Amelia despertó sobresaltada, sintiendo las gotas de sudor correr por la parte posterior del cuello hacia su espalda. Podía escuchar los latidos del corazón en los oídos y sentirlos contra su pecho, mientras su respiración errática forzaba la entrada del aire en sus pulmones tan rápido que no podía retenerlo lo suficiente para tranquilizarse.
Lanzando miradas asustadas por la habitación, escaneando el lugar en busca de la sangre derramada por el piso o las paredes. Cualquier cosa que le dijera si seguía dentro de sus pesadillas o finalmente estaba despierta y el hecho de que solo encontró oscuridad a su alrededor, no hizo nada para tranquilizarla. Necesitaba asegurarse que había despertado, que ya no estaba en esa pesadilla y que había regresado a la realidad.
Temblando se levantó de la cama sin detenerse a calzarse los tenis, estremeciéndose cuando sintió el frio del suelo en la planta de los pies.
Avanzo por los oscuros y silenciosos pasillos de la hacienda hasta llegar a la habitación donde dormía la persona que aparecía últimamente en sus pesadillas. Era la misma que tenía desde que Christopher murió, pero por alguna razón nunca era él quien aparecía en el lugar donde encontraron su cuerpo.
Con cada paso que daba, el ruido de sus pisadas era lo único que rompía el silencio a su alrededor.
Odiaba el silencio, sentía que algo asechaba en la oscuridad esperando la oportunidad de atacar, algo que ella no podría controlar o detener.
Se detuvo frente a la puerta de su destino, colocando una mano temblorosa en el pomo plateado, obligándose a clamar su respiración antes de entrar.
La habitación estaba sumida en la penumbra, interrumpida únicamente por los suaves rayos de luz de luna que se filtraban por las cortinas a medio cerrar de la ventana.
Avanzando con pasos lentos y silenciosos, Amelia se coló en su interior deteniéndose a una distancia prudente para no despertarla. Una distancia desde donde pudiera ver el movimiento de las sabanas acompañando su respiración. No se había dado cuenta que había dejado de respirar hasta que exhalo un suspiro de alivio por el movimiento.
Froto sus ojos cansados en medio de una respiración antes de lanzar una última mirada a la joven dormida en la cama y regresar al pasillo del exterior. Con su espalda recargada contra la puerta tomo otra profunda respiración, intentando borrar los últimos rastros de la pesadilla en su cuerpo.
<<< Todo estaba bien. Estaban bien. >>>
Soltó lentamente el aire siendo consciente de que no iba a poder volver a dormir esa noche, así que camino rumbo a la cocina para prepararse una taza café y quizás robar algunas de las barras energéticas que Taylor tenía escondidas y que pensaba que nadie lo sabía.
El olor a café recién hecho inundo su nariz en cuanto abrió la puerta, encontrándose con la mirada calculadora de Cassandra sobre ella.
—Sabes que es espeluznante como entras a nuestras habitaciones por las noches —dijo a modo de saludo mientras empujaba una de las dos tazas de café que sostenía en sus manos hasta el extremo de la barra más próxima a Amelia—. ¿Por qué lo haces? —preguntó dándole un sorbo a su bebida sin perderla de vista.
—No entro a la tuya —bromeó Amelia intentando molestarla sin éxito.
Cassandra le sostuvo la mirada unos segundos más hasta que Amelia se dio cuenta que no iba a pasar del tema,
—Me ayuda a saber si estoy despierta —respondió sentándose en el banco más cercano mirando el café humeante de su taza.
Cassandra tarareó comprensiva.

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AMELIA
Science FictionEl mundo ha sido azotado por un virus letal que acabo con un gran porcentaje de la población mundial. Amelia ha pasado por mucho para llegar hasta donde esta, no ha sido fácil y esta cansada, pero su día trae nuevas sorpresas cuando una camioneta ru...