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POV GENERAL

Los vecinos eran amables a pesar de no entenderlos por lo que siempre les saludaba de vuelta con una sonrisa en el idioma natal, con su pobre italiano, pues lo único que había aprendido eran palabras muy cortas, era un barrio pobre pero mucho más seguro que en el lugar donde ellos vivían en Corea y aquella tarde después de su trabajo pasó por el mercado buscando lo más barato para comer en casa con SeHun, llegaría tarde por los trabajos múltiples que tenía pero aún así siempre le tenía hecha la cena como si se tratase de un gran festín. Su cocina contaba con estufa y un refrigerador de gran tamaño, por lo demás se las ingeniaba como podía y vaya que lo lograba de maravilla.

Un hombre sumamente atractivo que definitivamente por sus rasgos denotaba que era italiano, para su sorpresa se aproximó para saludarle en chino. En oídos de él, había sonado adorable por el curioso acento.

— Hola, buen día, ¿Eres chino?

— Lo soy.

— Vaya, ¿Los chicos chinos siempre son así de lindos?

LuHan no sabía cómo tomarse aquello así que solo se encogió de hombros tímido y continuó con su camino pero ese chico extraño lo siguió. En el tiempo en que trabajó en la cafetería recibió muchos cumplidos que podía responder con amabilidad pero conforme el tiempo pasaba y la inseguridad hacia su cuerpo aumentaba dejó de sentir la sinceridad en ellos. El incidente con el italiano rubio en el trabajo le había devuelto la atención de SeHun aunque sea mínimamente, pero algo había logrado en él, en conjunto con su autoestima.

— ¿Buscas algo en particular? Yo conozco el lugar como a la palma de mi mano. — Cantó con un curioso acento italiano.

— Solo lo más barato, han sido tiempos difíciles.

— Ya veo, también lo ha sido para mí y al parecer todos por la mala racha. ¿Eres nuevo en la ciudad?

LuHan dió un asentimiento aunque no era así, tampoco quería darle muchos datos personales. Después de pensarlo bien, se detuvo en un instante pues por fin le comprendía a una persona, había conversado ya más de dos palabras y no podía desaprovechar esa oportunidad.

— Tengo trabajo trasladando cajas pero, necesito otro trabajo, ¿Crees que me puedas ayudar con eso? ¿Conoces donde estén solicitando a alguien? No sé el idioma pero trato, lo juro que sí.

— De hecho, si no tienes problema, mi florería necesita un poco de atención y cuidado. Estoy atendiendo pero necesito a alguien que se encargue del trabajo sucio, cortar los tallos y las espinas de las flores, ponerlas en agua y hacer ramos bonitos, quizás limpiar un poco.

Los ojos del castaño deslumbraron por el brillo y asintió frenéticamente con una enorme sonrisa.

— ¡Puedo hacerlo! Jamás he trabajado en una florería, pero aprendo muy rápido.

— Entonces estás contratado.

Aquella tarde se encaminó hasta la florería con el chico y le hizo saber de los horarios, por lo que tendría que dejar el trabajo con SeHun, pero el dinero que se ganaba en cambio era mejor y lo reponía lo suficiente, aunque eso significara dejar de ver a SeHun tan seguido. También le comentó que SeHun tenía un trabajo bastante pesado, que como él, tampoco entendía el idioma y por esa razón la gente abusaba de sus circunstancias; él chico italiano amablemente le prometió encontrarle un trabajo más adecuado con alguien de por ahí. La florería de hecho era hermosa ante sus ojos, le gustaba el color de las paredes y ni hablar de la hermosa decoración, había de todo tipo flores, jarrones y ni hablar de las enormes puertas transparentes que lograban iluminar todo el local.

Al volver a casa estaba más sonriente que nunca, abrazando un ramo de rosas que le había obsequiado su nuevo jefe. La verdad no le preocupaba que SeHun las viera pues apenas y miraba a su alrededor, solo comía, tomaba un baño e iba directamente a la cama, pero si así fuera dudaba que lo celara otra vez

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