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POV LUHAN

Hacía un largo tiempo que no despertaba con el cuerpo desnudo solo siendo cubierto una sábana, el dolor de culo que le recordaba la noche salvaje con su novio y ni contar el desastre que era su cabello, sin embargo todo eso valía la pena porque la noche anterior había intimado con SeHun, había desistido ese pensamiento destructivo que le hacía creer que SeHun no era para él, que debía dejarlo ir para que sea feliz con alguien más digno pero... LuHan jamás había visto tan devastado a su novio como el día anterior, le había roto el corazón y también lo había sanado de una sola vez.

El mayor a pesar de tener ya cumplidos los treinta años parecía alguien muy emocional, era tan frágil y lloraba a escondidas de él para no hacerlo sentir culpable. SeHun resultaba ser un caballero como ninguno, le había ayudado a sanar el trauma o al menos a sobrellevarlo mejor, a costa de su propia felicidad.

Lo amaba y nadie más que él merecía su amor y devoción, por eso y más se encontraba abrazado al cuerpo de su chico observando la tranquilidad con la que dormía.

— ¿Quieres una foto?

La voz ronca de su chico le hizo exaltarse completamente aturdido de que supiera que lo estaba viendo, ¿Las miradas acaso se sentían? El chico de ojos miel parpadeó bastante sorprendido y SeHun por fin le miraba con una media sonrisa.

— ¿Cómo sabías que te veía?

— Porque vivimos juntos LuHan, te conozco más de lo que te imaginas.

El ligero mohín que formó con sus labios se había ganado un beso que le quitó el aliento, el mayor se volteó solo para tomar su boca y adueñarse de ella; el menor reaccionó cerrando los ojos y correspondiendo con torpeza pues no hacía mucho se acababan de despertar, evidentemente no era el mejor besador por la mañana, al contrario de SeHun. LuHan realmente había extrañado esos besos por la mañana y las caricias que recibía bajo las sábanas sobre su culo así que intuyó que justo eso era lo que se venía y ciertamente no se equivocó. Las grandes manos de su mayor le arrebataron ligeros jadeos mientras continuaban con besos profundos, las caricias dadas a su lengua rápidamente las recibía de vuelta con más entusiasmo dejándolo completamente ido.

El miembro de su chico al chocar contra la tez desnuda de su pierna demostró que estaba más que emocionado por la sesión de besos y caricias que se proporcionaban.

LuHan se encontraba ido pero sus manos se movían solas acariciando su fuerte abdomen, las líneas marcadas por los músculos hasta que la dureza del miembro ajeno le llamó y no dudó en tomarlo con deseo. No supo en qué momento sucedió pero el menor ya se encontraba masturbando al mayor con ganas.

Cuando decidió dejar sus labios para llenarse la boca con su miembro cerró los ojos chupando como si fuera el manjar más delicioso, consiguió moverse lo suficiente para que penetrara su cavidad oral con constancia y facilidad, era como sí el grosor de su miembro estuviera hecho para entrar a su boca.

Se deslizaba de arriba a abajo, saboreando lentamente del presemen que soltaba en ciertas ocasiones y también de los gemidos roncos que soltaba el mayor por la mamada que recibía. Por más que lo intentara no podía encontrarle defectos a su SeHun, era perfecto, un hombre fuerte, respetuoso, guapo y muy bueno en el sexo, además esa mirada que solo era dedicada a él lo mataba.

La boca del castaño se llenó de su esencia, la saboreó y chupó hasta dejarlo seco. De alguna manera estar de esa forma con su novio lo alimentaba de buenos recuerdos en el sexo, de esa forma podía soltar y olvidar los malos que tuvo con otras personas.

SeHun estaba encantado por su trabajo así que en cuanto dejó su miembro, inmediatamente éste lo tomó para besarlo con lujuria y desesperación, su SeHun era un hombre de poca paciencia y eso aplicaba brusquedad, algo que en verdad lo ponía a los pies del mayor.

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