroso para un niño tan bonito como lo era él, el menor se defendía respondiendo que era todo un hombre pero SeHun siempre terminaba con un “lo eres solo cuando te tengo en la cama”, eso provocaba enojo y más pucheros en el menor. También decía que apestaba a mierda el vecindario donde vivía, cosa que no convencía a LuHan pues su chico siempre olía delicioso, al final terminaba en lo mismo la discusión y tras llegar a su destino comían en el departamento de LuHan. SeHun siempre llevaba comida para que ambos comieran sanamente, otra de las cosas que lo atraían era lo buen cocinero que era su mayor, lo hacía suspirar y siempre trataba de ayudar aunque era un desastre.

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