Había una vez en el apocalipsis...
Las noticias de todo el mundo solo hablaban de aquel extraño virus que azotaba en las ciudades.
Horas y horas de interminables trasmisiones con cifras, teorías, hipótesis y recomendaciones que no servían para nada.
Al principio cada una de las naciones pensó que podría detenerlo, mantener a los infectados fuera de su territorio, Aeropuertos cerrados, paro en los puertos y aduanas, zonas de cuarentena en cada estado, pero nada funcionó.
Tres meses después de que Estados Unidos emitiera los primeros informes sobre el virus, la OMS declaro el inicio de la segunda gran pandemia del siglo.
Un virus que nadie podía detener, que no tenía cura y del que no se podía explicar el mecanismo de acción.
Muchos argumentaron que provocaba una falla multiorgánica, pero la idea fue descartada cuando los cuerpos en las morgues se levantaban intactos.
Después, la teoría de un daño neurológico comenzó a circular entre la población, pero cómo explicaban que para regresar la persona tenía que morir primero.
De los miles de estudios que se realizaron durante esos días, pocos fueron revelados a la población, por ejemplo, aquel que informaba la forma de transmisión. Mientras que otros, mucho más importantes como el que todos estábamos infectados, fueron resguardados dentro de las paredes más impenetrables de los países.
El virus se alojaba en la superficie de la corteza cerebral en estado de latencia y solo aguardaba hasta tener las condiciones necesarias para desarrollarse, lo que significaba que el cuerpo debía estar privado de oxígeno o en otras palabras muerto.
La humanidad experimentaba sin dudas un inminente colapso que no podíamos detener y cuando aquello fue evidente, el caos comenzó. Al menos para aquellos que nacieron en el otro lado de la línea. Para algunos, un contado porcentaje de la población mundial que no superaba el 1%, se crearon los complejos. Zonas seguras en donde las probabilidades de vida se mantenían para ellos y donde, no tan secretamente, una de las compañías científicas más poderosas del mundo buscaba desesperadamente una cura.
Con el paso de los meses esa esperanza e iniciativa comenzó a decrecer.
<<< ¿Y si realmente no existía una cura? >>>
La investigación se volvió demasiado costosa para la situación y se tomó la decisión de ponerle fin en pro de la supervivencia de quienes habitaban los complejos. Lo curioso es que la carpeta nunca llego a ser cerrada, no cuando una chica fue infectada y sobrevivió, por primera vez, al virus.
Una nueva investigación se añadió a la vigente.
Fechada el 12 de mayo del 2078.
El proyecto Homo Deus.
Cuando la chica, fichada en los registros como el sujeto nulo, descubrió lo que hacían con la información obtenida dejo de cooperar. Confronto al director del proyecto y a todos los involucrados, pero lo que ahí estaba sucediendo iba más allá de ser vistos como unos héroes, se trataba de enmendar un error.
Todo tiene un costo, eso lo aprendería más adelante, aun cuando no fuera ella quien tenía la deuda.
El único error que cometió ese día fue no haberle disparado a William Kaen, debería haberlo matado cuando tuvo la oportunidad, pero él seguía vivo, buscándola y sabía que no se detendría hasta encontrarla.

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AMELIA
Ficção CientíficaEl mundo ha sido azotado por un virus letal que acabo con un gran porcentaje de la población mundial. Amelia ha pasado por mucho para llegar hasta donde esta, no ha sido fácil y esta cansada, pero su día trae nuevas sorpresas cuando una camioneta ru...